Ricardo Quintela, el peronista que desaf¨ªa a Cristina Kirchner
El gobernador de la provincia argentina de La Rioja disputa a la expresidenta la presidencia del partido peronista en unas in¨¦ditas elecciones internas
La provincia de La Rioja tiene menos de 400.000 habitantes. Es peque?a y pobre. Pero de La Rioja sali¨®, en 1989, el presidente Carlos Menem. El riojano puso patas para arriba el peronismo con un gobierno neoliberal que abraz¨® los principios del Consenso de Washington en los noventa. De ese mismo sitio pegado a la Cordillera de los Andes, a 1.200 kil¨®metros al oeste de Buenos Aires, es Ricardo Quintela. Pol¨ªtico de toda la vida y gobernador de la provincia, Quintela es noticia porque ha decidido desafiar a Cristina Kirchner en la carrera por la presidencia del Partido Justicialista, la sigla legal del peronismo. Es una batalla interna que perder¨¢, sin duda, pero que ha decidido dar en nombre de los gobernadores del interior del pa¨ªs, cansados del centralismo porte?o con que, consideran, se maneja el peronismo.
Ricardo Quintela tiene 64 a?os y lleva medio siglo dentro del peronismo. Fue alcalde de la ciudad de La Rioja, diputado provincial y despu¨¦s nacional y en 2019 gan¨® la gobernaci¨®n con el 45% de los votos. En 2023, obtuvo la reelecci¨®n con el 50,6%. No le gusta que lo consideren un caudillo del interior, uno de esos personajes del peronismo que llevan a?os gravitando sobre sus distritos sin que nada ni nadie pueda hacerles sombra. Es campechano, habla con la gente por la calle y se declara, por sobre todas las cosas, un hombre de provincia. Por eso rescata de la historia a Facundo Quiroga o a Felipe Varela, jefes militares que en siglo XIX pelearon contra el centralismo de Buenos Aires. Cuando tuvo que elegir un nombre para una moneda local, que imprimi¨® este a?o sin autorizaci¨®n del Banco Central, le puso ¡°chacho¡±, en honor al Chacho Pe?aloza, asesinado a balazos por las fuerzas nacionales en 1863 y cuya cabeza cortada y clavada en un poste fue expuesta en una plaza p¨²blica.
Su guerra contra ¡°la capital¡± ya no es militar como anta?o, sino econ¨®mica. Considera que el Gobierno nacional es injusto con los distritos m¨¢s pobres en el reparto de los fondos federales y desprecia a los medios de comunicaci¨®n de Buenos Aires por ¡°centralistas¡±. Hoy es todo lo que el presidente, Javier Milei, desprecia: como peronista, es un f¨¦rreo defensor de los subsidios a los m¨¢s pobres y defiende un Estado fuerte (en su provincia hay m¨¢s de 40 empresas p¨²blicas). Su distrito tiene 114 empleados estatales por cada 1.000 habitantes, la segunda ratio m¨¢s alta del pa¨ªs por detr¨¢s de Tierra del Fuego. Su lanzamiento para presidir el partido sigue esta l¨®gica federal: est¨¢ en contra del personalismo de Cristina Kirchner, que hace ra¨ªz en el extrarradio industrial de la capital.
Quintela asegura, sin embargo, que respeta el liderazgo de Kirchner, y que si lanz¨® su candidatura fue porque no pensaba que tendr¨ªa que enfrentarla en una elecci¨®n interna, la primera que realiza el peronismo en su historia para elegir presidente. Las elecciones del principal partido opositor de Argentina se realizar¨¢n el 17 de noviembre. Kirchner se anot¨® en la carrera atenta a un ¡°operativo clamor¡± que agradeci¨® en redes sociales. A principios de octubre, anunci¨® que aceptaba el desaf¨ªo que le planteaban sus seguidores. ¡°La unidad necesita direcci¨®n y proyecto para construir el mejor peronismo posible en una Argentina que se ha vuelto imposible para la mayor¨ªa de sus habitantes¡±, dijo entonces. El problema fue que Quintela ya estaba lanzado y decidi¨®, pese a las presiones, no bajarse del ring. En una entrevista reciente, el riojano pidi¨® a Kirchner ¡°despejar el camino¡± para que nuevas figuras emergentes puedan liderar la oposici¨®n a Milei. No lo nombr¨®, pero estaba pensando en Axel Kicillof.
El empecinamiento electoral de Quintela tuvo efectos colaterales: termin¨® por dinamitar la relaci¨®n que un¨ªa hasta hace poco a Kirchner justamente con Kicillof, gobernador de Buenos Aires, la provincia m¨¢s grande y rica de Argentina y hoy trinchera del peronismo en su lucha contra Milei. Kicillof no ha apostado abiertamente por la candidatura partidaria de Quintela, pero tampoco lo ha hecho por la de Kirchner, a quien debe toda su carrera pol¨ªtica. La expresidenta no le perdona esta indefinici¨®n. Tras una reuni¨®n con su equipo, dej¨® trascender esta semana que lo hab¨ªa llamado ¡°judas¡± y ¡°traidor¡±, adjetivos impensados hasta hace solo un tiempo, cuando Kicillof era su preferido, incluso sobre el liderazgo de su hijo, M¨¢ximo. La pelea pudo ser una ruptura definitiva al menos este el mi¨¦rcoles, cuando ambos dirigentes se cruzaron en el 47 aniversario de las Abuelas de Plaza de Mayo en un teatro de La Plata, la capital provincial.
El encuentro fue a instancia de Estela de Carlotto, que a los 94 a?os es la presidenta de la organizaci¨®n de derechos humanos. Kirchner y Kicillof apenas cruzaron un saludo y se sentaron en la primera fila, separados por Carlotto. ¡°Hubo una frialdad b¨¢rbara¡±, dijo Carlotto este jueves en una entrevista radial. ¡°Ellos no se hablaron, parec¨ªan una pareja y que estaba la vieja loca en el medio (¡) Pero ya se van a arreglar, no son enemigos, al contrario. Hay que dec¨ªrselo de la manera que corresponde, en el o¨ªdo y despacito, para ayudarlos¡±, recomend¨® Carlotto. Resta saber ahora quien es aquel capaz de susurrar consejos de pol¨ªtica al o¨ªdo de Cristina Kirchner.
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