Nuestro rostro ma?ana: tres miradas al retrato fotogr¨¢fico
Tres muestras indagan en los saberes escondidos del retrato fotogr¨¢fico, donde lo individual y lo colectivo se entremezclan, igual que sucede con el presente y el futuro
Se trata de una perspectiva que insin¨²a una realidad po¨¦tica y pol¨ªtica com¨²n y que la implacable historia no puede obviar tan f¨¢cilmente. Detr¨¢s de un retrato hay un futuro y ese porvenir se lo inventa el azar. Morimos y seguimos adelante obstinadamente, hu¨¦rfanos de un momento que no cuaj¨®. La metamorfosis del retrato en el arte, y m¨¢s en lo fotogr¨¢fico, es para algunos autores una historia aplazada. El punctum o pellizco del que hablaba Barthes es ese magn¨ªfico ensue?o que comienza desde el primer tratamiento del revelado, directamente sobre el papel de impresi¨®n.
La fot¨®grafa estadounidense Judith Joy Ross coge su pesada c¨¢mara del tama?o de una caja de naranjas y acude a la escuela donde estudi¨® de ni?a, en Hazleton. La coloca sobre un tr¨ªpode y observa a las personas. Escoge una pareja: una chica negra que frunce el ce?o y otra blanca y m¨¢s joven, con una sonrisa fija. Est¨¢n muy cerca la una de la otra; cada una guarda sus manos entrelazadas pero de forma diferente. Ross toma la foto en 1996 y la incluye en una serie que titula 2046, celebrando as¨ª su propio cincuentenario. ?C¨®mo deber¨ªamos observar este retrato? ?C¨®mo lo interpreta la fot¨®grafa y qu¨¦ nos dice sobre dos j¨®venes cuya conciencia del mundo se est¨¢ formando? Sus protagonistas no son solo ni?os o adolescentes. En otra serie fotogr¨¢fica de personas mayores (Eurana Park) se percibe la sensaci¨®n de la inevitabilidad del cambio, de que la historia de sus vidas est¨¢ a¨²n por descubrir.
Ross, mujer blanca de clase media, retrata a ciudadanos corrientes, gentes trabajadoras, marginados, excombatientes, congresistas. Optimista por naturaleza, no busca en sus rostros las ¡°huellas del tiempo¡± de las que habl¨® August Sander. Prefiere los fragmentos que a?ade el presente, porque para ella el retrato siempre es una epifan¨ªa colectiva. Cuando fotografi¨® las manifestaciones contra la guerra, las edit¨® en un libro que lleva personalmente a los congresistas en Washington. Toda la energ¨ªa social del cambio pod¨ªa estar ah¨ª. ¡°Si pudi¨¦ramos ver realmente qui¨¦nes somos, el mundo cambiar¨ªa¡±, dice Ross como si quisiera reinterpretar a Barthes en su ¡°todo lo que necesitas saber de ellos est¨¢ ah¨ª¡±.
Las mismas energ¨ªas se solazan en las im¨¢genes de Michael Schmidt. El fot¨®grafo alem¨¢n es, como Ross, un cr¨ªtico de la experiencia presente y quiere demostrar que el ¨²nico m¨¦todo de trabajo es el yo, la propia experiencia crecida en los lugares de la infancia. Sus fotograf¨ªas son perfiles psicol¨®gicos de una ciudad dividida que se van transformando, en el contacto con sus gentes y en los intersticios de sus rutinas laborales. Usa tambi¨¦n c¨¢maras de gran formato manejadas desde un tr¨ªpode. Para Schmidt no hay deseo de distinci¨®n en la imagen de un individuo, por mucho que se resalten los rasgos de cada cuerpo desnudo o las vestimentas. La fotograf¨ªa es un tableau, un agente de cambio universal que permite definir a un ser a partir de unas normas e ideales transmitidos socialmente. De nuevo, Sander es el patr¨®n de medida de todas las representaciones sociales sin que ello impida atisbar un futuro: el espejo de la naturaleza humana muy activo.
En s¨ª mismo, el rostro es una ley b¨¢sica de la existencia humana, pues declina enfrentarse con la aniquilaci¨®n, con la muerte. Contra esta aprensi¨®n, la obstinaci¨®n de ser. Una actitud abordada en Veinte rostros y tres multitudes, donde la imagen del mecenas Pep Su?ol se reconstruye a partir de un escenario nutricio como es la cocina. As¨ª la compone Muntadas en su Retrat de Su?ol (1976-2009), pieza beckettiana donde vemos a un mayordomo y dos cocineras circulando en un interior dom¨¦stico y hablando de c¨®mo satisfacer al coleccionista, que espera en su habitaci¨®n el almuerzo. Tambi¨¦n el artista Zush es retratado por Ouka ?Leele sumergido en una ba?era, all¨¢ por 1982, con mirada desafiante mientras al lado flota un billete de tucanes, la moneda de curso del planeta ficticio de Evrugo. Y Fred Forest, representante del ¡°arte sociol¨®gico¡± en Francia, se autorretrata en m2 artistique (1976), un metro cuadrado en venta de un ¡°territorio art¨ªstico¡± de su propiedad. Lo compuso mucho antes de que esos activos no fungibles (NFT) del mundo digital empezaran a amenazar grotescamente con envejecer prematuramente nuestro rostro ma?ana.
¡®Judith Joy Ross¡¯. Fundaci¨®n Mapfre. Sala Recoletos. Madrid. Hasta el 9 de enero de 2022.
¡®Fotograf¨ªas 1965-2014¡ä. Michael Schmidt. Museo Reina Sof¨ªa. Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2022.
¡®Veinte rostros y tres multitudes¡¯. Fondos de la Fundaci¨®n Su?ol. Barcelona. Hasta el 8 de abril de 2022.
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