Confrontaci¨®n y sesgos, los sellos de Milei en su Gobierno de eterno candidato
El presidente argentino ha abierto una nueva grieta, en la que s¨®lo es v¨¢lido quien piensa igual que ¨¦l y al otro se lo descarta por traidor
?Qui¨¦n es Javier Milei? Suele creerse que un presidente habla a trav¨¦s de su legado. Pero el primer mandatario libertario en la historia de la Argentina habla por Twitter. Habla por Instagram. Y de tanto en tanto, a trav¨¦s de Youtube. Y lo hace en el mismo tono encendido que marc¨® el pulso de su campa?a presidencial. En muchos aspectos, el jefe de Estado se sigue comportando como un candidato en vez de un presidente con todas las responsabilidades del cargo.
En los primeros d¨ªas de su gobierno, el l¨ªder de La Libertad Avanza ha empezado a escribir su legado con un sesgo que contradice los postulados mismos de la filosof¨ªa anarcocapitalista a la que apela para construir su relato de poder. Mientras tanto, en vez de proponer una reconciliaci¨®n en el marco de 40 a?os de democracia ininterrumpida para una Argentina que hace tiempo necesita reencontrarse, hunde su motosierra y abre un grieta distinta a todo lo que vivimos hasta ahora, en la que solo es v¨¢lido quien piensa igual a ¨¦l y al otro se lo descarta por traidor.
La derogaci¨®n de garant¨ªas constitucionales adquiridas con d¨¦cadas de lucha en las calles y la paulatina erosi¨®n de aspectos clave que hacen a los derechos humanos en nuestro pa¨ªs, disimulados dentro de un decreto y una ley de volumen inabarcable para un debate racional en los tiempos que demanda la pretensi¨®n de refundar un Estado, son el ¨²nico camino posible de reconstrucci¨®n, a su entender. Pero es un camino estrecho por el que dos no caminan lado a lado.
¡°Acuerdo s¨ª, no el consenso contra el cambio¡±, zanj¨® Milei en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa del 1 de marzo, al dirigirse a los gobernadores presentes y ausentes. Su particular invitaci¨®n a un entendimiento fue lo m¨¢s parecido a un intento de edificar acuerdos, aunque suena m¨¢s a imposici¨®n que a di¨¢logo. Si bien su Ley de Bases y Puntos de Partidas para la Libertad de los Argentinos naufrag¨® antes de zarpar ¨Cy el decreto 70/ 2023 se encuentra judicializado en un 80% con el cap¨ªtulo laboral suspendido por los tribunales¨C, el Gobierno ya anunci¨® que insistir¨¢ con su plan original de refundar el Estado.
Que algunos aspectos de su funcionamiento requieren modernizaci¨®n y mayor transparencia es un sentir com¨²n ¨Csolo eso explica que el discurso de la casta haya calado tan hondo en la sociedad¨C pero Milei califica directamente al Estado de ¡°asociaci¨®n criminal¡± y en el imaginario colectivo, el ¨²nico lugar que le cabe a los criminales es la c¨¢rcel. Al margen quedan sus responsabilidades sociales en la redistribuci¨®n de recursos para equilibrar las desigualdades de origen en la sociedad.
?C¨®mo se vincula el cierre del Inadi ¨Cpara lo cual requiere una ley y no un simple plumazo¨C, el primero de su tipo capaz de desarrollar pol¨ªticas de diversidad e igualdad a nivel mundial, con los privilegios de la casta que Milei se propuso erradicar? El mandatario lo defini¨® como ¡°polic¨ªa del pensamiento¡± porque, entre las funciones del instituto, uno de sus deberes es accionar contra el discurso p¨²blico violento como el que ¨¦l mismo suele enarbolar.
?De qu¨¦ forma se traduce su promesa de castigar a la casta con la suspensi¨®n de entrega de medicamentos oncol¨®gicos y para enfermedades raras o el despido de trabajadores de la Agencia Nacional de Discapacidad? Resulta sarc¨¢stico, si no reprensible, que solo unos d¨ªas antes el propio mandatario contribuyera a divulgar una publicaci¨®n de sus seguidores caracterizando a un gobernador opositor como una persona con s¨ªndrome de Down.
