?Y si Col¨®n no hubiese descubierto Am¨¦rica?
¡®Am¨¦rica hisp¨¢nica¡¯ es un ensayo enciclop¨¦dico que muestra las notables diferencias entre la colonizaci¨®n espa?ola y la de otros pa¨ªses europeos

A lo que m¨¢s se parece el ensayo Am¨¦rica hisp¨¢nica, de Borja Cardel¨²s (Madrid, 75 a?os), es a un documental de la BBC o, por lo menos, lo que el com¨²n cree que son los cuidados reportajes de la televisi¨®n brit¨¢nica: serios, exactos, repletos de datos y as¨¦pticos. Cardel¨²s, cual David Attenborough hispano, repasa en su ensayo-enciclopedia de casi 900 p¨¢ginas el descubrimiento, la colonizaci¨®n y el mantenimiento durante tres siglos de un imperio de 20 millones de kil¨®metros cuadrados. Y analiza, sobre todo, el poso cultural que el dominio espa?ol dej¨® en unos territorios 40 veces m¨¢s extensos que la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. ?Su conclusi¨®n?: no es que Espa?a impusiese en el Nuevo Mundo su modo de sentir la vida, sino que se fundi¨® con ¨¦l y cre¨® uno diferente, algo que el resto de pa¨ªses europeos ni intent¨® por simple codicia.
Cardel¨²s no se queja cuando describe los errores y los aciertos de una empresa pol¨ªtica muy distinta a la que emprendieron otras naciones: un modus operandi incomprendido muchas veces y que ha devenido, incluso, en el derribo de estatuas de los primeros europeos que alcanzaron Am¨¦rica y que fueron conscientes de ello.
La idea, acertada o no, que sobrevuela la obra del ensayista es que de las posibles naciones descubridoras de Am¨¦rica, la mejor fue la espa?ola, naci¨®n o imperio que no trat¨® las nuevas tierras como factor¨ªas de las que extraer un enorme beneficio econ¨®mico (Reino Unido), territorios que permutar por otros en Europa (Francia), minas y parajes naturales que explotar hasta su agotamiento (Rusia), esclavitud generalizada (Portugal), sino como parte de una misma Espa?a en expansi¨®n.
Como en los buenos documentales, Cardel¨²s inicia su obra lanzando preguntas e hip¨®tesis al aire y ofreciendo al tiempo diversas respuestas posibles para que el lector se adentre en las p¨¢ginas del libro buscando la que crea acertada. Rememora a Erik el Rojo, que en el 986 descubri¨® Groenlandia, tambi¨¦n los asentamientos vikingos en el siglo IX en Vinland, Helluland y Marklanda, en la costa este de los actuales Estados Unidos y Canad¨¢. Y hasta a un enigm¨¢tico marino andaluz, llamado Alonso S¨¢nchez, que arrastrado por las corrientes desembarc¨® en Am¨¦rica a?os antes que Col¨®n.
Y a partir de haber creado el desconcierto en el lector, Cardal¨²s comienza a ofrecer respuestas fr¨ªas, alejadas de la Leyenda rosa del descubrimiento. Que en los territorios hispanos apenas hubo africanos ¨Dcon la excepci¨®n de Cuba, donde parte de su poblaci¨®n encontr¨® refugio huyendo de las plantaciones inglesas¨D es un hecho. Que el porcentaje de habitantes de origen indio en el continente americano es infinitamente superior al que sobrevivi¨® en terrenos brit¨¢nicos, portugueses o franceses, tambi¨¦n. Que los espa?oles creaban misiones donde los indios viv¨ªan, aprend¨ªan a cultivar y se les impon¨ªa la fe cristiana, frente a las reservas indias o directamente la extinci¨®n en territorio norteamericano, lo mismo. Que las poblaciones del imperio hispano dispusieron de decenas de hospitales y universidades ¨Ddonde pod¨ªan estudiar los ind¨ªgenas¨D muchos siglos antes que en los territorios brit¨¢nicos, resulta indiscutible. Y que Espa?a se fundi¨® racialmente con los pobladores primigenios es f¨¢cilmente comprobable al recorrer las calles de cualquier ciudad hispana.
