Siri Hustvedt: ¡°Hay que hacer saltar por los aires categori?as como lo masculino y lo femenino¡±
La escritora, convertida en referente de la relaci¨®n entre literatura y neurociencia, publica ¡®Madres, padres y dem¨¢s¡¯, donde explora los or¨ªgenes de la misoginia y la visi¨®n masculina de la cultura
Siri Hustvedt (Northfield, Minnesota, 67 a?os) es autora de siete novelas y numerosos ensayos sobre arte, literatura, neurociencia y psicoan¨¢lisis, que ha recogido en varios vol¨²menes. Premio Princesa de Asturias 2019 por el conjunto de su obra, imparte cursos de psiquiatr¨ªa narrativa en la Facultad de Medicina de Weill Cornell, Nueva York. Acaba de aparecer en espa?ol el volumen titulado Madres, padres y dem¨¢s, en el que efect¨²a un recorrido caleidosc¨®pico de sus m¨²ltiples intereses como ensayista. Los 20 trabajos que integran el volumen incluyen semblanzas de figuras familiares, como su madre, Ester, o su abuela paterna, Tillie, cuya historia fue borrada por su marido y la autora recupera ahora. En otros ensayos explora los or¨ªgenes de la misoginia, las fantas¨ªas patriarcales de una supuesta gestaci¨®n paternal procedentes de los griegos y que, seg¨²n ella, se perpet¨²an en los estudios de gen¨¦tica hasta hoy. En sus ensayos sobre las novelistas Jane Austen y Emily Bront? rompe estereotipos profundamente enraizados en la visi¨®n masculina de la cultura, al igual que en su estudio de la visi¨®n subversiva de la maternidad manifiesta en la obra art¨ªstica de Louise Bourgeois.
¡°Uso siempre la primera persona. La tercera es autoritaria, como si viniera impuesta desde lo alto¡±
Escritos a lo largo de una d¨¦cada y reunidos durante la pandemia, la colecci¨®n ofrece un sentido unitario de las investigaciones de una escritora que se mueve con la misma facilidad en la ficci¨®n que en el ensayo. El encuentro tiene lugar en su casa de Brooklyn, donde vive con su marido, el escritor Paul Auster, en un sal¨®n cuyas paredes est¨¢n cubiertas de ¨®leos que reproducen im¨¢genes de venerables m¨¢quinas de escribir.
PREGUNTA. ?Cabr¨ªa decir que Madres, padres y dem¨¢s es un resumen de su trayectoria y de sus preocupaciones fundamentales?
RESPUESTA. Casi todas mis preocupaciones esenciales est¨¢n ah¨ª, aunque debo hacer una precisi¨®n. Durante la pandemia pens¨¦ que ser¨ªa interesante reunir un volumen con los ensayos m¨¢s accesibles, dirigidos a un p¨²blico inteligente e intelectualmente curioso, pero que no era necesario que tuviera una formaci¨®n rigurosa en gen¨¦tica, neurolog¨ªa o psiquiatr¨ªa. Dej¨¦ fuera del libro los ensayos m¨¢s t¨¦cnicos, que aparecer¨¢n en otro volumen.
P. En el libro recoge numerosos recuerdos de su historia familiar. ?Fue una ni?a feliz?
R. Fue una infancia entre dos pa¨ªses y dos idiomas. Nac¨ª en Minnesota, pero viv¨ª tres a?os en Noruega en distintos momentos de mi infancia y mi adolescencia. Me crie en un ambiente muy c¨¢lido y protector. Nac¨ª prematuramente, mi madre me dio a luz cuando estaba embarazada de ocho meses. Reci¨¦n nacida me daban unas convulsiones tan fuertes e inexplicables que los m¨¦dicos le dijeron a mi madre que iba a morir. Aterrada, mi madre se volc¨® en m¨ª, procurando protegerme, eso cre¨® un v¨ªnculo con ella que dur¨® hasta su muerte. Sobreviv¨ª, pese al pron¨®stico, pero era una ni?a hipersensible. Todo me afectaba, la luz, el tacto, padec¨ªa la condici¨®n conocida como sinestesia de espejo, que desplaza la ubicaci¨®n de las sensaciones t¨¢ctiles; sufr¨ªa de migra?as que exacerbaban mi hipersensibilidad a los est¨ªmulos sensoriales de manera extrema. Pasaron muchos a?os antes de que me diagnosticaran, pero todo aquello influy¨® mucho en m¨ª cuando era ni?a. Para huir de los est¨ªmulos del mundo exterior me refugiaba en los libros.
