Campano no est¨¢
La F¨¢brica edita ¡®Miguel ?ngel Campano. La pintura y el mal¡¯, un recopilatorio de cartas a su amigo Nicol¨¢s S¨¢nchez Dur¨¢ que funcionan como un diario del artista
Una vez llam¨¦ a Miguel ?ngel Campano a un fijo acabado en siete. Nos conoc¨ªamos ligeramente. Hab¨ªa ido varias veces a su estudio y hab¨ªamos coincidido en varias exposiciones. Cogi¨® el tel¨¦fono al segundo tono y pregunt¨¦ por ¨¦l. ¡°Campano no est¨¢¡±, me dijo como si quisiera despedirse. Le traslad¨¦ un recado para cuando le viera y confirm¨® que se lo dar¨ªa. Sin saberlo, hab¨ªa hecho realidad la mayor fantas¨ªa cuando suena el tel¨¦fono: desdoblarse de uno mismo. Tard¨¦ un segundo en sucumbir a ese chascarrillo telef¨®nico, que pronto convert¨ª en mito: ese artista adorable y vehemente, el que pintaba en carne propia, un ser libre y atormentado que parec¨ªa vivir en injusta hostilidad consigo mismo.
Desdoblarse es, de hecho, una palabra que se repite bastante en La pintura y el mal, el conjunto de cartas de Miguel ?ngel Campano (1948-2018) a su amigo y catedr¨¢tico de filosof¨ªa Nicol¨¢s S¨¢nchez Dur¨¢, el art¨ªfice de reunir las misivas del artista y que firma el bonito pr¨®logo del libro, editado por La F¨¢brica. Una premisa importante: este no es un libro sobre la pintura de Campano, pese a que el artista no deje de hablar de ella. Las vueltas que da sobre su condici¨®n de pintor ¡°desordenado y mani¨¢tico¡±, dice, hablan de todo lo que hab¨ªa detr¨¢s de su historia, tambi¨¦n, pict¨®rica: de cierta dosis de soledad en el Par¨ªs de 1981, de su sentimiento de vivir a la deriva en las vacaciones en Hy¨¨res de 1984, de la elegancia de la sencillez vivida en S¨®ller, en 1987; de los maravillosos dibujillos de X en Ca¡¯n Posteta, en 1991; de la vida que sonr¨ªe en Varanasi, en 1994; de la salud de su madre en Aubervilliers, en 2006; de las lecturas de su oto?o del 2001 en Madrid, de la lista de recados en El Corte Ingl¨¦s en agosto de 2011, de su estado de ¡°cojitranca¡± en 2012...
Son cuarenta a?os de este epistolario inusual, en el que solamente se escucha la voz de uno de los dos amigos, cuyo esp¨ªritu emerge impetuoso de las cartas. Las palabras de Campano componen un fresco fascinante que recorre los principales episodios de su biograf¨ªa y permite atisbar sus ideas sobre la pintura, la amistad, el amor, la familia y la literatura. Kant y Schopenhauer son recurrentes en sus notas sobre filosof¨ªa; tambi¨¦n el blanco y el negro como colores llenos de signos ocultos. Quien lea estas cartas ver¨¢ su amor incondicional por Rimbaud, los nombres que siempre aparec¨ªan en su memoria, c¨®mo Quico Rivas, que le contagi¨® su amor por Mallorca, y c¨®mo lleg¨® su primer derrame cerebral, justo cuando su hijo peque?o, Manuel, cumpl¨ªa diez d¨ªas de vida. El ictus se repiti¨® en Par¨ªs, en 2006, y merm¨® mucho sus movimientos, pero Campano sigui¨® mirando el fardo pict¨®rico de las brochas.
Del libro se destila una acci¨®n que siempre empujaba al artista a pensar que ¡°no hay que mirar atr¨¢s, sino siempre hacia delante¡±, pese a que a ¨¦l le costara tanto hacerlo, de ah¨ª su car¨¢cter sombr¨ªo. Los pasajes en los que se detiene en la pintura geneal¨®gica son de lo mejor del recopilatorio: del action painting a C¨¦zanne, Delacroix o siempre Poussin, al que ¨¦l miraba sin apenas distancias. La otra pata que le da sentido al volumen es la esfera m¨¢s ¨ªntima, las dudas y las derivas, que ocuparon cada una de las ciudades en las que vivi¨®, y que bien se recoge aqu¨ª. Quien lea estas cartas reparar¨¢ en la presencia fantasmag¨®rica de Valencia, que vuelve una y otra vez en su imaginario cultural. Emociona c¨®mo habla de Capsa 13, el garito con pinchadiscos y cubalibres, donde se reun¨ªa con otros artistas de Equipo Cr¨®nica, Jordi Teixidor o Carmen Calvo, y por donde discurr¨ªan las mejores voces del cine underground o la poes¨ªa de la ¨¦poca. ¡°Madrid en un largo plazo me pone un poco hist¨¦rico¡±, confiesa en la p¨¢gina 41. En Madrid le esper¨® Vijande, al que tambi¨¦n dijo que no. Juana de Aizpuru fue a verle a Par¨ªs y firmaron esa carta inmaterial de la amistad que llega hasta hoy. Con Carles Tach¨¦ tambi¨¦n, que lleg¨® a pedir a Campano, incluso, que escribiese sus memorias.
El libro est¨¢ repleto de los dibujos y algunas reproducciones de las cartas manuscritas que lo llenan todo de excepcionalidad. Campano se retrata en cada frase, aunque especialmente en esta: ¡°Juntar aquellos cuadros clave de mi trayectoria ¨²ltima en Par¨ªs comenzando por el Diluvio para precisamente mostrarme a m¨ª mismo que solo hay un Miguel ?ngel Campano, que en realidad mi trayectoria no es tan tortuosa o travestida o esquizofr¨¦nica¡ Pese a los muchos devaneos, los cambios de humor, la dudas, yo veo una l¨ªnea bastante recta y clara en estos cinco a?os ¨²ltimos: veamos pues c¨®mo quedan todos estos cuadros juntos, me dije¡±.
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