¡°Sancionado legalmente el matrimonio mixto, el mestizaje tom¨® de inmediato carta de naturaleza en Am¨¦rica¡±, escribe el autor, ¡°y de las uniones legales de espa?oles con indias nacieron mestizos ilustres. As¨ª, Garcilaso de la Vega, el Inca Garcilaso, descendiente de la familia imperial inca, que lleg¨® a ser en Espa?a capit¨¢n de los ej¨¦rcitos en los Tercios de Flandes, era un producto mestizo que emparent¨® con la mejor nobleza espa?ola¡±. Y recuerda tambi¨¦n nombres como Mart¨ªn Cort¨¦s, hijo de Hern¨¢n y do?a Marina; Diego de Almagro el Mozo, gobernador de Per¨²; Juana de Z¨¢rate, adelantada del R¨ªo de la Plata y marquesa de Paraguay; Jos¨¦ Sarmiento, conde de Moctezuma y virrey de M¨¦xico¡
Luego Cardel¨²s describe minuciosamente a conquistadores, descubridores, cl¨¦rigos y pol¨ªticos, adem¨¢s de los territorios que administraron, ganaron o perdieron, incluyendo Alaska, que un destacamento de militares catalanes tom¨® en nombre del rey en 1790 para evitar un posible asentamiento ruso. Y entonces vuelve a preguntarse y ¡°?si Espa?a no hubiera descubierto Am¨¦rica? ?Ah, si nadie nos hubiera conquistado! ?Ah, si nos hubiera colonizado Inglaterra! Son preguntas harto frecuentes entre los criollos hispanos y los indigenistas, esos que est¨¢n derribando las estatuas de Col¨®n¡±.
¡°Pudo ser China¡±, contin¨²a, ¡°porque la exploradora Flota del Tesoro del almirante Zeng He estaba a punto de descubrir Am¨¦rica, cuando recibi¨® la orden de regresar porque hab¨ªa cambiado la dinast¨ªa reinante. En este caso, Am¨¦rica ser¨ªa una simple prolongaci¨®n de la China comunista. M¨¢s posible hubiera sido Portugal el pa¨ªs colonizador, pero ah¨ª est¨¢ el ejemplo de Brasil para saber lo que hubiera ocurrido, que los bandeirantes portugueses robaban indios en las misiones espa?olas para esclavizarlos en sus plantaciones de az¨²car. Pero no siendo suficiente estos brazos, importaron masivamente esclavos¡±.

Luisiana es un claro ejemplo de c¨®mo Francia trataba estos territorios. ¡°No dej¨® de suministrar a los indios ron a destajo y armas contra los espa?oles, y en el Caribe dejaron tras ellos Hait¨ª, un pa¨ªs paup¨¦rrimo, con una poblaci¨®n enteramente negra descendiente de esclavos¡±. Holanda, para el autor, fue un caso extremo de codicia calvinista, ¡°que no vio en Am¨¦rica otra cosa que un bot¨ªn, que coloniz¨® su porci¨®n americana con el sistema de Compa?¨ªas de Indias para su explotaci¨®n, y aplic¨® en Antillas la pr¨¢ctica del monocultivo, lo m¨¢s perverso inventado por el hombre para la tierra y para el ser humano. Su depredador paso por Am¨¦rica no dej¨® otro rastro que beneficios en Holanda, y en Am¨¦rica campos yermos y negros esclavizados¡±.
Y queda, por supuesto Inglaterra. ¡°Sus colonos no buscaron en Am¨¦rica otra cosa distinta que los recursos naturales, la tierra sobre todo, a despecho de sus propietarios anteriores, los indios americanos. No contaron con ellos ni como due?os de la tierra, ni como mano de obra, ni como parejas sexuales. Ocuparon la tierra y extendieron el sistema de monocultivo que consist¨ªa en desbrozar campos y condenarlos a un solo cultivo¡±.
¡°?Y los indios?¡±, se pregunta. ¡°?Qu¨¦ fue de los indios bajo los ingleses? Cuando las tribus protestaron, fueron exterminados. Cuando Espa?a e Inglaterra desembarcaron en lo que hoy es Estados Unidos, viv¨ªan un mill¨®n de ind¨ªgenas. Cuando se fueron y se cre¨® el pa¨ªs, quedaban 500.000, pr¨¢cticamente todos en las a¨¦reas espa?olas y casi ninguno en las inglesas¡±.
Y concluye. ¡°Espa?a no extendi¨® la esclavitud como lo prueba que los antiguos virreinatos espa?oles no sean naciones negras; que con las Leyes de Indias protegieran a los indios, su libertad, su trabajo retribuido y sus tierras, hasta el punto de que hoy en Am¨¦rica viven m¨¢s indios que a la llegada de Espa?a, que se mezcl¨® con ellos hasta hacer de Am¨¦rica un continente mestizo, que extendi¨® el cristianismo y la lengua, y que llev¨®, adem¨¢s de alimentos, aperos y ganados europeos, la cultura occidental, sembr¨¢ndola de hospitales, templos catedrales, colegios, universidades, ciudades, pueblos y misiones¡±. Aunque el autor no oculta que fue a sangre y fuego. Como todos los imperios.
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Am¨¦rica hisp¨¢nica
Autor: Borja Cardel¨²s.
Editorial: Almuzara.
Formato: 896 p¨¢ginas. 35 euros.
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