Las Huecas, teatro alternativo de verdad
El colectivo catal¨¢n ofrece una aproximaci¨®n ins¨®lita a la muerte en su espect¨¢culo ¡®Aquellas que no deben morir¡¯
La muerte es un tema recurrente en la historia del teatro. La muerte como catarsis, acto heroico, met¨¢fora o posibilidad constante. La muerte por amor o por castigo. El asesinato o el suicidio. El fin o el principio de la trama. Siempre trascendental. Pero pocas veces se aborda el suceso fisiol¨®gico. Quiz¨¢ porque el hecho en s¨ª resulta poco po¨¦tico. Un cuerpo en descomposici¨®n del que hay que deshacerse. Por eso resulta chocante y reveladora la aproximaci¨®n que propone el colectivo catal¨¢n Las Huecas en Aquellas que no deben morir, que podr¨¢ ver en julio en el festival Grec de Barcelona tras pasar por La Casa Encendida de Madrid a finales de mayo. El espect¨¢culo se detiene justo en ese momento en el que un ser vivo se convierte en cad¨¢ver y se pone en marcha la burocracia de la muerte. ?Qui¨¦n se hace cargo de ese cuerpo? ?Qui¨¦n lo manipula y lo prepara para el velatorio? ?C¨®mo despedirse de ¨¦l? ?Cu¨¢nto cuesta el funeral? ?Por qu¨¦ cuesta tanto el funeral? De esos detalles tan prosaicos extraen Las Huecas una emoci¨®n inesperada que cobra a¨²n m¨¢s fuerza por la libertad con que se expresan. Sin inercias ni miedo a no ser formalmente perfectas. De esta obra se sale con la sensaci¨®n de haber visto y sentido algo nuevo. Como cuando vas al gimnasio por primera vez despu¨¦s de mucho tiempo y al d¨ªa siguiente te duelen m¨²sculos que no sab¨ªas que exist¨ªan.
Huyendo tambi¨¦n del relato lineal, la obra se presenta como una sucesi¨®n de cuadros relacionados con el tema de la muerte pero muy diferentes entre s¨ª. A cada idea o emoci¨®n su propia forma, resultado de un proceso de creaci¨®n verdaderamente colectivo. El primer cuadro juega al extra?amiento: las int¨¦rpretes se enfundan con mucha iron¨ªa unas s¨¢banas de fantasma de toda la vida y deambulan por el escenario como entes perdidos en una dimensi¨®n que desconocen. A veces se hacen comentarios entre ellas, otras veces se quedan paradas mir¨¢ndonos, van y vienen hasta que una toma la palabra con un mon¨®logo que desconcierta tanto como divierte. Despu¨¦s aparece una joven que se presenta como tanatopr¨¢ctica (lo es en realidad, no forma parte de Las Huecas) y que nos va a explicar c¨®mo hace su trabajo con ayuda de una actriz que hace de cad¨¢ver. Es decir, c¨®mo prepara el cuerpo para el velatorio, lo viste, lo maquilla¡ Es dif¨ªcil poner etiqueta a las sensaciones que despierta esta parte: de incomodidad a la hilaridad pasando por la ternura, el desconcierto y la pena profunda. Despu¨¦s viene una danza punk y desinhibida en el que las huecas parecen estar bailando con sus propios cad¨¢veres. Y luego, el cuadro m¨¢s pol¨ªtico: una chica cuenta c¨®mo el fallecimiento de su madre la llev¨® a investigar y movilizarse contra el desmedido negocio que hacen las empresas que dominan el sector de los servicios mortuorios en Espa?a. Aunque en realidad todo el montaje tiene una carga pol¨ªtica brutal. Termina el espect¨¢culo con una especie de instalaci¨®n que sugiere modos y rituales funerarios m¨¢s personales.
Ya ven que aqu¨ª no hay nada trillado. Ni en el fondo y ni en la forma. Es verdadero teatro alternativo.
Aquellas que no deben morir
Creación: Colectivo Las Huecas. La Casa Encendida de Madrid, 28 y 29 de mayo. Antic Teatre, dentro del Festival Grec de Barcelona, del 7 al 10 de julio.
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