¡®La voz humana¡¯ y el clich¨¦ de la mujer abandonada
La adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Almod¨®var y dos nuevas obras teatrales ponen en evidencia que el estereotipo fijado por Cocteau se mantiene vivo en el imaginario colectivo casi un siglo despu¨¦s
Un hombre sale al escenario y se dirige al p¨²blico con su verdadera identidad: Tom¨¢s Pozzi, actor argentino afincado en Espa?a, que se presenta como protagonista ¨²nico de esta funci¨®n titulada Querido capricho en el teatro Mar¨ªa Guerrero de Madrid. Nos desvela algunos detalles de su vida y plantea la dif¨ªcil cuesti¨®n de c¨®mo representar el desamor. En su caso, cuenta que ha decidido adoptar el personaje de una mujer llamada Amanda que lleva 458 d¨ªas esperando la llamada de un hombre con quien mantuvo ocho citas id¨ªlicas y despu¨¦s desapareci¨®. Le dijo ¡°te llamo ma?ana¡±, pero no lo hizo. Ni ma?ana ni pasado ni nunca. No hay referencias directas, pero resuenan claramente en esta representaci¨®n ecos de la obra La voz humana, paradigma de la mujer abandonada, objeto de decenas de revisiones desde que Cocteau la escribi¨® en 1930 y m¨¢s actual que nunca por la adaptaci¨®n que acaba de dirigir Pedro Almod¨®var para el cine. Hay angustia, histeria, autocompasi¨®n, reclusi¨®n, espera, despecho, pastillas, un perro. Todos los clich¨¦s que el autor franc¨¦s dej¨® para la historia.
No quiere decir esto que el mon¨®logo de Pozzi est¨¦ cargado de clich¨¦s. Al contrario, su interpretaci¨®n es matizada, se sigue con gusto y ni siquiera le hace falta travestirse: le basta con ponerse y quitarse unos pendientes para mostrarnos cu¨¢ndo habla Amanda y cu¨¢ndo el actor, cosa que hace varias veces durante la funci¨®n. La cuesti¨®n es que el personaje en s¨ª es un clich¨¦. La abandonada. La que espera una llamada al borde del suicidio. La otra. El propio Pozzi, en uno de esos momentos en los que se quita los pendientes, nos explica que ese dolor lo ha sufrido ¨¦l mismo varias veces, pero que le pareci¨® que la mejor manera de contarlo era a trav¨¦s de Amanda. ¡°?Cu¨¢nto hay de m¨ª en todo esto?¡±, se pregunta. Por supuesto, es un estereotipo tan poderoso que resulta sanador meterse en su piel: para eso sirven precisamente los estereotipos. Pero ?no podr¨ªamos representar esa misma emoci¨®n con un personaje masculino? ?Por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil todav¨ªa hoy imaginarse a un hombre desesperado ante un tel¨¦fono?
Es evidente que la mujer sumisa que imagin¨® Cocteau hace casi un siglo no tiene cabida a estas alturas y por eso las nuevas versiones que se hacen de La voz humana se esmeran en ¡°empoderarla¡±. Cambiando el final, como propone Almod¨®var. O construyendo un relato totalmente nuevo para mostrar c¨®mo una mujer contempor¨¢nea se enfrenta a ese dolor: eso hace la dramaturga Marilia Samper en la obra En mis manos, que puede verse tambi¨¦n estos d¨ªas en la programaci¨®n en streaming del Festival Temporada Alta de Girona, dirigida por David Selvas. El valor adicional de Querido capricho es que, al ser un hombre quien la interpreta, pone en evidencia los mitos del amor rom¨¢ntico con los que ha cargado la mujer a lo largo de la historia: Pozzi los subraya a?adi¨¦ndole a su Amanda modales melodram¨¢ticos, un gusto loco por las novelas rosas y el hecho de que el hombre al que ama tiene nada menos que 20 a?os menos que ella ¡ªaunque ese es otro muro que queda por escalar¡ª.
Un elemento com¨²n muy interesante en estas tres obras es que todas dejan bien claro desde el principio que se trata de una ficci¨®n. Almod¨®var muestra lo que hay detr¨¢s del decorado, Pozzi entra y sale del personaje continuamente y En mis manos se presenta como un rodaje. Quiz¨¢ sea porque el melodrama est¨¢ mal visto en estos tiempos, pero tambi¨¦n puede ser que resulte ya muy dif¨ªcil soportar el clich¨¦.
Querido capricho. Texto: Tom¨¢s Caban¨¦ en colaboraci¨®n con Tom¨¢s Pozzi. Direcci¨®n: Tom¨¢s Caban¨¦. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Madrid. Hasta el 13 de diciembre.
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