¡°La biolog¨ªa es un flujo, pero la vemos como algo que ha asignado papeles fijos a las mujeres¡±
P. ?Qu¨¦ le¨ªa?
R. Alicia en el pa¨ªs de las maravillas me fascinaba. No s¨¦ cu¨¢ntas veces lo leer¨ªa. Es un libro verdaderamente extra?o; en realidad, no es para ni?os. A los 11 a?os mi madre me regal¨® un libro de Emily Dickinson, que tampoco es una lectura para ni?os. Su poes¨ªa es muy dif¨ªcil, pero produce una intensidad emocional a la que yo respond¨ªa visceralmente. Desde entonces me ha acompa?ado siempre. Tambi¨¦n me regal¨® un libro de poemas de William Blake que le¨ªa y rele¨ªa sin cesar, completamente fascinada. A los 12 o 13 a?os empec¨¦ a leer novelas inglesas, Dickens, Jane Austen, las hermanas Bront?. M¨¢s tarde me abr¨ª a otras literaturas, Camus, Sartre, Kafka, Freud. Empec¨¦ a leer a Kierkegaard con 15 a?os.
P. En muchos de sus escritos ha dicho con gran ¨¦nfasis que Kierkegaard es muy importante para usted. ?C¨®mo lleg¨® a ¨¦l?
R. Me obsesiona. Es un escritor sin fin ni fondo. Tengo todos sus libros. Solo los cuadernos suman 7.000 p¨¢ginas, y eso que muri¨® joven. Mis padres construyeron una casa en el campo y en el patio trasero hab¨ªa un barranco bastante abrupto en cuyo fondo corr¨ªa un arroyo. Al otro lado del arroyo, en lo alto de la garganta, hab¨ªa otra casa, que ya estaba all¨ª antes de que se construyera la nuestra, en la que viv¨ªa una pareja con sus hijos, con los que ¨ªbamos a jugar al arroyo. Un d¨ªa sub¨ª a la casa y vi a una mujer trabajando en su estudio. Se llamaba Edna, Edna Hong, y le pregunt¨¦ qu¨¦ estaba haciendo y me dijo que estaba traduciendo a Kierkegaard. Ella y su marido eran sus traductores al ingl¨¦s. Me prest¨® Temor y temblor, un libro fascinante que me abri¨® las puertas a su mundo.
P. ?C¨®mo se hizo escritora?
R. Cuando ten¨ªa 13 a?os, mi padre alquil¨® una casa en Reikiavik y nos llev¨® a toda la familia a pasar el verano en Islandia. Mi padre era profesor de Historia y Literatura Escandinava y nos llev¨® a conocer los lugares hist¨®ricos mencionados en las sagas islandesas y nos contaba lo que hab¨ªa pasado en ellos. No estaban se?alizados, pero ¨¦l conoc¨ªa perfectamente su ubicaci¨®n y nos cont¨® historias de hechos que a veces eran terriblemente brutales y sangrientos. Al final del d¨ªa volv¨ªamos a casa, pero en Escandinavia en verano no se pone nunca el sol y yo no pod¨ªa dormir, de modo que me pasaba las noches en claro, leyendo. Un d¨ªa una escena de David Copperfield, de Dickens, me emocion¨® tanto que tuve que dejar el libro. Me levant¨¦ y abr¨ª las cortinas. Reikiavik estaba sumergida en el silencio, ba?ada en una luz muy extra?a. Entonces pens¨¦ que, si los libros pueden provocar emociones as¨ª, yo quer¨ªa ser escritora.
P. ?Qu¨¦ fil¨®sofos han sido importantes para usted, adem¨¢s de Kierkegaard?
R. Ernst Cassirer me ense?¨® que uno de los rasgos m¨¢s importantes del trabajo intelectual es la capacidad de sintetizar pensamientos complejos y transmitirlos con claridad. Merleau-Ponty resuelve problemas muy profundos sobre la cuesti¨®n de la relaci¨®n entre el cuerpo y la mente. La lectura de Husserl es uno de los mayores retos intelectuales que he afrontado jam¨¢s. Cuando leo a Husserl me parece que avanzo a oscuras por un bosque hasta que de repente llego a un claro y se ilumina todo. Dos fil¨®sofas muy importantes para m¨ª son Edith Stein, que escribi¨® su tesis sobre la noci¨®n de empat¨ªa, y Susanne Langer. Me interesan los pragm¨¢ticos americanos como William James. Peirce es muy importante, y utilizo sus ideas sobre gen¨¦tica en la novela que estoy escribiendo.
P. ?Qu¨¦ novela es?
R. Se titula El sobre encantado. Es la historia de un affaire amoroso muy extra?o y sus consecuencias. En la novela hay un libro dentro de un libro escrito por el padre del narrador. El libro es un tratado sobre eugenesia. Todav¨ªa sigue en vigor el determinismo gen¨¦tico, algo que se remonta a Plat¨®n.
P. ?Se siente m¨¢s c¨®moda en el ensayo o en la novela?
R. Para m¨ª la clave est¨¢ en usar siempre la primera persona. Tengo objeciones al autoritarismo de la tercera persona. Es como si existiera una voz que viene impuesta desde lo alto. Esto vale tanto para las humanidades como para las ciencias. J¨¹rgen Habermas dec¨ªa que la ciencia quiere purificar y limpiar su discurso de todo valor subjetivo, que es una forma de poluci¨®n, pero no estoy de acuerdo. No es que no reconozca que el lenguaje es una realidad compartida o que el yo sea algo aislado, pero es una manera m¨¢s flexible de abordar el mundo real.
