Contar el terror como la primera vez
Con ¡®Hermanas¡¯, Daisy Johnson se inscribe en la tradici¨®n de la mejor literatura anglosajona de fantasmas
Hermanas es una novela que se inscribe en la tradici¨®n de la mejor literatura anglosajona de fantasmas. Es decir, es un libro que habla de la p¨¦rdida, las complicaciones del despertar sexual, la identidad, la lucha de poder en los afectos y la muerte. Eros y T¨¢natos. Una caracter¨ªstica fundamental de este universo es la ambig¨¹edad que se logra gracias a un uso desasosegante de pronombres y personas del verbo al que ya dio su particular vuelta de tuerca el genial Henry James. Para recrear la turbiedad de estas atm¨®sferas emocionales e identitarias, tambi¨¦n es relevante la met¨¢fora del espejo y el doble en todas sus manifestaciones. Y, cuando escribo, ¡°en todas sus manifestaciones¡± me refiero a que los desdoblamientos en la literatura fant¨¢stica pueden operar centr¨ªpeta o centr¨ªfugamente: dentro de un solo cuerpo se concentran varias identidades o, a la hitchcockiana manera de V¨¦rtigo, una sola persona se transforma, se dispersa, en dos personas diferentes gracias a la t¨¦cnica del disfraz. Daisy Johnson pone en juego estos recursos del g¨¦nero cl¨¢sico, pero adem¨¢s destacan en su escritura algunas p¨¢ginas muy personales: la voz narrativa de Julio, una adolescente, reflexiona sobre el dentro y el fuera ¡ªde la casa y del cuerpo, del cuerpo como casa y viceversa¡ª rezumando fisicidad y un sentido del espacio y del tiempo enrarecidos. Johnson, deudora de la tradici¨®n, escribe una novela en la que no sabemos si el miedo anida en la hip¨®tesis fant¨¢stica o en las enfermedades tangibles; a la vez, actualiza la tradici¨®n con turbiedades siniestras propias del tiempo que nos ha tocado vivir: depresi¨®n, acoso, formas renovadas de la crueldad.
Una visi¨®n del mundo particular y poco complaciente sobresale en Hermanas, un libro sobre cuyos entresijos argumentales y golpes de efecto no puedo decir m¨¢s sin despojarlo de parte de su encanto y del encantamiento que puede ejercer sobre el espacio de recepci¨®n. Pero lo que a m¨ª me sorprende de la escritura de Daisy Johnson y mis expectativas mientras leo se distancian de lo que espera y electriza a una lectora veinte a?os m¨¢s joven. Hoy, gracias al libro de Johnson, estoy dispuesta a admitir que a veces la ingenuidad es maravillosa. Chandler apunt¨® que la trampa genial que Agatha Christie llev¨® a cabo en El asesinato de Roger Ackroyd no se pod¨ªa repetir muchas veces porque poco a poco vamos generando una costra que anula nuestra capacidad de sorpresa y la propia efectividad de la trampa-cepo. Sin embargo, Johnson utiliza trampas y giros cl¨¢sicos como si fuera la primera vez, y los convierte en genuinos por la fuerza expresiva de su lenguaje. La explosi¨®n y velocidad de nuestros referentes, la necesidad mercantil de congestionar escaparates y la facilidad gen¨¦tica para el olvido hacen posible que volvamos a sentir el calambre en la tripa la sexta vez que subimos a la monta?a rusa: hay escritoras tan buenas que pueden escribir ad¨¢nicamente como si lo que cuentan se contara por primera vez. Acaso es necesario escribir desde ese sitio para no perder la ilusi¨®n inaugural que tensa la escritura m¨¢s all¨¢ del cinismo. Paralelamente, nuestros caparazones de lectura redundan en nuestros placeres sibaritas y nos permiten aquilatar el valor de un texto desacomplejado. Despu¨¦s de leer Hermanas me he quedado pensando que, si lo hubi¨¦semos le¨ªdo todo, no podr¨ªamos escribir sin reparo ni una palabra.
Hermanas?
Traducci¨®n de Carmen Torres Garc¨ªa y Laura Naranjo Guti¨¦rrez
Perif¨¦rica, 2022
224 p¨¢ginas. 18 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.