Fernando Fern¨¢n G¨®mez, el creador total
Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, David Trueba y su nieta y depositaria de su legado Helena de Llanos recuerdan ¡°al gran t¨ªmido¡±
¡°Fernando ha sido mi fijaci¨®n. Siempre he ido diciendo que estaba en primero de Fern¨¢n G¨®mez¡±. Palabra de Jos¨¦ Sacrist¨¢n, el heredero de esa voz profunda y rota en el cine y el teatro espa?ol. ¡°Era un seductor dial¨¦ctico¡±, dice Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, el director le dirigi¨® en cuatro enormes pel¨ªculas. ¡°Fue un gran t¨ªmido¡±, asegura David Trueba, amigo de sobremesas y, junto a Luis Alegre, responsable de la ¨²ltima aparici¨®n del artista en una pantalla, el documental La silla de Fernando (2006). ¡°Un abuelo maravillosamente raro, siempre l¨²dico¡±, incide su nieta Helena de Llanos, albacea de su legado y del de Emma Cohen.
Para diciembre, Sacrist¨¢n, producido por la Filmoteca Espa?ola (que le est¨¢ dedicando un ciclo exhaustivo), prepara una dramatizaci¨®n de algunos textos de Fern¨¢n G¨®mez sobre su infancia. Ese acto se sumar¨¢ a las reediciones de sus memorias El tiempo amarillo (Capit¨¢n Swing) y de su novela La Puerta del Sol, de la publicaci¨®n por primera vez en libro ¡ªen octubre¡ª de su Diario de Cinecitt¨¤ (Altamarea Ediciones), de la edici¨®n del segundo volumen de in¨¦ditos (cuatro, dos de ellos de literatura dram¨¢tica) coordinado por De Llanos y Manuel Barrera Ben¨ªtez en Galaxia Gutenberg, del lanzamiento de nuevos materiales que acompa?an a sus pel¨ªculas en la web FlixOl¨¦, de la antolog¨ªa El libro de Fernando Fern¨¢n G¨®mez por Blackie Books¡ ¡°El centenario arranca el 28 de agosto y tenemos todo un a?o para celebrar a Fernando¡±, resume su nieta.
De Llanos, que vive y custodia la casa de la calle de la Luna en Algete, la residencia de Fern¨¢n G¨®mez y Cohen, prepara a su vez el estreno del filme Viaje a alguna parte. ¡°No es un documental, porque mi tratamiento cinematogr¨¢fico hibrida ficci¨®n y realidad. A partir de sus trabajos y de su forma de estar en el mundo rescato de forma on¨ªrica su esp¨ªritu¡±, explica. Para la cineasta e investigadora, ¡°ambos lucharon por hacer lo que quer¨ªan como artistas polifac¨¦ticos; es que nunca pararon de crear¡±. Aquella casa a¨²n alberga mucho material por investigar. ¡°He hecho un primer inventario, tras cinco a?os; sobre todo hay in¨¦ditos de Emma, m¨¢s complicada de publicar¡±, analiza. ¡°Los de Fernando ya los estamos publicando; quedan guiones y textos fragmentarios¡±. En marzo de 2022, en el CDN, De Llanos representar¨¢ la obra Un viaje a la luna, que desarrolla ¡°parcelas de su obra entre filol¨®gico y sentimental¡± desde la conferencia perform¨¢tica que dio en una charla TED en 2018. Y de su abuelo rescata un recuerdo sensorial: ¡°Su olor. Nunca lo olvidar¨¦. De peque?a pens¨¦ que as¨ª ol¨ªan los pelirrojos. Con el tiempo descubr¨ª que le pertenec¨ªa solo a ¨¦l¡±. Y como creador, le define como ¡°total¡±. ¡°A m¨ª me impresiona tanto en variedad como en cantidad. Hablamos de alguien que tambi¨¦n le gustaba vivir, estar con sus amigos. Es un ejemplo de que se puede hacer de todo¡±, recuerda, que tambi¨¦n destaca que Fern¨¢n G¨®mez dibujaba muy bien, como confirman los storyboards de sus pel¨ªculas.
Sacrist¨¢n rechaz¨® una obra de teatro propuesta por Fern¨¢n G¨®mez, porque no soportaba las dos funciones diarias. ¡°Yo ten¨ªa el cine y ¨¦l me dijo: ¡®Te entiendo perfectamente, cada vez que salgo de casa cuando yo act¨²o miro a ver si hay una columna de humo desde el teatro, a ver si se ha quemado y yo no tengo que ir¡±, recuerda el actor. Sacrist¨¢n y Fern¨¢n G¨®mez trabajaron juntos en el cine como compa?eros de reparto; incluso tambi¨¦n con uno delante de la c¨¢mara otro detr¨¢s y viceversa. Su relaci¨®n profesional arranc¨® en 1970, con ¡®Pierna creciente, falda menguante¡¯. ¡°Y desde entonces fue un hombre imprescindible¡±, recuerda. De ¨¦l aprendi¨® a ¡°c¨®mo ser actor en un pa¨ªs como Espa?a, a encajar, esquivar, no caer en lo pat¨¦tico, en respetar el d¨ªa a d¨ªa¡±¡ Para resumirlo cuenta una an¨¦cdota: ¡°Aparece un d¨ªa su representante, Jos¨¦ Mar¨ªa Gavil¨¢n, y le cuenta qu¨¦ pel¨ªcula va a hacer despu¨¦s, el reparto, el sueldo, las dietas, que comparte la caravana con no s¨¦ qui¨¦n¡ Fernando entra en c¨®lera, se caga en sus compa?eros, en el poco dinero. ¡®Haremos la otra¡¯, suelta al final. Y Gavil¨¢n le responde: ¡®?Qu¨¦ otra pel¨ªcula?¡¯. ¡®C¨®mo, ?no hay otra? Pues habr¨¢ que hacer esta¡¯, remata Fernando, que sab¨ªa muy bien que solo exist¨ªa una propuesta. Eso yo lo aprend¨ª de ¨¦l. A su lado ten¨ªas que ser mejor, no cab¨ªa la impostura¡±. Y adjetiva para su amistad: ¡°Fue un disfrute estar a su lado¡±.
Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n le dirigi¨® en cuatro ocasiones. Pero entr¨® en su vida desde cr¨ªo. ¡°Yo recuerdo ir al cine a ver Balarrasa y El sistema Pelegr¨ªn¡ Dir¨ªa que a Fernando es al actor al que en Espa?a m¨¢s se le han perdonado las pel¨ªculas malas que hizo. Siempre fue buen int¨¦rprete, estuviera donde estuviera¡±. El cineasta, escritor y acad¨¦mico de la RAE, como Fern¨¢n G¨®mez, recuerda: ¡°Yo redact¨¦ algunos guiones pensando ya en Fernando. Y cuando ¨¦l dej¨® de actuar, pues yo dej¨¦ de escribirlos¡±. Como Maravillas, su primera colaboraci¨®n. ¡°Como actor era curioso. Se negaba a crear con el director, a colaborar. ?l dec¨ªa: ¡®A m¨ª, lo que me manden¡¯. Hay una historia cierta sobre su disciplina¡ Una vez en los a?os cincuenta le pidieron que se tirara al agua, lo hizo, y lo tuvieron que sacar corriendo porque no sab¨ªa nadar. Ni hab¨ªa avisado. En general, manten¨ªa las distancias con el director, porque sencillamente se sent¨ªa su instrumento¡±.
Como persona, Guti¨¦rrez Arag¨®n recuerda a un ¡°hombre muy culto¡±. ¡°Cen¨¢bamos mucho juntos, y pose¨ªa una conversaci¨®n atractiva¡±, explica. ¡°Recuerdo un a?o en la Berlinale, en el hotel Kempinski, Fernando tirado en la alfombra del bar y la gente a su alrededor agrupada escuch¨¢ndole. Pose¨ªa un gran atractivo verbal, que chocaba con su percepci¨®n de s¨ª mismo de que era feo. Todo un seductor dial¨¦ctico¡±. Y muy timorato a la hora de alardear de su creaci¨®n: ¡°No le gustaba hablar de ello. Yo iba al teatro solo a verle, meses despu¨¦s le recordabas la obra y siempre te respond¨ªa: ¡®Que desastre fue aquello, qu¨¦ desastre¡¯. La mayor verdad que dijo sobre s¨ª mismo la escribi¨® en Triunfo y se la espet¨® una pareja por su mala vida: ¡®T¨² no te preocupes, ninguna mujer te puede destruir porque t¨² ya est¨¢s destruido¡¯. Con esa defensa iba por la vida¡±. A lo que Guti¨¦rrez Arag¨®n ahora replica: ¡°Fue un creador total y excepcional¡±. Guti¨¦rrez Arag¨®n es el tercer cineasta que ha sido acad¨¦mico de la RAE tras Fern¨¢n G¨®mez y Jos¨¦ Luis Borau. ¡°No hay traslado de testigo, cuidado. A ¨¦l le gustaba mucho ir, aunque le daba mucha timidez. Por eso le ped¨ªa a Mu?oz Molina que le acompa?ara. Tampoco le atra¨ªa hablar en p¨²blico, ¨¦l, con ese timbre y esa oratoria¡ Lo hac¨ªa a veces sentado porque as¨ª no se notaba que le temblaban las piernas¡±. Y remata: ¡°En septiembre en la RAE tendremos un acto sobre ¨¦l¡±.
A sus cenas de Nochevieja acud¨ªan muchos de sus amigos. En una de ellas le conoci¨® David Trueba. ¡°Juan Diego nos arrastr¨® a Luis Alegre y a m¨ª y a la casa de Fernando, y nos present¨® como dos pobres indigentes a los que hab¨ªa encontrado en el metro cantando. Nos arrancamos con una copla, y despu¨¦s Fern¨¢n G¨®mez me sent¨® a su lado y me reconoci¨®: ¡®?Eres el hermano de Fernando!¡±, rememora el director de La silla de Fernando. ¡°Le convencimos para hacer el documental cont¨¢ndole que iba a ser una conversaci¨®n. Nos respondi¨® que eso no iba a interesar a nadie, no como en Italia, que se veneraba a Gassman y a De Sica, y lo bautiz¨® como ¡®el experimento¡±, recuerda. As¨ª habl¨® ¡°como si fuera un accidente, de c¨®mo sobrevivir en aquella Espa?a, de su profesi¨®n, de la vida¡±.
Trueba incide en su capacidad para hacer de todo: ¡°F¨ªjate que en la tertulia del caf¨¦ Gij¨®n en la que entr¨® y particip¨® fue en la de los poetas, no en la de los actores, y charlaba con Gerardo Diego, con Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto... Les admiraba profundamente. El Fernando actor ha eclipsado al Fernando escritor y casi incluso al genial Fernando director¡±. De ¨¦l Trueba rescata muchas sobremesas de risas: ¡°Le costaba arrancar las charlas. Si alguien se acercaba a ¨¦l desde la admiraci¨®n, se cerraba como una concha. Era un gran t¨ªmido y por eso fue actor, porque es la ¨²nica profesi¨®n en la que sabes qu¨¦ te va a contestar el otro¡±.
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