Los Estados son los principales responsables de garantizar los derechos humanos. Como jefe de una naci¨®n y firmante de los tratados internacionales, un Presidente no puede avalar discursos violentos y pr¨¢cticas criminales que van diametralmente en el camino opuesto a una de sus funciones centrales.
Milei contra todos
En poco m¨¢s de dos meses, Milei transfiri¨® su estilo panel¨ªstico y tuitero de empatizar con la opini¨®n p¨²blica, o una parte mayoritaria de ella, desde la platea medi¨¢tica, a su despacho en la Casa Rosada y la Quinta de Olivos. E hizo de eso la impronta de su gesti¨®n. Likea y retuitea a quienes piensan como ¨¦l o lo elogian. Descalifica o reproduce los insultos contra quienes lo hacen diferente. Insulta a los artistas y periodistas que dicen cosas que no le agradan. Y neutraliza cualquier asomo de negociaci¨®n pol¨ªtica, hasta con quienes se muestran dispuestos a respaldar sus medidas.
Cuando el rev¨¦s pol¨ªtico cerc¨® a su Gobierno, recurri¨® a viejas estrategias pol¨ªticas de distracci¨®n para desviar la conversaci¨®n p¨²blica. La presentaci¨®n de un proyecto para derogar la ley del aborto, respaldado por una columna p¨²blica con la firma del procurador del Tesoro, Rodolfo Barra, jefe de los abogados del Estado, es el ejemplo m¨¢s evidente. Esto fue secundado por un discurso de Milei en la conferencia en Davos en donde se pronunci¨® contra la planificaci¨®n familiar, as¨ª como la declaraci¨®n oficial de 2024 como el ¡°a?o de defensa de la vida, la propiedad y la libertad¡± en los documentos oficiales.
En el fondo, una jugada desesperada en el marco del fracaso de su ambiciosa ley ¨®mnibus, con dejo revanchista, que no solo carece de consenso alguno en el Congreso para avanzar sino que hasta entra en tensi¨®n con las ideas libertarias que dice defender. El te¨®rico estadounidense Murray Rothbard, de quien Milei se dice un seguidor, apunta en el manifiesto libertario que ¡°no hay derecho m¨¢s personal, una libertad m¨¢s preciada para cualquier mujer que decidir si tener, o no tener, un beb¨¦. Y cualquier gobierno que pretenda negarle ese derecho act¨²a de forma extremadamente totalitaria¡±. Dichas contradicciones no pasan desapercibidas en la prensa internacional que busca a¨²n comprender la elecci¨®n de millones de argentinos y argentinas.
As¨ª y todo, nada de eso hace mella en la burbuja informativa que el presidente levant¨® a su alrededor y de quienes piensan igual a ¨¦l. El t¨¦rmino fue acu?ado hace m¨¢s de una d¨¦cada por el activista digital y emprendedor Eli Pariser y hace alusi¨®n a los filtros que condicionan el acceso libre a la informaci¨®n causando el denominado sesgo de confirmaci¨®n. As¨ª funcionan en gran medida las redes sociales que retroalimentan a sus usuarios con la informaci¨®n filtrada que ratifica su forma de pensar.
El presidente mide el ¨¦xito de sus decisiones en base a impresiones de sus posteos en las redes sociales y eso no es un secreto de Estado. En m¨¢s de una ocasi¨®n lleg¨® a responder con esas estad¨ªsticas cuando lo consultaron en alguna entrevista acerca de sus medidas: si el cruce p¨²blico en la arena virtual con un gobernador le gener¨® aprobaci¨®n o visibilidad suficiente, lo cita como argumento que valida la conducta. Los que discrepan son descalificados: el juicio y la condena se consuma desde la platea digital donde el presidente es fiscal , juez y verdugo a la vez.
