Annie Ernaux, literatura de resistencia
La obra de la escritora francesa se nutre de la vida, propone un viaje de lo propio a lo com¨²n, de lo ¨ªntimo a colectivo, de lo personal a lo pol¨ªtico
El tr¨¢nsito de la infancia a la adolescencia, luego el camino hacia la primera juventud. El descubrimiento del amor y el descubrimiento del deseo; ignoro el orden. El cuerpo, en un sentido. El sexo. El descubrimiento del desamor y el descubrimiento de la decepci¨®n, en paralelo, acaso ya latiendo en el inicio. El aborto. El matrimonio y la maternidad. El trabajo: el remunerado y el intelectual ¡ªleer, escribir¡ª, el que permite sobrevivir y el que permite ensanchar la vida. El desclasamiento: la tensi¨®n entre la conciencia del origen y la verg¨¹enza ante el origen. La familia. La muerte del padre. La enfermedad y la muerte de la madre. El cuerpo, en otro sentido. La memoria para comprender qui¨¦nes somos, no para glorificar a quienes fuimos. El deseo. El deseo. El deseo. El sexo. El amor y el sexo y el deseo como sin¨®nimos del poder, como pr¨¢cticas de la teor¨ªa. La escritura. El tiempo. La enfermedad propia. El cuerpo, en m¨¢s sentidos. Y un hilo engarzando, que se llama conciencia de clase, y otro hilo como refuerzo, que se llama feminismo.
La obra de Annie Ernaux se nutre de la vida, propone un viaje de lo propio a lo com¨²n, de lo ¨ªntimo a lo colectivo, de lo personal ¡ªs¨ª¡ª a lo pol¨ªtico. Las tardes en el hipermercado, los recuerdos de las fiestas universitarias, una pelea que se intenta esconder bajo la alfombra. T¨² has vivido algo as¨ª, algo parecido, es decir: tu historia importa. Tu historia importa, merece contarse tanto como las dem¨¢s, y tu historia y la de la mujer que se sienta junto a ti en el autob¨²s y la del hombre con el que coincides en la panader¨ªa forman parte de una historia mayor. Incluso en aquellas primeras novelas que camuflaba como ficciones ¡ªpienso en Los armarios vac¨ªos, semillero de muchos de sus libros posteriores¡ª, Annie Ernaux interpretaba su propia experiencia como punto de conexi¨®n para quien lee y, de partida, para quien narra.
Sin embargo, Annie Ernaux trasciende las etiquetas de ¡°autobiograf¨ªa¡± o ¡°autoficci¨®n¡±. Ha apelado al concepto de ¡°autosociobiograf¨ªa¡±, quiz¨¢ por la manera en la que su literatura se muestra porosa a la sociolog¨ªa ¡ª?asoma Bourdieu¡ª y a la historia. En cierto modo, Ernaux construye sus novelas desde varias posibilidades de lectura. Una actitud que nos permite entender El lugar como una novela sobre la muerte del padre y, al mismo tiempo, como una novela sobre el choque entre generaciones: la clase obrera del padre frente a la nueva burgues¨ªa que ella misma representa. Y que nos permite enfrentarnos con El acontecimiento a una novela sobre el aborto, desde luego, que a la innegable cuesti¨®n de g¨¦nero a?ade matices de clase ¡ªel dinero lo facilitar¨ªa todo¡ª e ideolog¨ªa, con su aproximaci¨®n al machismo en los ambientes progresistas anteriores a Mayo del 68. O acercarnos a Pura pasi¨®n, el diario Perderse o La ocupaci¨®n como retratos del sexo y el deseo, pero tambi¨¦n reflexiones sobre los v¨ªnculos de poder ¡ªdominaci¨®n, sumisi¨®n¡ª que se establecen en la intimidad, el paso del tiempo y los prejuicios en torno al cuerpo de las mujeres.
En una entrevista con Mar¨ªa Sonia Cristoff para Clar¨ªn, Ernaux ofreci¨® algunas claves sobre su literatura: ¡°Origen de clase y feminismo son dos ejes cruciales a la hora de escribir, atraviesan todo lo que escribo. (¡) Para m¨ª, escribir es de por s¨ª un compromiso feminista. Pero no ligado al contenido, no porque cuente ¡®historias de mujeres¡¯, sino porque lo hago desde el punto de vista de una mujer, y creo que eso ya contribuye a ampliar el modo en el que se ve el mundo, pone un freno a la concepci¨®n masculina del mundo que todav¨ªa impera¡±. Resistencia, revancha, victoria. Cuesta desgajar su obra de las intenciones radicalmente pol¨ªticas, que ella subraya con orgullo, y que sit¨²a centrales en su literatura.
Y la literatura, por supuesto; en primer lugar. Libros breves ¡ªpor eso complejos en su andamiaje: v¨¦ase Memoria de chica¡ª en los que la narraci¨®n se fragmenta, a imitaci¨®n de la memoria ¡ªaqu¨ª torrencial, all¨¢ el¨ªptica¡ª, conscientes de que el recuerdo se forja en la invenci¨®n, porque jam¨¢s se captar¨¢ tal como fue. Afronta libro a libro la construcci¨®n de una ambiciosa novela en marcha: una comedia humana cuyos vol¨²menes comparten protagonista ¡ªAnnie Ernaux, nacida Duchesne¡ª, y que recorre la historia de Francia desde la II Guerra Mundial hasta la actualidad. Una prosa ¨¢spera, preocupada por el valor y la intenci¨®n de las palabras, cuya fuerza reside en el detalle: en la posibilidad de que un detalle lev¨ªsimo condense una vida. En mi libro favorito de los suyos, El lugar, la narradora vac¨ªa la cartera de su padre muerto, con el que manten¨ªa una relaci¨®n muy dif¨ªcil, y encuentra entre los papeles el anuncio de su plaza de funcionaria, que ¨¦l siempre llevaba consigo. Esa escena muestra a una hija en los espacios propios de su padre ¡ªla cartera, adem¨¢s¡ª, a una hija que descubre el orgullo que el padre negaba y a la vez sent¨ªa, y muestra tambi¨¦n las tensiones entre generaciones y g¨¦neros y clases. Una vida entera en una escena: el talento apabullante ¡ªmonumental¡ª de una escritora que sabe c¨®mo mirar.
Elena Medel es poeta y novelista. Su ¨²ltimo libro es la novela ¡®Las maravillas¡¯ (Anagrama).
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