Joan Brossa, en plan travesti

Joan Brossa dec¨ªa que ya siendo un beb¨¦ se apasion¨® por las ¨®peras de Wagner que tocaba la banda municipal los domingos. Y como buen wagneriano tuvo siempre muy claro que todo artista total que se precie tiene que proveerse antes de nada de un buen mito fundacional. Lo cont¨® en una de las entrevistas que Vicente Molina Foix public¨® en este peri¨®dico en los noventa: combatiendo del lado republicano en las trincheras de la Guerra Civil, una noche una voz misteriosa y nunca identificada le llam¨® y le alej¨® de su puesto un segundo antes de que cayese all¨ª un proyectil de mortero. Al entrar en camilla al hospital de campa?a, oy¨® lamentarse a una enfermera horrorizada: ¡°?M¨¢s le valdr¨ªa haber muerto!¡±. ¡°Yo pensaba que habr¨ªa quedado desfigurado, como Boris Karloff¡±, recordaba Brossa con la retranca de la casa. Y sin embargo era solo barro y porquer¨ªa lo que llevaba pegado a la cara: sali¨® ileso salvo por una esquirla de metralla que le da?¨® un ojo, como al dios Od¨ªn. ¡°Como a Od¨ªn¡±, repetir¨ªa luego muchas veces, ¡°la sabidur¨ªa me cost¨® un ojo de la cara¡±.

En ese relato mito-chusco-po¨¦tico est¨¢n muchas constantes de toda su obra: lo wagneriano y lo truculento, el amor total por el cine, de la serie B a la serie Z, la guasa desafiante, el gusto por los juegos de palabras y las frases hechas y manidas a las que da una nueva vida y significado en su poes¨ªa. Y sobre todo el amor por las cris¨¢lidas y las m¨¢scaras, emblemas y relatos de metamorfosis, renovaci¨®n y resurrecci¨®n: por los transformistas legendarios como Fr¨¦goli y los travestis del Barrio Chino y el Paral¡¤lel, por los espect¨¢culos de prestidigitaci¨®n y sombras chinescas que dominaba con maestr¨ªa, por el circo, el estript¨ªs, la revista y todo el espectro de lo que ¨¦l llamaba ¡°fen¨®menos parateatrales¡± y que cultiv¨® en piezas, mon¨®logos y guiones de cine que se anticiparon en d¨¦cadas a la explosi¨®n internacional de happenings y performances.

NoguerasBlanchard inaugura con una selecci¨®n de sus obras la temporada y su flamante nuevo espacio en Madrid, entre Santa B¨¢rbara y Tribunal, y no le hubiera disgustado a Brossa la teatralidad del lugar, que no se abre a pie de calle; ni se le escapar¨ªa, furibundo anticlerical toda su vida, la iron¨ªa de exponer en dependencias que ocup¨® la Iglesia Anglicana de la capital. Y encontrar¨ªa muy ¡°de su cuerda¡±, expresi¨®n que usaba a menudo como extremo elogio, a artistas de la galer¨ªa como Wilfredo Prieto y sus ir¨®nicos objetos/emblema o Perejaume. La sombra de Brossa es muy alargada.

En su obra aletea la reivindicaci¨®n de lo monstruoso, del disfraz de transformista y la subversi¨®n de identidades fijas

En la galer¨ªa se muestran seis de sus objetos-poema, la faceta de su producci¨®n que m¨¢s ¨¦xito y reconocimiento internacional le trajeron en vida. Son excelentes ejemplos de su producci¨®n de los 80, procedentes de una colecci¨®n privada alemana que ya los prest¨® para la exposici¨®n que el MACBA y Artium dedicaron a Brossa en 2018. Algunos, como el maniqu¨ª encorvado, parecen saludar a un p¨²blico imaginario; otros, como el confesionario cubierto de confetti (?no ser¨¢ caspa?) o el sombrero de teja curil con ara?a de tienda de objetos de broma en su interior remachan su genio y figura de impenitente comecuras; la escalera de mano con sus escalones desmontados y amontonados al pie cobra un aire enigm¨¢tico gracias al t¨ªtulo, Feina de dissabte, en una yuxtaposici¨®n incongrua y sorpresiva de lo visual y lo conceptual tomada de los surrealistas y de Duchamp, a los que siempre consider¨® maestros.

Habitualmente se han considerado estos objetos poem¨¢ticos y problem¨¢ticos de Brossa como la contraparte especular o tridimensional de sus poemas visuales, que juegan con la tipograf¨ªa, el caligrama, los jerogl¨ªficos y rebus. Objetos-poemas y poemas visuales se subsumir¨ªan en la b¨²squeda de una poes¨ªa total (de nuevo resopla por all¨ª Wagner).

Yo creo sin embargo que van m¨¢s lejos y remiten tambi¨¦n ya a una cuarta dimensi¨®n de su poes¨ªa, que ser¨ªa la cuarta pared de lo teatral. La obra teatral de Brossa abarca unas 350 piezas editadas en seis vol¨²menes pero muy poco conocidas y casi nunca montadas. Algunas bordean el teatro del absurdo, otras son sus estript¨ªs, sus ¡°acciones-espect¨¢culo¡±, sus ¡°mon¨®logos de transformaci¨®n¡± para actores transformistas, su teatro para t¨ªteres y shows de ilusionismo y prestidigitaci¨®n. Los poemas-objeto que vemos aqu¨ª, o las instalaciones/escenograf¨ªas que mostr¨® en su d¨ªa en el Palau de la Virreina (Barcelona), son al final parte de ese espectro parateatral, y dan ganas de verlos como atrezo o incluso personajes de funciones a punto de empezar, de argumentos a punto de armarse. Vistos aqu¨ª recuerdan a los escenarios y utiler¨ªa de las piezas de Cointet o de Copi; los objetos de atrezo que pueden verse en la Cricoteka de Tadeusz Kantor en Cracovia; los props que dise?a Petrit Halilaj para sus autos sacramentales laicos para tratar el trauma de la guerra en su Kosovo natal.

Por volver al mito fundacional del principio, en la obra de Brossa siempre aletea la reivindicaci¨®n de lo que otros llaman monstruoso, del disfraz y el travestismo y la subversi¨®n proteica de identidades fijas obligatorias. Como en tantas otras cosas, se adelant¨® en muchos a?os a los presupuestos de las teor¨ªas queer que artistas muy j¨®venes toman ahora como punto de partida para su trabajo. Para explorar estas relaciones, la galer¨ªa ha invitado al joven proyecto de poes¨ªa Juf que dirigen Leticia Ybarra y Beatriz Ortega: acompa?ar¨¢n la exposici¨®n con un programa de lecturas y performances de artistas y poetas internacionales que descubren el trabajo de Brossa y lo abren a nuevas lecturas. Y es que ya lo dec¨ªa ¨¦l mismo: ¡°Yo no soy vanguardista, soy de mi tiempo. Es la gente la que va atrasada¡±.

¡®Creus tu que si no m¡¯agrad¨¦s...¡¯. Joan Brossa. NoguerasBlanchard. Madrid. Del 8 de septiembre al 12 de noviembre.

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