La fantas¨ªa pol¨ªtica reaccionaria de William Randolph Hearst
El magnate de la prensa, que sirve de antagonista en ¡®Mank¡¯, financi¨® una pel¨ªcula de 1933 en la que Estados Unidos se convert¨ªa en una dictadura
La lucha del magnate de la prensa William Randolph Hearst y el cineasta Orson Welles por Ciudadano Kane es un una leyenda de Hollywood. El magnate de la prensa, contra un joven prodigio por una pel¨ªcula que, m¨¢s que ridiculizarlo, lo desnudaba. Mank, de ...
La lucha del magnate de la prensa William Randolph Hearst y el cineasta Orson Welles por Ciudadano Kane es un una leyenda de Hollywood. El magnate de la prensa, contra un joven prodigio por una pel¨ªcula que, m¨¢s que ridiculizarlo, lo desnudaba. Mank, de David Fincher, nominada a 10 Premios Oscar, explora la antesala de estos eventos, reval¨²a el papel de Welles e indaga en el uso de Hearst del cine como herramienta pol¨ªtica. No obstante, antes de los banquetes con Herman J. Mankiewicz en San Sime¨®n, el hombre que inspir¨® el personaje de Charles Foster Kane produjo una fantas¨ªa pol¨ªtica reaccionaria llamada El despertar de una naci¨®n, que dirigi¨® Gregory de la Cava en 1933.
La pel¨ªcula fue una coproducci¨®n de MGM ¡ªcuya relaci¨®n entre su presidente, Louis B. Mayer, y Hearst es reflejada en el largometraje de Fincher¡ª y la propia productora del empresario, Cosmopolitan Productions. El rodaje se hizo en dos semanas y un mes antes de la investidura de Franklin Delano Roosevelt como presidente. Esto no era coincidencia. Hearst hab¨ªa apoyado la nominaci¨®n de Roosevelt y, como indica un art¨ªculo de Jeff Greenfield en Politico de 2018, el empresario californiano pretend¨ªa que la obra sirviese de mensaje al reci¨¦n electo presidente: quiz¨¢ era necesario una dictadura para acabar con la Gran Depresi¨®n.
El irresistible ascenso de Judson Hammond
La historia se centra en Judson Hammond (Walter Huston, padre de John Huston), un t¨ªtere del establishment, atado a favores y favoritismos, y quien hace caso omiso a los m¨¢s perjudicados de la Gran Depresi¨®n o el crimen organizado surgido a ra¨ªz de la Ley Seca. Un accidente automovil¨ªstico hace que entre en coma y, cuando despierta, su personalidad ha cambiado hasta el punto que la gente cercana a ¨¦l comienza a creer que est¨¢ bajo alguna clase de gu¨ªa o posesi¨®n celestial. La idea nunca se explica con mucho detalle, m¨¢s all¨¢ de su t¨ªtulo en ingl¨¦s: Gabriel Over The White House (El arc¨¢ngel Gabriel en la Casa Blanca).
El presidente, bajo inspiraci¨®n divina, se encara a una muchedumbre de veteranos en paro con aspecto de figurantes de Las uvas de la ira que marcha hacia la capital de Estados Unidos. Les recluta a ellos y a toda la poblaci¨®n sin trabajo y sin hogar para un ¡°ej¨¦rcito de la construcci¨®n¡± donde los alistados recibir¨¢n comida, roja y alojamiento ¡°como los ej¨¦rcitos en tiempo de guerra¡±. Cuando su gabinete se opone a sus medidas econ¨®micas, Hammond les pide su renuncia. Una vez que el Congreso inicia el proceso de impeachment, el presidente suspende el legislativo y asume el control total del Gobierno bajo estado de emergencia.
El gobernante se defiende con uno de los varios discursos que da a lo largo de la pel¨ªcula y que, seg¨²n varias fuentes, fueron escritos por el propio Hearst: ¡°Creo en la democracia como Washington, Jefferson y Lincoln, y si lo que har¨¦ en nombre del pueblo hace de m¨ª un dictador, entonces es una dictadura basada en la definici¨®n de Jefferson de la democracia: un Gobierno para el mayor bien del mayor n¨²mero¡±.
Hammond revoca la Ley Seca con la creaci¨®n de estancos de licores, forma una polic¨ªa paramilitar que persigue y procesa en tribunales militares a los g¨¢nsteres ¡°para evitar la burocracia penal y volver a lo b¨¢sico¡±. En una secuencia memorable, un grupo de mafiosos es fusilado frente a la Estatua de la Libertad. El manejo de la pol¨ªtica exterior de Hammond es igual de sutil, con una conferencia internacional convocada en un yate en el que representantes de las potencias del mundo observan los m¨¢s recientes bombarderos estadounidenses destruir una flota y son exhortados a firmar un tratado de desarme mundial, llamado el Pacto de Washington. Una vez el presidente termina de firmar el tratado, colapsa y muere poco despu¨¦s, ya cumplida su misi¨®n divina.
La conjura contra Roosevelt
El despertar de una naci¨®n fue una pel¨ªcula inc¨®moda desde el inicio. James Wingate, quien encabezaba el ¨®rgano revisor que antecedi¨® a la implementaci¨®n de la censura codificada en el C¨®digo Hays, expres¨® a sus jefes que consideraba el largometraje ¡°peligroso¡± y que podr¨ªa fomentar la violencia contra el Gobierno. La rese?a de Variety en su momento la llam¨® ¡°un desastre de follet¨ªn pol¨ªtico¡± y laure¨® la actuaci¨®n de Huston por ser ¡°tan persuasiva que los espectadores ser¨¢n timados en aceptar sus monstruosos excesos¡±. The New York Times, por su parte, rescat¨® que era ¡°interesante para los tiempos en que vivimos¡±.
El narrador del noticiario de Ciudadano Kane que sirve como biograf¨ªa al protagonista comenta que ¡°no hubo figura p¨²blica que apoyara o denunciara, o que apoyara y despu¨¦s denunciara¡±. Esto fue lo que termin¨® pasando entre Hearst y Roosevelt. El magnate de los medios se uni¨® a la fila de empresarios que denunciaban al presidente y al New Deal desde la derecha. Tres a?os despu¨¦s del estreno de El despertar de una naci¨®n, en 1936, le tildaba en su principal peri¨®dico de ser un comunista que estaba implementando el marxismo en Estados Unidos.
El choque de Roosevelt con el sector privado lleg¨® al punto que se denunci¨® una conspiraci¨®n financiada por un grupo de poderosos empresarios para reclutar a los veteranos en paro para sacarle del poder, aunque se desconoce qu¨¦ tan ver¨ªdicos o realizables eran estos planes. Lo que si es cierto es que la pel¨ªcula, en su momento fue un modesto ¨¦xito para su estudio y olvidaba cuando la idea de una dictadura fascista se hizo impopular, ha resonado en los ¨²ltimos a?os. La idea del presidente todopoderoso, libre de las amarras legislativas, purgando al establishment mientras restaura la grandeza del pa¨ªs de la mano de los olvidados de la sociedad ya no parece tan lejana en la Estados Unidos de despu¨¦s de Trump.
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