Los fantasmas se multiplican con la pandemia
Los historiadores relacionan los periodos de crisis con la aparici¨®n de leyendas sobre esp¨ªritus
La concentraci¨®n de esp¨ªritus puede ser mucho m¨¢s densa de lo habitual en la pr¨®xima noche de difuntos, una celebraci¨®n a medio camino entre lo festivo y lo siniestro, cada vez m¨¢s acorralada por su versi¨®n anglosajona, Halloween. Dejando a un lado las creencias personales sobre la posibilidad...
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La concentraci¨®n de esp¨ªritus puede ser mucho m¨¢s densa de lo habitual en la pr¨®xima noche de difuntos, una celebraci¨®n a medio camino entre lo festivo y lo siniestro, cada vez m¨¢s acorralada por su versi¨®n anglosajona, Halloween. Dejando a un lado las creencias personales sobre la posibilidad de que los muertos puedan regresar desde el m¨¢s all¨¢, los historiadores y antrop¨®logos, creyentes o esc¨¦pticos, consideran que las apariciones dicen mucho m¨¢s sobre el mundo en el que vivimos que sobre lo que pueda ocurrir al otro lado. Y coinciden en que, durante los momentos de crisis, las historias de fantasmas se multiplican.
¡°En ¨¦pocas de crisis, cuando la gente piensa que puede acabar en la calle en cualquier momento, se siente mucho m¨¢s vulnerable y presa de fuerzas primigenias¡±, explica el periodista e historiador brit¨¢nico Roger Clarke, autor del ensayo Una historia de los fantasmas (Siruela). ¡°La gente se vuelve m¨¢s supersticiosa en general durante una crisis econ¨®mica, ambiental o gubernamental. Si hacemos este peque?o gesto ?podremos mantener el destino de nuestro lado? Y en esos momentos, los fantasmas de repente parecen representantes de fuerzas invisibles que afectan a nuestra vida cotidiana¡±.
La combinaci¨®n de crisis y encierro domiciliario, adem¨¢s, puede servir para disparar ese tipo de leyendas porque los fantasmas, desde tiempos inmemoriales, est¨¢n relacionados con determinados lugares y, especialmente, con casas. La profesora de historia cl¨¢sica de la UNED Ana Mar¨ªa Hoys, autora de numerosos art¨ªculos de investigaci¨®n sobre magia y fantasmas en el mundo antiguo, recuerda que una de las historias de esp¨ªritus m¨¢s remotas es Carta sobre las fantasmas del cient¨ªfico Plinio el Joven (61-112) ¡ªexisten varias ediciones espa?olas, entre ellas El Vesubio, los fantasmas y otras cartas (C¨¢tedra) a cargo del fil¨®logo Francisco Garc¨ªa Jurado¡ª. En ella relata la historia del fil¨®sofo Atenodoro que llega a Atenas y se encuentra con que se alquila una casa enorme a un precio rid¨ªculo porque est¨¢ encantada. Cuando el espectro se aparece, el fil¨®sofo no se asusta pese a sus ruidos, aunque le sigue hasta el jard¨ªn. All¨ª le ense?a el lugar donde fue mal enterrado, atado con cadenas. Cuando su cad¨¢ver es liberado y sepultado dignamente, se esfuma.
"No sabr¨ªa decir si exactamente en fantasmas y cosas sobrenaturales, pero desde luego durante periodos de crisis podemos ser especialmente vulnerables a creer en, digamos, cosas raras¡±, explica Fernando Blanco, profesor de Psicolog¨ªa Social de la Universidad de Granada, que ha publicado varias investigaciones sobre la creencia en pseudociencias. ¡°En realidad, no hay nada esencialmente diferente entre creer en los fantasmas o en el demonio y creer en un bulo sobre un partido pol¨ªtico, una teor¨ªa de la conspiraci¨®n, o cualquier otro asunto m¨¢s terrenal. Cambian los modos de transmisi¨®n, las t¨¦cnicas de persuasi¨®n y los detalles del contenido, pero desde el punto de vista del creyente, las motivaciones para creer pueden ser las mismas. Y una de esas motivaciones es la necesidad de entender el mundo y de sentir que est¨¢ bajo control. En situaciones de incertidumbre, es normal que se dispare esa necesidad porque es reconfortante percibir orden, sentido y causalidad¡±.
Los fantasmas de la covid
La crisis de la covid-19 tambi¨¦n ha tenido sus propios fantasmas. El diario The New York Times recogi¨® varios casos en Estados Unidos de personas que cre¨ªan haber visto o sentido presencias fantasmales durante el confinamiento domiciliario. Una mujer de 39 a?os, por ejemplo, relataba c¨®mo en su casa empezaban a pasar cosas raras: una l¨¢mpara encendida en un cuarto en el que no hab¨ªa entrado, mientras que un hombre de 26 a?os not¨® como temblaba una ventana sin ning¨²n motivo.
