Cuando una inteligencia artificial pinta mejor que cualquier artista
Cada a?o que pasa, las im¨¢genes, melod¨ªas y textos computacionales van ganando en t¨¦cnica y espectacularidad
Es un hecho. Las im¨¢genes, textos y melod¨ªas creadas (si es que creadas es la palabra correcta, y no generadas, pero eso ser¨¢ un debate que ya llegar¨¢ en el futuro) por inteligencias artificiales se refinan con cada a?o que pasa. La IA es un fen¨®meno al que quiz¨¢ no le hacemos el caso que merece pero que poco a poco va transformando el mundo. Y no solo en los campos que supuestamente le son propicios (c¨¢lculos, gestiones), sino en otros que, en principio, eran algo reservado a los que tenemos huesos. Por ejemplo, el terreno art¨ªstico.
La creaci¨®n pict¨®rica, hoy por hoy, es la m¨¢s adelantada en este campo, con aplicaciones capaces de asombrar a cualquiera que se d¨¦ una vuelta por ellas. Unas, como Wombo, interfieren en las fotos que les enviamos y, por ejemplo, hacen cantar a un retrato (en un procedimiento m¨¢s similar al de aquella aplicaci¨®n que envejec¨ªa nuestra imagen). Otras, como Botto o Starryai, traducen en im¨¢genes lo que el usuario le pone en una breve descripci¨®n. ¡°Mona Lisa pintada por un ni?o de dos a?os¡±. Y va la aplicaci¨®n y lo dibuja. Otras, como GauGAN 2, de la compa?¨ªa tecnol¨®gica especializada en procesamiento gr¨¢fico NVIDIA, requieren algo m¨¢s: el usuario debe insertar, o trazar, un boceto, y la m¨¢quina entregar¨¢ una imagen completa. Generalmente, espectacular.
Pero este a?o ha habido una revoluci¨®n en cuanto a calidad pict¨®rica con Dalle-2, hasta ahora, la mejor generadora de cuadros. En los ¨²ltimos meses, las redes se han llenado de las im¨¢genes de los usuarios (si es que pueden considerarse suyas y no de la m¨¢quina), que compiten por ver cu¨¢l de todas ellas epata m¨¢s al p¨²blico. Algunas de esas im¨¢genes son evocadoras, otras tienen un componente inquietante. La mayor¨ªa son m¨¢s o menos sugerentes, profundamente lis¨¦rgicas y generalmente obedecen al empacho conceptual que surge cuando al usuario le da por unir conceptos tan dispares como galaxias y osos de peluche o velocirraptores y perritos calientes. Ya se sabe: una cosa es tener una herramienta y otra saber qu¨¦ hacer con ella.
Dalle-2 pertenece a la empresa OpenAI, que ya hab¨ªa indagado en el mundo de las tareas hechas con m¨¢quinas que hasta ahora consider¨¢bamos como competencia exclusivamente humana. Ah¨ª est¨¢ sin ir m¨¢s lejos su generador de textos GPT-3, que completa lo que el escritor se supone que va a (o quiere) escribir. Y es que estos procedimientos digitales no afectan solo a las im¨¢genes: Melodai Art, por ejemplo, utiliza la inteligencia artificial para generar melod¨ªas. Todas ellas funcionan m¨¢s o menos igual: una red neuronal que se nutre de millones de textos, im¨¢genes o composiciones preexistentes para entrelazarlas a gusto del consumidor.
En Dalle-2 no podemos jugar solo con im¨¢genes nuestras, tambi¨¦n crea (o imagina, o perpetra) variaciones de otros cuadros famosos a trav¨¦s de filtros como por ejemplo el de Basquiat, que basquiatiza todo tipo de lienzos cl¨¢sicos aplicando sobre ellos el estilo del autor. Es curioso, tanto tiempo (tantos siglos) devan¨¢ndonos los sesos para entender qu¨¦ es eso del estilo que hace incomparables las poes¨ªas de Dante, los cuadros de Caravaggio o las esculturas de Rodin para que ahora venga una m¨¢quina que, tras darnos una palmadita en la espalda, parezca resolverlo de un plumazo. Quiz¨¢ en unos a?os quien esto escribe podr¨¢ pasar estos art¨ªculos por un filtro especial para que parezcan escritos por alguien con mejor prosa.
No todo es oro lo que reluce, claro. Al contrario que otras aplicaciones, Dalle-2 no hace su magia instant¨¢neamente. Adem¨¢s, Dalle-2 tiene una larga lista de espera, y cuenta con un cuestionario para dilucidar si el usuario es digno o no de ser aceptado en la aplicaci¨®n para empezar a trastear con ella. Otro ejemplo de que a veces pasan cosas raras: a finales del a?o pasado nos enter¨¢bamos de que varias obras de la inteligencia artificial Botto, vendidas en forma de NFT, hab¨ªan alcanzado ya m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares. Tambi¨¦n es algo curioso, porque para lo que (se supone que) serv¨ªan los NFT, entre otras cosas, era la trazabilidad de la obra, que permit¨ªa a los artistas cobrar un pellizco por cada transacci¨®n. Antes de asumir que la propia Botto usar¨¢ ese dinero para aplicarse mejoras en su algoritmo, quiz¨¢ lo suyo sea pensar que alguien de carne y hueso usa esa tecnolog¨ªa para forrarse. O sea, que o todo o nada; o bien todo este tinglado digital revolucionar¨¢ el mundo o bien refrendar¨¢ el que ya existe. Nada nuevo bajo el sol.
Por cierto, por si a alguien le quedaba alguna duda, OpenAI, la empresa matriz detr¨¢s de Dalle-2 y GPT-3, fue fundada en 2015 por dos personas: por un lado, el programador Sam Altman. Y por otro, un tal Elon Musk, que quiz¨¢ les suene. Visto lo visto, quiz¨¢ ¨¦l tambi¨¦n sea producto de una inteligencia artificial. Eso explicar¨ªa muchas cosas.
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