Max Richter, Vivaldi y la orquesta negra
El compositor realiza nuevas variaciones sobre ¡®Las cuatro estaciones¡¯ con la formaci¨®n Chineke! y la violinista Elena Urioste

Max Richter ten¨ªa una cuenta pendiente con Vivaldi. Concretamente con Las cuatro estaciones. Le pasaba como a mucha gente, que de iniciar sus o¨ªdos con esa composici¨®n desde ni?os, m¨¢s tarde llegan a detestarla. La culpa no es de Vivaldi, sino de los ascensores, las esperas telef¨®nicas en l¨ªnea, los hilos musicales¡ Se trata de una m¨²sica tan frecuente, sin que no busque uno en muchos momentos sintonizarla, que produce rechazo.
Cuestiones de la vida moderna¡ Injustas, pero reales. ¡°De ni?o escuchaba continuamente el disco en mi casa. Era de los pocos que mis padres ten¨ªan. No se puede decir que fueran muy aficionados, no especialmente. Yo lo disfrutaba, me resultaba f¨¢cil. Te introduc¨ªa sin problema en un mundo al que acab¨¦ perteneciendo y por eso le debo mucho. Es una obra reconocible, alegre¡±.
¡°Al crecer, de mayor odi¨¦ a Vivaldi. Ten¨ªamos la obligaci¨®n de rechazarlo¡±, explica el m¨²sico alem¨¢n
Aquellos sones quedaron en el inconsciente al tiempo que, de manera consciente, Richter decidi¨® convertirse en m¨²sico. Pero no por el camino f¨¢cil, sino mediante la vanguardia y la experimentaci¨®n. Muy apegado al lado radical y a ciertos dogmas del pentagrama, fue llen¨¢ndose de prejuicios. Varios de ellos inclu¨ªan a Vivaldi y su m¨²sica. ¡°Al crecer, de mayor, lo odi¨¦. Ten¨ªamos la obligaci¨®n de rechazarlo¡±, confiesa hoy ya liberado de aquellos cors¨¦s, que lejos de abrir la mente por el lado salvaje, lo ataron. Una vez recuperada la esencia primitiva y m¨¢s inocente de su gusto y sus est¨ªmulos musicales, Richter recapacit¨® y regres¨® a la partitura barroca: ¡°Con ello he querido volver al ni?o que fui, buscar dentro de esa m¨²sica y que en cierta medida ella me lo desvelara¡±.
As¨ª, Las cuatro estaciones se convirti¨® para el compositor en una obsesi¨®n que quiz¨¢s buscara expiar aquella culpa del rechazo juvenil y altivo. El caso es que buceando en ellas, Richter ha hallado un camino que lo define. La primera vez que lo hizo, adem¨¢s, obtuvo un ¨¦xito impresionante. Fue en 2012 y bati¨® con su propuesta el r¨¦cord de escuchas en l¨ªnea en internet. ¡°No s¨¦, ni me acuerdo del n¨²mero¡±, dice. La discogr¨¢fica ¡ªel grupo Universal, en cuyo sello Deutsche Grammophon graba habitualmente¡ª s¨ª que lo tiene registrado: 450 millones¡
La m¨²sica de Richter parece a menudo una obra que no tiene fin, que se sucede a s¨ª misma en distintas variaciones con el prop¨®sito de conectar pasado y futuro. Sus discos rezuman una exquisita coherencia que no cansa. Ha creado un sonido que bien puede definir esta ¨¦poca: entre el consuelo y la distop¨ªa, como hizo para la banda sonora de The Leftovers o en t¨ªtulos como Sleep o The Blue Notebooks.
Para dichas experiencias le han acompa?ado muchos int¨¦rpretes de prestigio: del pianista chino Lang Lang a la violinista estadounidense Hilary Hahn. Ahora, para la nueva interpretaci¨®n de Las cuatro estaciones ha recurrido a Elena Urioste, tambi¨¦n violinista, y a la orquesta Chineke!, una formaci¨®n compuesta por m¨²sicos de raza negra en su mayor¨ªa. La orquesta acept¨® el reto de inmiscuirse en el Barroco sin ser expertos en la ¨¦poca. Adaptaron sus instrumentos a cuerdas de tripa especiales y acordes con los que se utilizaban en tiempos de Vivaldi (Venecia, 1678-Viena, 1741). ¡°No sab¨ªan y trabajaron a fondo, aqu¨ª nos hemos metido todos por el placer de aprender, ninguno somos expertos en la materia. Hemos querido llevar a cabo una exploraci¨®n del sonido. En ese sentido, el viol¨ªn de Elena Urioste aporta frescura, vivacidad, juventud mientras que la base de Chineke! ofrece calidez, paz¡±. De hecho, es la primera obra que graban en su nuevo estudio campestre de Oxfordshire. Richter ha quedado satisfecho: ¡°Ha dado el resultado que esperaba: una atm¨®sfera y una sensaci¨®n t¨¢ctil, sensual, sosegada¡±, afirma.