Claude Lecouteux, medievalista franc¨¦s heredero de la Escuela de los Anales y profesor em¨¦rito de la Sorbona, confiesa que no cree en esp¨ªritus ni en aparecidos ¡ªdos conceptos muy diferentes¡ª, pero les ha dedicado numerosas investigaciones, entre ellas su cl¨¢sico Fantasmas y aparecidos en la Edad Media (Jos¨¦ J. Ola?eta). En el Medievo no hab¨ªa ninguna diferencia entre los seres m¨ªticos y los reales, los dos estaban igualmente imbricados en el mundo y solo se puede entender ese periodo teniendo en cuenta que esa barrera no exist¨ªa. Lecouteux explica por tel¨¦fono desde Par¨ªs que ¡°los fantasmas siempre est¨¢n relacionados con un lugar, sobre todo con casas, porque una parte de s¨ª mismos se queda ah¨ª y su presencia est¨¢ relacionada con el lugar donde han vivido¡±. ¡°Los fantasmas vuelven para recordarnos que algo se hizo mal y deber¨ªa ser castigado. Una de las grandes lecciones de su aparici¨®n es que no hay que olvidar jam¨¢s a los muertos¡±, prosigue Lecouteux.
Otro momento de crisis muy revelador de la relaci¨®n entre los fantasmas y las casas fueron las guerras de religi¨®n en Francia entre cat¨®licos y protestantes. Caroline Callard, historiadora experta en el Renacimiento, directora de estudios en l'?cole des Hautes ?tudes en Sciences Sociales (EHESS), investiga ese lazo en su ¨²ltimo libro, Le temps des fant?mes. Spectralit¨¦s d¡¯Ancien R¨¦gime XVIe-XVIIe si¨¨cle (Fayard). Callard descubri¨® que en el siglo XVI en Francia comenzaron a aparecer muchos juicios en los que los magistrados admit¨ªan la presencia de fantasmas como motivo para abandonar una vivienda de alquiler por adelantado: en aquella ¨¦poca, los contratos eran leoninos y era pr¨¢cticamente imposible zafarse de pagar una cantidad disparatada. El primer lugar donde se dictaron esas sentencias fue Burdeos, una ciudad cat¨®lica en tierra protestante. No era ninguna casualidad que se considerase que, al rechazar el dogma del purgatorio, los protestantes negaban tambi¨¦n la existencia de los fantasmas, as¨ª que si un juez no se tomaba en serio la presencia de esp¨ªritus podr¨ªa ser tildado de hereje. La peste tambi¨¦n ten¨ªa un papel importante en esas sentencias.
¡°En el siglo XVI la historia de los fantasmas se hace urbana¡±, asegura Callard desde Par¨ªs. ¡°Antes se aparec¨ªan en lugares desiertos, en ruinas, o en el campo m¨¢s desolado. Pero el siglo XVI es un periodo de crisis y de guerras y el peligro viene del vecino, del pr¨®ximo que puede transmitir el virus, porque es la ¨¦poca de las pestes¡±. La investigadora establece una relaci¨®n clara entre fantasmas y la enfermedad: ¡°Se ignoraba todo sobre la forma de transmisi¨®n de la peste, pero s¨ª se hab¨ªa comprendido que impregnaba los lugares. Se quemaban los muebles y enseres de los fallecidos. Y se pasa del temor a la peste a la infecci¨®n diab¨®lica: se trata tambi¨¦n de fuerzas que no podemos ver, ni tocar, pero que existen y son muy poderosas. Y as¨ª aparece un derecho que permite abandonar antes una casa porque est¨¢ impregnaba por esp¨ªritus como lo estuvo por la enfermedad¡±.
Como Clarke, Lecouteux, Hoys o Callard, numerosos historiadores se han sumergido en el mundo de los esp¨ªritus para tratar de entender la persistencia de estas historias, que ya aparecen en el primer relato conocido de la humanidad, El poema de Gilgam¨¦s, escrito hace cuatro mil a?os, y que no han dejado de acompa?arnos desde entonces, en forma de relatos, poemas, libros, pel¨ªculas, series, v¨ªdeojuegos... Todos coinciden en que las historias de fantasmas son tan recalcitrantes porque en el fondo reflejan un deseo de inmortalidad, pero tambi¨¦n porque est¨¢n profundamente ligadas a fen¨®menos terrenales y a tiempos inciertos, como los que nos ha tocado vivir.
Lecturas
El Vesubio, los fantasmas y otras cartas. Plinio el Joven. Edici¨®n de Francisco Garc¨ªa Jurado. Madrid, C¨¢tedra. 136 p¨¢ginas.
Una historia de los fantasmas. Roger Clarke. Traducci¨®n de Julio Hermoso. Madrid, Siruela. 324 p¨¢ginas.
Le temps des fant?mes. Spectralit¨¦s d¡¯Ancien R¨¦gime XVIe-XVIIe si¨¨cle. Caroline Callard. Par¨ªs, Fayard. 384 p¨¢ginas.
Fantasmas y aparecidos en la Edad Media. Claude Lecouteux. Traducci¨®n de Pl¨¢cido de Prada Planas. Palma de Mallorca, Jos¨¦ J. Ola?eta. 257 p¨¢ginas.
Les revenants. Les vivants et les morts dans la soci¨¦t¨¦ m¨¦di¨¦vale. Jean-Claude Schmitt. Par¨ªs, Gallimard. 304 p¨¢ginas.