Vuelve ¡®Aida¡¯, emerge ¡®Arabella¡¯, ?y el p¨²blico?
La nueva temporada musical cl¨¢sica arranca con los signos de incertidumbre lanzados por los festivales de verano
M¨¢s de dos a?os despu¨¦s, seguimos encadenados a las secuelas culturales de la pandemia: conciertos u ¨®peras cancelados en su momento que intentan resurgir mal que bien de aquellas cenizas. El efecto domin¨® de las suspensiones provoc¨®, y sigue provocando, aut¨¦nticos quebraderos de cabeza en organizadores y en agencias, incapaces de resolver sudokus de enorme complejidad, porque el beneficio de uno es el perjuicio de muchos. Cuando se programa a varios a?os vista, como es habitual en los teatros de ¨®pera y como acostumbran a hacer los cantantes o instrumentistas m¨¢s requeridos, el marem¨¢gnum de ...
M¨¢s de dos a?os despu¨¦s, seguimos encadenados a las secuelas culturales de la pandemia: conciertos u ¨®peras cancelados en su momento que intentan resurgir mal que bien de aquellas cenizas. El efecto domin¨® de las suspensiones provoc¨®, y sigue provocando, aut¨¦nticos quebraderos de cabeza en organizadores y en agencias, incapaces de resolver sudokus de enorme complejidad, porque el beneficio de uno es el perjuicio de muchos. Cuando se programa a varios a?os vista, como es habitual en los teatros de ¨®pera y como acostumbran a hacer los cantantes o instrumentistas m¨¢s requeridos, el marem¨¢gnum de cancelaciones en 2020 y 2021 acab¨® por producir un tsunami cuyos efectos siguen siendo visibles en las programaciones de todo el mundo.
El Teatro Real inicia su temporada reponiendo (con un nuevo reparto, por supuesto) la ortodoxa, sosa y esteticista Aida de Hugo de Ana que ya pudo verse en 2018, precedida y seguida de dos Orfeos: el de Philip Glass, inspirado en la pel¨ªcula de Jean Cocteau, y el casi seminal de Claudio Monteverdi, aunque el espect¨¢culo m¨¢s tentador de los pr¨®ximos meses en la Plaza de Oriente ser¨¢ la llegada por primera vez a Madrid de Arabella, la ¨²ltima de las colaboraciones entre Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal, una ¨®pera m¨¢s sustanciosa de lo que pudiera parecer y que pondr¨¢ en escena Christof Loy. A poco que se acerque a su insuperable Capriccio de hace tres a?os en el mismo escenario, hay motivos m¨¢s que sobrados para la expectaci¨®n.
Varios cantantes repetir¨¢n en nuestros principales teatros de ¨®pera: Xabier Anduaga en Don Pasquale en el Liceu y en I Puritani, que abre la temporada de la ABAO, donde compartir¨¢ protagonismo con Jessica Pratt, que se alternar¨¢ con Nadine Sierra como Amina en La Sonnambula del Teatro Real, tambi¨¦n con Anduaga como Elvino en uno de los tres repartos. ABAO recupera otro t¨ªtulo belcantista, Anna Bolena, de la debacle de 2020, una ¨®pera que podr¨¢ verse asimismo en el Palau de les Arts: Joyce El-Khoury y Eleonora Buratto dar¨¢n vida, respectivamente, a la desdichada reina, con Silvia Tro Santaf¨¦ como Jane Seymour tanto en Valencia como en Bilbao . Dos veteranos cargados de experiencia y comicidad ¡ªCarlos Chausson y Alessandro Corbelli¡ª cantar¨¢n Don Pasquale en Barcelona, donde podr¨¢ o¨ªrse a Lise Davidsen en un papel menor: la Giorgetta de Il tabarro de Puccini.
La Fundaci¨®n Juan March fijar¨¢ y dar¨¢ esplendor a la m¨²sica de Domenico Scarlatti (y sus muchos deudores). M¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras, todas las miradas se concentrar¨¢n en la Staatsoper Unter den Linden de Berl¨ªn durante la primera semana de octubre. Tras la sonora debacle del nuevo Anillo estrenado en julio en el Festival de Bayreuth, en una ca¨ªda libre que se acent¨²a a?o tras a?o, los wagnerianos de bien tienen depositadas sus esperanzas en la tetralog¨ªa que dirigir¨¢ musicalmente Daniel Barenboim y esc¨¦nicamente Dmitri Tcherniakov. Los serios y recientes problemas de salud del argentino hacen que la gran cita penda a¨²n rodeada de interrogantes, los mismos con que muchos teatros y salas de concierto aguardan la potencial llegada de sus p¨²blicos. Los festivales de este verano han constatado que se venden muchas menos entradas y abonos que antes. La inflaci¨®n y la larga sombra de la guerra en Ucrania no ayudan, por supuesto, pero la cultura sigue necesitando a todos sus fieles, y a no pocos conversos, para sobrevivir.
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