Un aperitivo barroco
En un espect¨¢culo entre velada literaria, microconcierto y conferencia filos¨®fica, Xavier Albert¨ª analiza con sagacidad tres lienzos paradigm¨¢ticos que lograron capturar la luz a trav¨¦s de su efecto en los cuerpos
El arte y la sociedad barrocos son observados con sagacidad por Xavier Albert¨ª en Caravaggio, Vermeer y Vel¨¢zquez a trav¨¦s de tres lienzos paradigm¨¢ticos de tres pintores que lograron capturar la luz a trav¨¦s de su efecto en los cuerpos que la reflejan. De la misma manera, el teatro intenta capturar las emociones a trav¨¦s del comportamiento: ambas artes muestran lo invisible a trav¨¦s de lo palpable y lo sutil mediante lo evidente, como cree Albert¨ª, fichado como dramaturgo de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico tras su salida del Teatre Nacional de Catalunya. Sentado al piano en la sala peque?a de la Comedia, el int¨¦rprete preludia sus comentarios a El entierro de Cristo, Muchacha leyendo una carta frente a la ventana y La f¨¢bula de Aracne (Las hilanderas) poni¨¦ndole alma a piezas de Rameau y Couperin y a una obertura atribuida al compositor valenciano Joan Cabanilles.
El p¨²blico sali¨® rebobinando alguna de las ideas que se barajaron, proponiendo otras e intercambiando comentarios
Entre velada literaria, microconcierto y conferencia filos¨®fica ¨¢gil, servida con verbo r¨¢pido e imaginaci¨®n pronta, Caravaggio, Vermeer y Vel¨¢zquez sirve de aperitivo con el que despertar el apetito por los platos fuertes del arte del Seicento. Tambi¨¦n como est¨ªmulo para repensar su significado y para establecer nuevas analog¨ªas entre lo acontecido por aquel entonces en los escenarios y en los talleres pict¨®ricos. Por ejemplo, entre lo que Albert¨ª cuenta que sucede con Muchacha leyendo frente a la ventana (cuadro en el que una de las dos figuras que aparecen fue tapada con pintura despu¨¦s de la muerte de Vermeer y tapada sigui¨® hasta hace dos meses) y lo sucedido con muchas comedias auriseculares que se han puesto en escena durante largo tiempo con una impronta ideol¨®gica, est¨¦tica y espiritual reductiva.
Otra analog¨ªa. Aunque Albert¨ª no entre en detalles al respecto, hasta mediados del XIX el cuadro de Vermeer fue atribuido sucesivamente a Rembrandt, Govaert Flinck y Pieter de Hooch, en parte porque la pintura de su autor no gozaba de gran reputaci¨®n. Del mismo modo, a Lope de Vega le adjudicaron los impresores un sinf¨ªn de obras de comedi¨®grafos menos afamados que hoy siguen pasando por suyas. Todav¨ªa se sigue representando El burlador de Sevilla como si fuera de Tirso de Molina para asegurar la taquilla, aunque su autor m¨¢s probable sea Andr¨¦s de Claramonte. Tambi¨¦n es similar la voluntad de Vel¨¢zquez de mostrar su rostro en Las meninas y la participaci¨®n de Calder¨®n, V¨¦lez de Guevara y otros compa?eros de pluma y tintero en las comedias de repente, aquellas representaciones improvisadas que tanto gustaron a Felipe IV. El caso es que la hora y cuarto de disertaci¨®n y m¨²sica se hace breve. El p¨²blico sali¨® rebobinando alguna de las ideas que se barajaron, proponiendo otras e intercambiando comentarios, en general favorables.
Caravaggio, Vermeer y Vel¨¢zquez. Autor e int¨¦rprete: Xavier Albert¨ª. Teatro de la Comedia. Madrid. Hasta el 7 de noviembre.
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