Javier Milei: ¡°Mi desprecio por el Estado es infinito¡±
El presidente de Argentina asegura en una entrevista con ¡®The Economist¡¯ que ya no tiene ¡°enemigos¡± sino ¡°rivales¡±
Javier Milei tiene un ¡°desprecio infinito¡± por el Estado. As¨ª lo asegur¨® en una entrevista que concedi¨® a The Economist, que la lleva en su portada. La publicaci¨®n brit¨¢nica lo define como ¡°un topo¡± que ha llegado para destruir al Estado desde dentro, como el propio Milei dijo en declaraciones anteriores. Milei piensa que cualquier restricci¨®n a la libre empresa es el camino m¨¢s r¨¢pido ¡°hacia el socialismo¡±, lo mismo que la econom¨ªa neocl¨¢sica que gu¨ªa las pol¨ªticas de la mayor parte de los pa¨ªses. ¡°Todo lo que pueda hacer para eliminar las interferencias del Estado, lo voy a hacer¡±, dijo el presidente argentino.
A Milei le gusta presentarse como el ¡°gran desregulador¡±. Ha creado un ministerio especialmente para ello, que puso en manos de un expresidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. The Economist dice que la eliminaci¨®n de miles de normas que considera innecesarias deber¨ªan ser un buen ejemplo para Estados Unidos y el nuevo Gobierno de Donald Trump, de quien Milei se declara admirador. ¡°Todos los d¨ªas desregulamos y todav¨ªa tenemos 3.200 reformas estructurales pendientes¡±, afirm¨® Milei en la entrevista. El argentino asegura que Elon Musk, a quien conoci¨® recientemente en Mar-a-Lago, est¨¢ dispuesto a seguir su ejemplo como parte del futuro gobierno republicano.
Las dificultades del ultraderechista para aprobar leyes a trav¨¦s del Congreso lo han obligado a negociar con aquellos que considera parte de ¡°la casta¡±, pol¨ªticos que no acompa?an sus ideas y que a menudo son calificados por el presidente como ¡°ratas¡± o ¡°zurdos de mierda¡±. Milei admite que, pese a su estilo explosivo, ha ¡°aprendido mucho sobre c¨®mo hacer pol¨ªtica¡±. Como parte de este aprendizaje, autoriz¨® a su jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a negociar con los diputados y senadores de la oposici¨®n para aprobar una ley de incentivos a la inversi¨®n. Milei dice ahora a The Economist que ya no tiene enemigos en la pol¨ªtica argentina, sino rivales que ¡°no quieren expl¨ªcitamente que al pa¨ªs le vaya mal¡±.
The Economist considera que estos giros son puro pragmatismo pol¨ªtico. Y pone como ejemplo el cambio de actitud de Milei hacia China. Durante la campa?a en 2023, el argentino dijo que no estaba dispuesto a ¡°comerciar con asesinos¡±. Ahora, China es ¡°un socio fabuloso¡±, que ¡°no pregunta nada. Solo quiere comerciar con calma¡±, dijo Milei en la entrevista. Lo mismo con el presidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, a quien Milei llam¨® repetidas veces ¡°un comunista corrupto¡±. ¡°No voy a ser amigo de Lula, pero tengo una responsabilidad institucional¡±, dijo ahora.
La publicaci¨®n no ahorra elogios hacia la pol¨ªtica de ajuste de Milei y su decisi¨®n para achicar el Estado. Sin embargo, advierte que su ¡°fanatismo¡± puede distraerlo del objetivo final, que es resolver la situaci¨®n econ¨®mica. Consultado sobre el miedo a que avance sobre el sistema de pesos y contrapesos de la democracia en Argentina, Milei respondi¨® que no se desv¨ªa ¡°ni un mil¨ªmetro de las reglas acordadas en la Constituci¨®n¡±. Uno de los proyectos que m¨¢s se le cuestiona al ultraderechista es su amenaza de nombrar a dos nuevos miembros de la Corte Suprema por decreto, uno de ellos acusado de manipular casos para beneficiar a pol¨ªticos y empresarios amigos.
The Economist critica que Milei est¨¢ ¡°cada vez m¨¢s involucrado en guerras culturales, al igual que sus aliados en el extranjero. Denuncia la ¡®ideolog¨ªa transg¨¦nero¡¯, el aborto y el cambio clim¨¢tico, que niega que sea causado por el hombre¡±. ¡±Pero como la econom¨ªa argentina sigue en equilibrio sobre el filo de la navaja, cualquier distracci¨®n es un peligro¡±, advierte la publicaci¨®n.
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