¡°S¨ª, pienso en la muerte, pero no en la m¨ªa. Pienso en lo que ser¨ªa perderlo a ¨¦l [Paul Auster, su marido]¡±
P. ??Existe la escritura femenina?
R. Si existe, est¨¢ separada del cuerpo de quien escribe. En ese sentido, se podr¨ªa decir que Henry James es un escritor femenino y Gertrude Stein, una escritora masculina. Lo interesante es borrar los l¨ªmites, como hace Emily Bront? en Cumbres borrascosas, donde hace saltar por los aires categor¨ªas que todos tenemos enraizadas, lo humano y lo natural, lo masculino y lo femenino, el cielo y el infierno. Es un libro profundamente filos¨®fico, como Al faro, de Virginia Woolf, una de las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Woolf elimina ese tipo de barreras. Al faro es fenomenolog¨ªa en clave de ficci¨®n. Su meditaci¨®n sobre el tiempo es sobrecogedora.
P. ?Cu¨¢l es su posici¨®n con respecto al feminismo?
R. Me interesan una serie de cuestiones que siguen sin resolverse en el ¨¢mbito de la embriolog¨ªa o la filosof¨ªa de la biolog¨ªa, as¨ª como todo cuanto tiene que ver con la reproducci¨®n desde el punto de vista biol¨®gico. Hay bi¨®logas feministas muy interesantes, como Evelyn Fox Keller o Sandra Harding, que han escrito acerca de feminismo y ciencia. En la cultura popular, con excepci¨®n de los debates acerca del aborto, la biolog¨ªa se ve como algo que ha asignado papeles fijos a la mujer, empezando por la maternidad. Mi argumento es que la realidad biol¨®gica est¨¢ siempre en flujo, avanzamos como organismos siguiendo una trayectoria hasta el final, pero mientras estamos en esa trayectoria estamos cambiando constantemente. Somos seres homeost¨¢ticos; los ajustes entre nuestro clima interno y lo que hay fuera est¨¢ siendo siempre recalibrado por nuestro organismo. La idea de que la biolog¨ªa es algo fijo es falsa.
P. ?Piensa en la muerte?
R. De hecho, s¨ª [risas]. Paul y yo nos hemos comprado una tumba en un rinc¨®n muy agradable en el cementerio de Greenwood. Hemos llegado al acuerdo de que el que muera antes ir¨¢ abajo y el segundo arriba [risas]. Pensar en la propia muerte es una abstracci¨®n hasta que llega el momento en que cobras conciencia de que te ha llegado el momento y te est¨¢s muriendo, pero la muerte del otro s¨ª es diferente. S¨ª, pienso en la muerte, en lo que significar¨ªa perderlo a ¨¦l.
Novelista, ensayista, poeta
Siri Hustvedt tiene cuatro facetas como creadora y la mejor manera de acercarse a ella es explorar los títulos más representativos, sabiendo que hay más de una posibilidad en cada caso. Aunque es la faceta menos conocida de su trabajo, quizá la mejor manera de entrar en su mundo sea hacerlo por la puerta de atrás, usando la llave de la poesía. Leer para ti (1982, Bartleby 2007) es un libro conmovedor que encierra algunas de las claves más íntimas de su universo personal y literario. “La poesía no está nunca lejos de lo que hago”, afirma cuando se le recuerda la existencia de ese libro. “Sigo escribiendo poemas, unas veces para mis personajes y otras para mí.” De su notable producción novelística, que consta de siete títulos, probablemente la mejor opción sea Todo cuanto amé (2003; Seix Barral, 2018), novela ganadora de varios premios internacionales. Se trata de una narración ágil que, como todo lo que escribe, encierra claves sutilmente enterradas en la prosa que remiten a aspectos de su propia biografía, y que solo una lectura atenta sacará a la luz. Por lo que se refiere a su faceta como ensayista, dentro de la variedad hay una considerable consistencia y unidad de tono. Todos los asuntos que toca los examina con similar agudeza y lucidez, de modo que da un poco igual por dónde empezar, todos abordan asuntos polémicos con gran originalidad. Un buen punto de partida es La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (2016, Seix Barral 2017), colección de ensayos sobre arte, la mente y el sexo. La mejor manera de cerrar el círculo, aunque se puede empezar por cualquier sitio, es leer La mujer temblorosa, o historia de mis nervios (2009, Seix Barral, 2020), libro en el que Hustvedt dirige su incisiva mirada hacia sí misma, convirtiéndose a la vez en sujeto y objeto de su indagación. La autora cuenta así su origen: “Me invitaron a hablar acerca de mis investigaciones de neuropsiquiatría y neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Columbia University y conté cómo me sobrevino un violento ataque de temblores cuando estaba hablando en un acto de homenaje a mi padre, que acababa de fallecer. Mi agente estaba entre el público y me dijo que lo que había contado la había impresionado y me sugirió que escribiera un libro, y lo hice”. Madres, padres y demás (Seix Barral, 2022), el último publicado, es el gozne perfecto entre la memorialista y la ensayista. Puro Hustvedt.
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