La orquesta se lo ha tomado como un viaje a otras dimensiones. Pero devuelven su aprendizaje con est¨ªmulos distintos y espont¨¢neos en directo. Max Richter cuida mucho las grabaciones. Se muestra exigente con el sonido que registra. Busca un universo propio. Pero en directo, dice, ¡°no me queda m¨¢s remedio que dejarme llevar por los m¨²sicos y por el camino, en este caso, que marcan Elena y los miembros de Chineke!¡±.
La orquesta fue creada en 2015 por su directora art¨ªstica, Chi Chi Nwanoku, contrabajo irlandesa con ascendencia nigeriana, y cuenta con 15 miembros. Su objetivo: fomentar la diversidad de int¨¦rpretes en Europa. El viaje a la ra¨ªz sonora que han emprendido junto a Richter lo han hecho en dos sentidos. ¡°En busca del origen barroco, pero tambi¨¦n de la m¨²sica electr¨®nica. Para lo primero adaptamos los instrumentos de la orquesta y para lo segundo hemos utilizado sintetizadores propios de los a?os setenta, los famosos minimoog¡±, asegura el compositor. ¡°Me hac¨ªa gracia explorar ese paralelismo¡±.
El Barroco, pese a su bravura, su lado jovial, su car¨¢cter exultante, tambi¨¦n contiene una faceta minimalista: ¡°En ese sentido buscaba que la m¨²sica nos hablara de nuestro tiempo. Vivaldi es un compositor que se deja llevar por la melod¨ªa. M¨¢s sensual que cerebral, al contrario de Bach, pero al tiempo tan barroco como ¨¦l, y eso le conecta a fondo con nuestra era¡±, asegura Richter. Una era la presente desinhibida pero tambi¨¦n dist¨®pica. Ese ¨²ltimo elemento debe contar con su contrapunto en la m¨²sica y Richter tiene claro cu¨¢l es: ¡°Debe hacernos reflexionar sobre los peligros que afrontamos, pero tambi¨¦n provocar que nos sintamos seguros, a salvo, ofrecernos cierto consuelo y a la vez conciencia¡±.
En ese aspecto, Las cuatro estaciones tambi¨¦n puede explorarse desde un punto de vista ecologista. Su celebraci¨®n de la naturaleza es exuberante, su conexi¨®n emocional, la euforia y la melancol¨ªa que producen en nuestro interior se aferra tambi¨¦n a elementos concretos: luz, agua, paz, turbulencias¡ ¡°Nos conduce irremediablemente a plantearnos la situaci¨®n. Es muy visual, directa, no necesita filtros. La ecolog¨ªa es uno de los grandes temas de nuestro tiempo, desde luego, y llegamos tarde a plantear soluciones. Lo hemos hablado bastante entre los m¨²sicos y yo, c¨®mo nos gustar¨ªa que esta obra cargara la conciencia del p¨²blico en ese sentido. C¨®mo podemos adaptar su mensaje del pasado a la urgencia del presente¡±.
A Vivaldi, cree, no le habr¨ªa molestado: ¡°En su tiempo nada se daba por sentado y todo lo dejaba abierto a interpretaciones¡±
A Vivaldi, cree, no le habr¨ªa molestado. ¡°En su tiempo nada se daba por sentado y todo lo dejaba abierto a interpretaciones¡±, asegura. El compositor italiano, seg¨²n ¨¦l, se presta a cualquier juego abierto. Pero experimentar en ese sentido con otros a los que tambi¨¦n admira, se lo pensar¨ªa. ¡°Mahler, por ejemplo, es tan perfecto que mejor no tocarlo, cierra en s¨ª mismo un mundo propio. Con Bach tampoco podr¨ªa trabajar para desmontar su matem¨¢tica, su m¨²sica est¨¢ imbricada en una forma compleja y yo resultar¨ªa extra?o¡±, asegura.
A Mozart lo considera cap¨ªtulo aparte: ¡°La flauta m¨¢gica, por ejemplo, es una historia llena de simbolismos filos¨®ficos e ideol¨®gicos, tambi¨¦n una f¨¢bula, pero, al final, lo que nos conecta a ella es una historia de amor. Hay partes en las que te preguntas de d¨®nde viene esa m¨²sica. No soy creyente ni descre¨ªdo, estoy abierto en ese sentido a todo, pero la m¨²sica de Mozart a veces entra en el terreno de lo inexplicable. Si hablamos en esos t¨¦rminos de fe, para m¨ª Mozart es Dios y Wagner, quiz¨¢s, el diablo¡±. Sin desde?ar las ventajas, incluso las virtudes vengan de la luz o de la oscuridad, que los dos han aportado a la m¨²sica.

Max Richter?
Elena Urioste y Chineke! Orquesta
Deutsche Grammophon, 2022
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