No, a los videojugadores no parecen gustarles los NFT
Los objetos digitales con tecnolog¨ªa ¡®blockchain¡¯ provocan reacciones viscerales entre los aficionados
El mundo de los videojuegos no sabe qu¨¦ pensar de los NFT. Estos objetos digitales ¨²nicos sustentados por la tecnolog¨ªa blockchain (la que cimienta todo el entramado de las criptomonedas) es una incipiente v¨ªa de financiaci¨®n en el ¨¢mbito cinematogr¨¢fico, da sus primeros pasos para ...
El mundo de los videojuegos no sabe qu¨¦ pensar de los NFT. Estos objetos digitales ¨²nicos sustentados por la tecnolog¨ªa blockchain (la que cimienta todo el entramado de las criptomonedas) es una incipiente v¨ªa de financiaci¨®n en el ¨¢mbito cinematogr¨¢fico, da sus primeros pasos para empoderar a los creadores art¨ªsticos y promete trastocar el mundo financiero. Sin embargo, dentro del mundo de los videojuegos no encuentra acomodo. Hablando en plata, ahora mismo el rechazo es generalizado.
Hasta hace poco hab¨ªa juegos cuya din¨¢mica principal inclu¨ªa NFT y criptomonedas, pero ser¨ªa injusto no se?alar que se trataba m¨¢s bien de aplicaciones sencillas que de grandes juegos elaborados. Eso cambi¨® el pasado diciembre, con la primera gran incursi¨®n de una desarrolladora potente en el mundo de los NFT. Hablamos de Ubisoft con su plataforma Quartz, que pretend¨ªa usar NFT en algunos de sus juegos. Dos semanas despu¨¦s de estrenar Quartz, las transacciones no llegaban a las dos decenas. Unos 2.000 d¨®lares para un proyecto en el que la compa?¨ªa llevaba trabajando varios a?os. Los usuarios (y los propios empleados) se quejaron amargamente durante el pasado mes. De todos modos, es pronto para sacar conclusiones: el juego en el que Ubisoft implant¨® los NFT no era un ¨¦xito, y todo lo que han hecho parece m¨¢s un experimento de tanteo que una apuesta total. En cualquier caso, si algo nos ha demostrado el movimiento de Ubisoft es la casi un¨¢nime hostilidad de la comunidad de jugadores a esas pr¨¢cticas.
No es la primera vez que sucede algo similar. Hace unos a?os la comunidad gamer se revolvi¨® de la misma manera con las denominadas Loot Boxes. Se trataba de una pr¨¢ctica consistente en que el jugador compraba una caja misteriosa (loot box significa literalmente ¡°caja de bot¨ªn¡±) que no sab¨ªa qu¨¦ ten¨ªa en su interior: el premio pod¨ªa ir desde algo muy com¨²n a algo excepcional y muy valioso. Los m¨¢s indulgentes lo compararon con los sobres de cromos, los m¨¢s beligerantes, con las m¨¢quinas tragaperras; pero lo que era innegable es que pagar por una loot box era algo m¨¢s parecido a apostar en una casa de juegos que, carai, echar una partida al Fifa con un amigo. Muchos se rasgaron las vestiduras porque sintieron que la esencia l¨²dica de los videojuegos estaba amenazada pero, purismos aparte, varios pa¨ªses europeos se unieron para regularlas bajo la premisa de que se trataba de ¡°apuestas encubiertas¡±.
Los tiempos en internet son exponenciales: en un solo d¨ªa el mundo puede ponerse patas arriba un par de veces. Desde que el pasado marzo la casa de subastas Christie¡¯s vendiera un NFT por 57 millones de euros el acr¨®nimo no ha parado de acaparar titulares: se trata de un fuego que se ha ido propagando por todo el universo digital. Un mercado con pocas regulaciones que se ha asentado mejor en otros ¨¢mbitos que en el que, en principio, parec¨ªa m¨¢s propicio: el de los videojuegos.
La comunidad gamer saca las u?as cada vez que intuye un desm¨¢n empresarial. Y su eco no se oye solo en el mundo de los videojuegos sino en el mundo digital en general: los youtubers, twitchers y streamers que se han apuntado a la moda de los NFT han recibido severas cr¨ªticas de la mayor parte de su audiencia. Convengamos, entonces, que se trata de una pr¨¢ctica muy divisiva, que levanta tantas pasiones como odios. La posici¨®n de Ubisoft tiene r¨¦plicas, claro, como la de la poderosa Valve, due?a de la gigantesca plataforma digital de videojuegos Steam (y desarrolladora de joyas como Half-Life), que anunci¨® en noviembre que no permitir¨¢ el uso de criptomonedas o NFT en Steam.
Una postura intermedia es la de la japonesa Square Enix. En una carta fechada el 1 de enero, el presidente de la compa?¨ªa, Yosuke Matsuda, dej¨® bien claro el inter¨¦s que la compa?¨ªa (creadora de la famosa saga Final Fantasy) tiene en reclamar su parte del pastel en esta nueva tierra (digital) prometida. El inter¨¦s de Matsuda no es anecd¨®tico, pues recordemos que su compa?¨ªa gestiona el juego de rol masivo en l¨ªnea m¨¢s exitoso del momento (y todo parece indicar que por mucho tiempo), el Final Fantasy XIV, cuyo propio armaz¨®n comercial (dentro del juego hay incluso especulaci¨®n inmobiliaria) encaja perfectamente con algo como los NFT. Solo es cuesti¨®n de cambiar el dinero falso con el que los jugadores comercian en el juego por, por ejemplo, bitcoins, para crear un mercado real.
La implantaci¨®n (o no) de la tecnolog¨ªa blockchain y los NFT en el ecosistema de los juegos ser¨¢ uno de los asuntos candentes de este 2022 al que acabamos de quitar el papel de regalo. Veremos si Square y otras desarrolladoras son capaces de resistir la tentaci¨®n, pero lo que convendr¨ªa es no perder de vista el aspecto l¨²dico que rodea a todo el medio. L¨²dico, que por cierto viene del lat¨ªn, ludos, que significa juegos. Porque al fin y al cabo es as¨ª como llamamos a todo este negociado: videojuegos.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.