Un infierno normalizado
David Serrano dirige una puesta en escena desentonada de una comedia cruel en la que Martin McDonagh habla en t¨¦rminos extremos del maltrato a la infancia
Har¨¢ dos semanas, disgustados con su solter¨ªa, los padres del cineasta iran¨ª Babak Jorramdin le dieron un somn¨ªfero, le ataron, lo apu?alaron, descuartizaron su cad¨¢ver, arrojaron una parte por el inodoro y repartieron el resto por contenedores distantes. Los ancianos progenitores confesaron a la polic¨ªa que a?os atr¨¢s hab¨ªan hecho lo mismo con su hija y su yerno. El hombre almohada, de Martin McDonagh, no es una comedia negra, sino una f¨¢bula cruel que advierte, llevando el caso al extremo, sobre los da?os que produce el empe?o paterno en modelar a sus hijos y el maltrato que se esconde tras el bien presentado escaparate de la convivencia familiar.
Los despiadados padres de los hermanos Katurian, protagonistas de esta funci¨®n que se representa en Madrid en los Teatros del Canal, dirigida por David Serrano, nada tienen que envidiar a quienes dieron la vida a Jorramdin para acabar sac¨¢ndole los higadillos. No voy a destripar (nunca mejor dicho) la f¨¢bula de McDonagh. Sus protagonistas son autores de relatos inquietantes, como los hermanos Grimm: uno los inspira, el otro los escribe. Estrenada en Londres en 2004, El hombre almohada obtuvo premios mil. El Teatro del Noct¨¢mbulo la escenific¨® en Espa?a en 2006, en un montaje donde Denis Rafter dio con el desasosiego, los claroscuros y la magia de los relatos que los personajes enhebran. Como en La presa, de Conor McPherson, en la obra de McDonagh brota caudalosa la narrativa oral del pueblo irland¨¦s en el que est¨¢n enraizados ambos autores y el propio Rafter.
En el montaje de Serrano, la m¨²sica resulta inquietante, pero el tono de las interpretaciones, ba?adas por una luz diurna impropia del calabozo que habitan los Katurian, es realista. Con permiso del autor, Serrano ha cambiado el sexo de uno de los hermanos (y de un polic¨ªa), sin variar el color del abuso del que es objeto. La Katurian de Bel¨¦n Cuesta es mujer emotiva pero no emociona: tampoco le imprime misterio a sus relatos. Ricardo G¨®mez hace un retrato costumbrista y lleno de tics del hermano discapacitado. El director conduce el di¨¢logo entre ambos como si fuera el de un tennesseewilliams. Manuela Paso est¨¢ mejor en el segundo acto, cuando el alma de su polic¨ªa se serena. Tambi¨¦n la actuaci¨®n de Juan Codina encuentra cauce al final, cuando abandona el clich¨¦. La traducci¨®n est¨¢ sin afinar: quien lleva un coche de caballos no es un ¡°conductor¡±.
El hombre almohada
Texto: Martin McDonagh. Direcci¨®n: David Serrano. Reparto: Belen Cuesta, Ricardo G¨®mez, Juan Codina, Manuela Paso.?Teatros del Canal. Madrid. Hasta el 20 de junio.
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