La justicia argentina sale al rescate de un primo del expresidente Macri
El fallo que beneficia a ?ngelo Calcatera en el ¡®caso Cuadernos¡¯ es evidencia de un esquema armado para garantizar la impunidad en casos de corrupci¨®n
En la Argentina el resultado natural de las cosas es la impunidad. No somos el ¨²nico pa¨ªs con tan triste derrotero, pero aqu¨ª hemos logrado llevar el baile a otro nivel. Al menos doce multinacionales admitieron en Estados Unidos que han pagado sobornos en nuestro pa¨ªs. ?Cu¨¢ntas de ellas registran condenas en nuestros tribunales? Cero. ?Un ejemplo? Siemens reconoci¨® en Munich y en Washington las tropel¨ªas que perpetr¨® en Buenos Aires, pero aqu¨ª sigue impune. ?Un ejemplo m¨¢s reciente? Odebrecht confes¨® en Brasil que pag¨® sobornos a funcionarios argentinos, pero siguen indemnes. ?El ¨²ltimo ejemplo? ?ngelo Calcaterra. Y no, una eventual ampliaci¨®n de la Corte Suprema no revertir¨¢ el problema. Puede acentuarlo.
Primo del otrora presidente Mauricio Macri, Calcaterra era due?o de una empresa constructora. Como tal, debi¨® lidiar con los vicios de los funcionarios argentinos de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El que no le pidi¨® que aportara a una campa?a electoral, le pidi¨® sobornos. Y esto consta en documentos oficiales o lo admiti¨® el propio Calcaterra, que aun as¨ª se benefici¨® de una decisi¨®n judicial sobre la que llueven todo tipo de cr¨ªticas, pero que reafirma el postulado inicial: en Argentina reina la impunidad.
Para explicarlo, debemos volver a 2018. Agosto, para ser exactos, cuando el periodista Diego Cabot revel¨® la existencia de unos cuadernos atribuidos a un chofer del entonces n¨²mero dos del Ministerio de Planificaci¨®n Federal que acumulaban precisiones sobre las visitas a empresarios y constructores para recoger bolsos repletos de dinero. Y no, no era para donaciones a la Madre Teresa.
El esc¨¢ndalo fue inmediato y aument¨® a medida que m¨²ltiples acusados se acogieron al r¨¦gimen del ¡°arrepentido¡± y detallaron sobornos y cartelizaci¨®n con ribetes que por momentos resultaban casi pornogr¨¢ficos. Pero no todos confesaron. Algunos negaron siempre ¨Cy hasta hoy- lo que aparec¨ªa sobre ellos en esos cuadernos. Pero la mayor¨ªa opt¨® por admitir sus cr¨ªmenes para obtener as¨ª una condena m¨¢s baja.
El problema, claro, es que estamos en Argentina. Recordemos, pues, el postulado inicial. En este pa¨ªs, como en tantos otros, el resultado natural de las cosas es la impunidad. Eso explica que el presidente Javier Milei haya postulado para la Corte Suprema al juez federal que registra peores ¨ªndices de efectividad cuando se trata de investigar al poder pol¨ªtico o econ¨®mico. Y que ahora, al vislumbrar que el Senado acaso no apruebe el pliego de Lijo, el Gobierno eval¨²e ampliar el n¨²mero de integrantes de la Corte para entrar en un toma y daca con los partidos opositores: votos a favor de Lijo a cambio de una silla en el tribunal. M¨¢s ¡°casta¡±, dif¨ªcil.
Porque el resultado natural de las cosas en la Argentina es la impunidad, tambi¨¦n van a cumplirse seis a?os desde que estall¨® el esc¨¢ndalo, docenas de involucrados que confesaron sus pecados, pero el caso Cuadernos registra cero condenas. Peor a¨²n, todav¨ªa ignoramos, incluso, cuando podr¨ªa comenzar el juicio oral, mientras que la fiscal del caso acusa por ¡°retardo de Justicia¡± a los miembros del tribunal a cargo.
La palabra ¡°retardo¡± esconde, apenas solapado, uno de los factores que todo abogado sabe decisivo en las lides tribunalicias. ?Cu¨¢l? El factor tiempo. Porque cuando un defensor sabe que su cliente es culpable, que est¨¢ hasta el cuello y que tiene todas las de perder si se dicta sentencia, lo que debe evitar a toda costa es que haya una sentencia. ?C¨®mo? Apelando a todas las herramientas procesales disponibles hasta lograr que el expediente se cierre por la violaci¨®n de la garant¨ªa de ser juzgado en un plazo razonable o por prescripci¨®n, como puede ocurrir en estos d¨ªas con el caso Oil, otro esc¨¢ndalo vergonzoso.
Al menos por ahora, sin embargo, Calcaterra se benefici¨® de otra variante. Aunque figuraba ya entre los protagonistas del caso Cuadernos que alg¨²n d¨ªa deber¨ªa afrontar el juicio oral, logr¨® que otro tribunal ¨Cla C¨¢mara Federal de Casaci¨®n Penal- concluyera que en realidad ¨¦l no debe ser juzgado por el pago de sobornos, sino por el aporte en negro a la campa?a electoral del kirchnerismo, infracci¨®n que tiene una pena prevista mucho m¨¢s baja.
Al tomar esa decisi¨®n, a la Casaci¨®n no le import¨® que el propio Calcaterra haya confesado que s¨ª, que pag¨® sobornos, seg¨²n consta en un acta que firm¨® ante el juez instructor del caso Cuadernos, Claudio Bonad¨ªo, el 5 de septiembre de 2019. Tampoco le import¨® que Calcaterra figurara en 2007 como uno de los mayores aportantes, en blanco, a la campa?a presidencial de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, lo que plantea una duda l¨®gica: ?Por qu¨¦ Calcaterra aportar¨ªa en negro a una campa?a kirchnerista cuando antes no tuvo prurito en figurar como uno de los mayores aportantes en blanco a la campa?a de la m¨¢xima antagonista de su primo?
Por supuesto, llueven ahora los cuestionamientos al fallo de la Casaci¨®n. Incluso el tribunal al que le reprochan que retarda el inicio del juicio oral lament¨® las ¡°interferencias funcionales extra?as a la buena administraci¨®n de justicia¡±, mientras que un fiscal pidi¨® anular la decisi¨®n de la Casaci¨®n y la unidad antilavado oficial ¨Cque es querellante en el proceso- la apel¨® y anunci¨® que est¨¢ dispuesto a llegar hasta la Corte Suprema, si es necesario.
M¨¢s all¨¢ de eso, Calcaterra tiene por delante al menos dos senderos y ambos le reportan beneficios. Puede, por un lado, que la acusaci¨®n en su contra quede como una mera cuesti¨®n de aportes electorales en negro. O que se retrotraiga a la m¨¢s gravosa confesi¨®n del pago de un soborno. Pero en ese caso, el primo de Macri habr¨¢ ganado tiempo y dilatado la sentencia, en un pa¨ªs donde el resultado natural de las cosas es¡
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