Un abismo llamado familia
Jes¨²s Carrasco se asoma al mundo de los cuidados y de las disputas entre hermanos en su nueva novela, ¡®Ll¨¦vame a casa¡¯
La nueva novela de Jes¨²s Carrasco recupera en el lector las buenas sensaciones estil¨ªsticas de sus dos primeras novelas: Intemperie (2013) y La tierra que pisamos (2016), ambas publicadas, como esta, por Seix Barral. Ll¨¦vame a casa cuenta una historia de nuestro tiempo. Una historia que transcurre en el ¨¢mbito familiar y en la que todos podemos reconocernos porque podr¨ªa ocurrirnos a cualquiera de nosotros. Todos tenemos unos padres a los que nos debemos cuando se hacen mayores y necesitan de nuestra ayuda o, cuando menos, de nuestro apoyo emocional.
Eso es lo que les sucede a Juan y a su hermana Isabel, protagonistas de esta historia. En el caso de la novela de Carrasco, no obstante, se trata espec¨ªficamente del desconcertante modo en que Juan reacciona ante la muerte del padre: no expresa su dolor, bastante ocupado est¨¢ en tratar de entender los reproches de su hermana respecto a esa misma reacci¨®n. Esa situaci¨®n ocupa casi toda la novela.
Ll¨¦vame a casa est¨¢ narrada en tercera persona, y esa elecci¨®n, exacta, contribuye a dibujar la ins¨®lita distancia que hay entre la muerte del padre del protagonista y la citada manera de reaccionar del hijo. Hay, no obstante, algunas cuestiones que, a mi entender, hacen que la novela chirr¨ªe y que el lector se distancie. Dar¨¦ dos ejemplos.
En primer lugar, no queda muy claro por qu¨¦ lo primero que hace Juan al llegar de Escocia, su lugar de trabajo, es ponerse a dormir. Como si se tratara de la reacci¨®n ¡°absurda¡± de un personaje de Albert Camus. No dudo que haya quien en la realidad reaccione as¨ª ante una situaci¨®n equivalente. Sin embargo, resulta incoherente en una novela en la que lo que importa resaltar no es tanto el car¨¢cter extravagante del protagonista como su contradictoria y complicada relaci¨®n con el padre. Y, dicho sea de paso, con la hermana.
El segundo aspecto me resulta m¨¢s inveros¨ªmil en el contexto de esta novela. Juan es ingeniero forestal. Isabel, criada en una familia de ¡°hijos de la Guerra Civil y el hambre¡±, estudia Biolog¨ªa y se doctora con una investigaci¨®n sobre un virus que ella y su marido, tambi¨¦n bi¨®logo, patentan y venden a una importante empresa farmac¨¦utica estadounidense. La pareja, por cierto, vive en el paseo de Gr¨¤cia de Barcelona, el sitio con el metro cuadrado m¨¢s caro de toda la ciudad.
Ll¨¦vame a casa no pretende la representaci¨®n del ascenso social de una familia, si mucho no me equivoco, sino de actitudes de dudosa digesti¨®n ¨¦tica ante una fatalidad familiar. El lector puede contrariarme indicando que el prop¨®sito del autor era, ya que estaba, cuestionar tambi¨¦n el comportamiento desleal de unos hijos que han ascendido socialmente gracias al esfuerzo de sus padres (curiosamente, se cita al Ken Loach director de pel¨ªculas sobre pobres de solemnidad que suelen terminar peor que cuando empezaron). Vale, pero eso daba para otra novela.
Es posible que alguien me reproche que el ¨¢rbol no me deja ver el bosque. Tal vez. La novela de Jes¨²s Carrasco tiene excelente momentos, pero a m¨ª se me hace excesivamente molesto el ¨¢rbol que le ha puesto delante.
Ll¨¦vame a casa
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