¡®Blast¡¯: Esl¨®ganes para cambiar el mundo

?Se puede cambiar el mundo desde un escenario? En Blast, comedia sat¨ªrico-festiva que se representa en el Teatro Mar¨ªa Guerrero (Madrid), la compa?¨ªa Teatro en Vilo se hace una pregunta sugerente pero demasiado abierta, en cuya respuesta no parece que sus autoras hayan indagado a fondo. En sus exitosos montajes recientes, Andrea Jim¨¦nez y Noem¨ª Rodr¨ªguez, responsables de la compa?¨ªa, delimitaron mejor el asunto de sus pesquisas: en Man Up diseccionaban humor¨ªsticamente el modelo de masculinidad anglosaj¨®n, mientras que en Hoy puede ser mi gran noche pasaban revista a los proleg¨®menos art¨ªsticos de Rodr¨ªguez en su Galicia natal.

Hasta hoy, este pujante d¨²o contaba con la vigorosa presencia esc¨¦nica de la propia Rodr¨ªguez, que en Blast ha dejado el ruedo para dar la alternativa a un septeto de comediantes de entre 18 y 28 a?os. En la ficci¨®n dram¨¢tica, todos ellos se llaman por sus nombres reales, para que parezca que no est¨¢n representando, mientras cuentan medias verdades. Hablan de s¨ª mismos, pero no dicen una sola palabra sobre la notable formaci¨®n art¨ªstica que tienen todos ni sobre sus carreras profesionales. Los siete han protagonizado espect¨¢culos. Sa¨²l Olarte, adem¨¢s, es coautor y codirector de ?cidos, comedia que se representa el 17 de mayo en Logro?o. Julia Adun ha cantado en el Teatro de la Zarzuela, mientras que ?lex Silleras es un mago de larga trayectoria, que ha trabajado en proyectos varios en tres continentes y, en lo personal, ha pasado por un proceso de reasignaci¨®n de g¨¦nero.

Nadal Bin, Alejandra Valles, Conchi Espejo, Iv¨¢n L¨®pez-Ortega y esos tres compa?eros ya mencionados tienen buenas voces y saben proyectarlas (?cu¨¢ntos actores famosos incapaces de hacerse o¨ªr sin micro no habremos visto en los teatros p¨²blicos?), pero lo que cuentan, ese texto que las directoras han ido fijando durante los ensayos, brujulea sin llegar a abrir brecha en la frondosa pregunta de la que parten su obra y esta cr¨ªtica.

Espejo, Silleras, Valles y Olarte hablan sobre diversidad de g¨¦nero. Adun se queja del encasillamiento que padece por su procedencia ¨¦tnica, y Bin, de origen congole?o, pone ejemplos sangrantes de la segregaci¨®n que sufre, pero en todo el espect¨¢culo apenas hay una alusi¨®n a la barrera que la clase social supone en el camino a la igualdad pr¨¢ctica. Tampoco llega a entablarse un debate verdadero entre personajes. El ritmo y el discurso del montaje son err¨¢ticos, y las rupturas que las directoras proponen en esta ocasi¨®n no tienen fuerza. Blast se hace eco de muchas obras anteriores de procedencia variopinta, sin hallar su propia voz. Teatro en Vilo revisita un tema que Lorca toc¨® con vigor veinte veces mayor en su Comedia sin t¨ªtulo y lo escenifica sin cuarta pared, como suele hacer La Cubana en sus funciones, mientras sus j¨®venes int¨¦rpretes proponen, aunque solo de boquilla, acciones que los veteranos Leo Bassi y La Zaranda s¨ª se atreven a llevar a cabo.

¡®Blast¡¯. Texto y direcci¨®n: Andrea Jim¨¦nez y Noem¨ª Rodr¨ªguez. Madrid. Teatro Mar¨ªa Guerrero, hasta el 19 de junio.

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