Por supuesto, nada es permanente, si se mide con la duraci¨®n ef¨ªmera de un timeline. Y las m¨¢s duras sentencias se pueden revertir, haciendo gala de un pragmatismo que tambi¨¦n caracteriz¨® la construcci¨®n pol¨ªtica de Milei.
Una s¨ªntesis de todo esto se vio con la publicaci¨®n del ya hist¨®rico meme de un le¨®n abrazando a un pato que el jefe de Estado us¨® para dar a conocer su alianza con Patricia Bullrich, ex rival en la campa?a electoral de quien difundi¨® falsas acusaciones sobre su responsabilidad en un atentado en un jard¨ªn de infantes durante su militancia en organizaciones armadas en los ¡®70s para luego abrazarse a ella y designarla su ministra de Seguridad.
Cuando ambos fueron invitados a una cadena de noticias para formalizar el pacto, luego de la primera vuelta electoral de octubre de 2023, se lo coment¨® por lo bajo al saludarla. La actual responsable de impulsar un protocolo que pone coto a la protesta social y cuya constitucionalidad debe dirimir la Justicia, no supo qu¨¦ responder.
Una ¨¦pica a medida
En este escenario, el c¨ªrculo de confidentes de Javier Milei se acota a un grupo muy reducido que lo acompa?a desde hace tiempo y que, parad¨®jicamente, son los que nunca hablan en p¨²blico. Los pocos que intentan hacerlo por ¨¦l, fuera de este grupo, a menudo terminan descalificados por el propio jefe de Estado que suele imprimir a su misi¨®n presidencial un marco de gesta mesi¨¢nica. Toda la parafernalia de su relato se adorna de ¨¦pica b¨ªblica en un escenario en el que las discrepancias resultan planteadas en t¨¦rminos del bien contra la inmoralidad, sin admisi¨®n de tibiezas ni dilaciones.
Nada de eso es casual. Si en definitiva, la estrategia del outsider al sistema le result¨® funcional en una campa?a en la que el presidente consolid¨® su tercio de poder entre las PASO y la primera vuelta, aunque prefiera volver una y otra vez al 56% del balotaje para arrogarse una mayor representatividad y el derecho a polarizar sin medias tintas con quien lo desaf¨ªe.
Cierto es que Milei todav¨ªa retiene un elevado n¨²cleo de apoyo social y eso lo impulsa a seguir adelante con su pol¨ªtica de reformas as¨ª impacten sobre las posibilidades de vida y los derechos de los m¨¢s vulnerables, con una pobreza y una indigencia que treparon hasta el 57,4% y el 14% en enero, respectivamente. Son ya 27 millones las personas bajo la l¨ªnea de vulnerabilidad y siete millones los que no consiguen lo m¨ªnimo para alimentarse en la Argentina. Entre las y los ni?os, de 0 a 17 a?os, el porcentaje de pobres asciende al 63,9%.
Del mismo modo, 4 de cada 10 jubilados viven bajo la l¨ªnea de pobreza. Y al menos 3,5 millones cobran el haber m¨ªnimo, de $204,445, lo que no alcanza para cubrir la canasta b¨¢sica de una persona jubilada que a octubre de 2023 era de $313.185. Y en el medio la inflaci¨®n dio dos saltos que superaron el acumulado del 50% solo en los dos primeros meses de gobierno.
Rumbo a los primeros tres meses de gesti¨®n, la construcci¨®n de poder del presidente reposa en la entronizaci¨®n de enemigos con los que confrontar y justificar, en ¨²ltima instancias, sus propias falencias en la gesti¨®n. Al Congreso lo defini¨® como un ¡°nido de ratas¡± cuando fracasaron todas las gestiones para sacar adelante su ley, producto en gran medida de su intransigencia. As¨ª las cosas, en estos primeros 100 d¨ªas, el apoyo social y el movimiento del mapa pol¨ªtico marcar¨¢n el futuro de los d¨ªas que siguen.
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