Voces de mujeres en guerra
Oriol Broggi, Clara Segura y Guillem Balart representan ¡®La guerra no t¨¦ rostre de dona¡¯, de Svetlana Alexi¨¦vich, inspirada en su discurso al recoger el Nobel de Literatura en 2015
Recuerdo di¨¢logos con Clara Segura. Creo que la definen muy bien. ¡°Alguna gente me dice que he hecho poco cine. Quiz¨¢, pienso, pero es que el cine tiene para m¨ª mala competencia. En cine rara vez haces Tennessee Williams, Brecht, Wajdi Mouawad, Lorca, Shakespeare, tragedias cl¨¢sicas¡ No dejar¨¦ una funci¨®n de ese calibre para hacer un papelito en el cine¡±, me dijo un d¨ªa. Otro: ¡°Se nota mucho cuando el director realmente quiere hacer una funci¨®n. Porque te vende la moto en un momento, y t¨² te entusiasmas. B¨¢sicamente, los actores somos entusiastas¡±. ?Santa raz¨®n! Y la noci¨®n del equipo: ¡°Una obra de teatro es un barco. Depende de todos los marineros, del capit¨¢n, de c¨®mo est¨¢ el mar y de c¨®mo est¨¢ el viento¡±. Segura parece una mujer de la calle. Una criatura que vuelve del mercado, un personaje de Simenon. Y de repente clava los ojazos, mira a su alrededor y es una fiera. Y rompe a llorar o r¨ªe a carcajadas. Segura es una de esas actrices a las que te crees tan pronto pisa el escenario. Intensidad ser¨ªa la palabra. Con Oriol Broggi est¨¢ en buenas manos. Y viceversa. Algunas funciones de este t¨¢ndem no se me van de la memoria: La bona persona de Sezu¨¢n, Bodas de sangre, Una giornata particolare, Incendis, Hamlet, Ant¨ªgona. Por citar unas cuantas. Ahora ha vuelto con Broggi. Los dos firman la dramaturgia. Quer¨ªan hacer una comedia italiana cl¨¢sica, Filomena Marturano, de Eduardo de Filippo, pero eran muchos int¨¦rpretes y adem¨¢s cayeron en un laberinto de guerras: la II Guerra Mundial, Afganist¨¢n, Chern¨®bil¡ Varios mundos unidos en una sola desolaci¨®n, entre escombros y cuerpos tendidos. A partir de Sobre las batallas perdidas, el discurso de la escritora Svetlana Alexi¨¦vich al recoger el Nobel de Literatura hace cinco a?os, Broggi, Segura y Guillem Balart montaron La guerra no t¨¦ rostre de dona.
La obra se estren¨® el 17 de diciembre en el Teatre Biblioteca de Catalu?a y todav¨ªa no tiene fecha de salida. Es una producci¨®n de La Perla 29. Guillem Balart fue uno de los protagonistas de Assedegats (2020), de Wajdi Mouawad, el anterior montaje de Broggi. Sobrio, Balart sabe escuchar como pocos. Tambi¨¦n es de la estirpe de Clara Segura. Facci¨®n sobria y callada. Ser¨ªa un esp¨ªa muy cotizado. Es joven, pero parece muy maduro. Interpreta al periodista que entrevista a Alexi¨¦vich (aunque no se dicen nombres). Que a su vez ha entrevistado a muchos supervivientes de Chern¨®bil y otros mataderos. Yo me imagino a Alexi¨¦vich como la periodista que es, creando los testimonios de la historia, pero Balart (nombre a inventar) tambi¨¦n te clava en el suelo al contar una historia estremecedora, tanto como el estremecedor papel de la mujer en la guerra, a quien nadie preguntaba. Sobresalen tambi¨¦n algunas colaboraciones lujosas del reparto como int¨¦rpretes filmados: M¨¤rcia Cister¨®, Nora Navas, Merc¨¨ Pons, Marissa Josa, Pepa L¨®pez, Marta Marco, Xavier Ruano, Montse Vellveh¨ª, Violeta Broggi¡
Alexi¨¦vich dice: ¡°El territorio de la guerra, un lugar devastado, tiene palabras propias. No hay h¨¦roes ni gestos incre¨ªbles: solo gente que lleva a cabo una actividad humana que es inhumana¡±. Y este pasaje tan verdadero: ¡°Salvo yo, nadie le ha preguntado nunca nada a mi madre o mi abuela. Callan incluso las mujeres que estuvieron en el frente. No cuentan la guerra femenina, sino la masculina. Y solo cuando comparten l¨¢grimas con sus compa?eras del frente rompen a hablar de su guerra¡±.
Me gusta mucho el pasaje en el que la mujer y el periodista hablan sobre los ¡°libros en los que la gente cuenta su peque?a historia¡±. Esa peque?a historia, dice la mujer, ¡°que contiene y configura la gran historia. Todo lo que hemos vivido, lo que nos ha pasado, lo que han vivido los testimonios que entrevistas¡ y lo que hemos vivido a veces pero a¨²n no ha sido pensado: la palabra exacta quiz¨¢ fuera cavilado¡±.
As¨ª avanzan las conversaciones. El periodista se interroga c¨®mo transmitir la realidad. Ella dice: ¡°No lo sabemos, y al mismo tiempo necesitamos hacerlo. Necesitamos una superliteratura: combinar el personaje original y el de ficci¨®n. Mientras narran, las personas crean, escriben su propia vida. Sin embargo, ?Nietzsche dec¨ªa que ning¨²n artista puede soportar la realidad¡±. Otra mujer dice: ¡°Una vez, una madre me dijo que para ella la guerra comenz¨® cuando su hijo volvi¨® del frente¡±. Otra cuenta que el pueblo de su infancia era femenino, un pueblo de mujeres. No recuerda voces de hombres. ¡°Eso se me qued¨® dentro. La guerra la cuentan las mujeres. Lloran. Cantan como si llorasen¡±. Otra m¨¢s: ¡°Yo era tanquista. Tres a?os de guerra. Y en aquellos tres a?os nunca me sent¨ª mujer. Ten¨ªa el organismo muerto. No ten¨ªa la regla. Y apenas ten¨ªa deseos como mujer. Pero era guapa. ?l todav¨ªa no era mi marido. Se acab¨® la guerra. Me propuso casarnos. Me ofendi¨® tanto que quise llorar, gritar, pegarle. Pens¨¦: ¡®Primero haz que me sienta como una mujer¡±.
Y una ¨²ltima: ¡°La guerra es ante todo asesinato. Despu¨¦s es un trabajo muy duro¡±. Muchas mujeres. Muchas voces. Muchas historias.
La guerra no t¨¦ rostre de dona. Texto: Svetlana Alexi¨¦vich. Direcci¨®n: Oriol Broggi. Teatre Biblioteca de Catalunya. Barcelona.
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