El mundo seg¨²n George Eliot
Un volumen re¨²ne una miscel¨¢nea de art¨ªculos de la autora de ¡®Middlemarch¡¯, que anticipan las conquistas que llegar¨ªan con el paso a la modernidad
Con m¨¢s raz¨®n que un santo y sobrado conocimiento de causa, do?a Mary Ann Evans se arrog¨® la potestad de adelantarse a su tiempo, tratar de enmendar necedades, descubrir la cara oculta de la luna llena de aquel jactancioso Imperio Brit¨¢nico, denunciar las discordancias de la Inglaterra victoriana y elaborar enmiendas a la totalidad. Unfortunately, la sociedad en la que se educ¨® la oblig¨® a servirse de un seud¨®nimo masculino, pero en ella George Eliot se abri¨® paso merced a su inusual capacidad intelectual, su voluntad activista, su ins¨®lita vocaci¨®n erudita ¡ªle¨ªa a los tr¨¢gicos griegos, aprendi¨® franc¨¦s y ley¨® a Pascal, declamaba de joven al sagrado Milton y a Walter ?Scott porque sumamente alargada fue la sombra del Romanticismo ingl¨¦s¡ª y un rabioso e irreprimible repudio de la banalidad. Vivi¨® tiempos de contiendas sociales y de ataduras morales en una encrucijada est¨¦tica que la industrializaci¨®n feroz parec¨ªa ocultar. Trenes atravesando la campi?a mientras Darwin escarbaba en nuestro origen a la vez que exploradores con salacot ensanchaban el mundo mientras lo constre?¨ªan pastores evangelistas. Junto a las flores impresionistas, las tensiones sindicalistas; la intuici¨®n del simbolismo y el decadentismo inminentes; la comuni¨®n con el liberalismo y los derechos civiles impulsados por su coet¨¢neo y colega Stuart Mill; una t¨¢cita militancia en un feminismo precoz, y una educaci¨®n multidisciplinar y laica que contribuir¨ªa a su labor de periodista capaz de adentrarse en terrenos pantanosos y escribir a calz¨®n quitado como har¨ªa m¨¢s tarde Virginia Woolf, quien en el art¨ªculo que le dedic¨® en el Times Literary Supplement la vio como una pionera del modernism y de la que en cierto modo es precursora en distintos terrenos as¨ª como es detractora de la actitud sumisa y de la magn¨ªfica prosa deslavazada de Jane Austen o las hermanas Bront?.
La cr¨ªtica literaria m¨¢s perspicaz (y la m¨¢s mordaz) convive aqu¨ª junto a la denuncia social y la condena de la situaci¨®n de la mujer
La fortune des Rougon, primera novela de la saga Les Rougon-Macquart, de ?mile Zola, se publica el mismo a?o en que comienza a salir a la luz en forma de fasc¨ªculos esa novela fascinante que es Middlemarch. Un estudio de la vida en provincias, la obra cumbre, y no borrascosa sino di¨¢fana hasta el extremo, de Eliot, que podr¨ªa entenderse deudora del naturalismo y cuyo talante un punto did¨¢ctico se advierte sobre todo cuando la voz de la autora se asoma al relato, persuadida de que el prop¨®sito de una novela no puede circunscribirse al entretenimiento, debe ilustrar sin aleccionar, advertir y denunciar sin instruir. Encomiada por Proust y celebrada por Lessing, Amis, Barnes y tantos otros, Middlemarch aborda, desperdigados entre su trama, temas que la autora inglesa trata en sus art¨ªculos y ensayos recogidos felizmente en el volumen que nos ocupa, una miscel¨¢nea traducida y publicada con esmero en la que la cr¨ªtica literaria m¨¢s perspicaz (y la m¨¢s mordaz) convive junto a la denuncia social, la condena de la precaria situaci¨®n de la mujer, una mirada de vanguardia sobre lo que deber¨ªa ser la educaci¨®n y una visi¨®n privilegiada de las conquistas del mundo moderno desde la ¨®ptica de un mundo que no sab¨ªa a¨²n que devendr¨ªa moderno. Admirada por su coet¨¢neo Charles Dickens, que prefiri¨® escorarse hacia una cr¨ªtica social entre el melodrama y la comicidad s¨®rdida, Eliot aboga por cierta vehemencia cr¨ªtica, cualquiera que sea el terreno que roture, acompa?ada por un estilo que el lector de hoy har¨¢ suyo sin dificultad porque mentir¨ªa quien lo tildase de abstruso. Liberal y liberada, erudita pero combativa, su prosa febril huye de la vacuidad engendrada por cierto romanticismo epigonal, y reprueba con valent¨ªa muchas de las convenciones de su ¨¦poca. En realidad, se dir¨ªa que la voz cr¨ªtica de Eliot se confunde en estos ensayos con la personalidad y las solidarias inquietudes de su criatura Dorothea Brooke, lib¨¦rrima hero¨ªna de Middlemarch, as¨ª como con el esp¨ªritu liberal que se desprende de su novela Daniel Deronda (1876), en la que censura el antisemitismo y comulga una vez m¨¢s con las clases desvalidas. No por una fantas¨ªa que no comparten, pero Mary Shelley hubiese le¨ªdo con placer a Eliot por un cosmopolitismo y una sofisticaci¨®n que, por decirlo de alg¨²n modo, resultan modernos. Y con gusto Barrett Browning la invitar¨ªa a un t¨¦ para comentar estrategias de lucha social.
Ocupa un lugar de privilegio en el volumen el c¨¦lebre art¨ªculo ¡®Historia natural de la vida alemana¡¯, en el que advierte que ¡°el Arte es lo m¨¢s cercano a la vida¡±, frase que ha dado en llamarse manifiesto del realismo, y en el que ensalza la verosimilitud de Murillo al tiempo que condena la idealizaci¨®n art¨ªstica de las clases trabajadoras. El espl¨¦ndido ¡®Diario de Ilfracombe¡¯ da cuenta de c¨®mo Eliot concibe la creaci¨®n literaria, como la tarea de un naturalista, de un observador tan curioso como concienzudo que asegura que ¡°es tan necesario educar el ojo con objetos como con ideas¡±. A su art¨ªculo ¡®Traducciones y traductores¡¯, que puede leerse como una po¨¦tica de la traducci¨®n escrita por quien se atrevi¨® nada menos que a traducir la ?tica de Spinoza, Umberto Eco le hubiese a?adido jugosos comentarios. Se ocupa de sutilezas filos¨®ficas y de la hermen¨¦utica de los textos b¨ªblicos, se vale de una novela de Goethe para condenar que la moral intervenga en el juicio est¨¦tico, se convierte en una interiorista avant la lettre en ¡®La gram¨¢tica del ornamento¡¯, y se descomide en su hilarante y sarc¨¢stica diatriba ¡®Novelas tontas de se?oras novelistas¡¯. Y ¡®Notas sobre la forma en el arte¡¯, espl¨¦ndido, prefigura ideas de Sklovski o Derrida. ?Usted s¨ª supo leer el mundo, se?ora Eliot, el suyo y el nuestro!
Ensayos y hojas de un cuaderno?
Editorial: La U?a Rota, 2021.
Formato: 194 p¨¢ginas. 17 euros.
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