¡®Lectura f¨¢cil¡¯: la provocaci¨®n literaria de Cristina Morales pierde furia en su versi¨®n teatral
La adaptaci¨®n de Alberto San Juan mantiene la esencia contestataria de la novela original, pero por momentos sucumbe ante el encanto de sus protagonistas
Lo mejor que se puede decir de una versi¨®n, adaptaci¨®n o traducci¨®n es que conserva la sustancia de la obra original. La que ha hecho para el teatro Alberto San Juan de la premiada novela Lectura f¨¢cil, de Cristina Morales, cumple en parte esa condici¨®n. Es chocante, inc¨®moda, desconcertante, c¨®mica en ocasiones y antibuenista, aunque no tan provocadora y con menos mala leche, pero en todo caso contestataria. Esto ¨²ltimo no tanto por la carga ideol¨®gica que ya trae de f¨¢brica o porque rompa convenciones esc¨¦nicas, sino porque no se acomoda a las reglas del buen hacer teatral o la perfecta dicci¨®n. Por otra parte, no pod¨ªa ser de otro modo: en el reparto hay actores con discapacidades f¨ªsicas que les impiden moverse o pronunciar el texto como dios manda. O sea, como se ense?a en las escuelas de interpretaci¨®n. Hablan, andan y bailan a su manera. Y lo reivindican. Esa es la esencia de la novela.
El libro de Cristina Morales es fundamentalmente una feroz disecci¨®n de los instrumentos con los que el sistema social en el que vivimos nos mantiene a raya. Entre ellos, la autora subraya el lenguaje como una de sus m¨¢s eficaces armas de normalizaci¨®n y, por tanto, de dominaci¨®n. Hablar bien o normal es lo mismo que comportarse bien o normal. Recordemos de manera esquem¨¢tica el argumento: cuatro mujeres con distintas discapacidades comparten un piso tutelado y todo parece ir bien hasta que las autoridades deciden esterilizar a una de ellas para protegerla de su irrefrenable apetito sexual, lo que provoca un conflicto que las aboca a un centro de internamiento. As¨ª que el hecho de que los personajes hablen en el escenario como puedan o les d¨¦ la gana, con tacos incluidos y calificaciones ¡°pol¨ªticamente incorrectas¡± de s¨ª mismos, lo que tiene mucha guasa, convierte el mensaje ideol¨®gico en pura experiencia est¨¦tica. A¨²n m¨¢s: si en el libro es tronchante la ridiculizaci¨®n de la jerga eufem¨ªstica e institucional de la burocracia que envuelve a las protagonistas, el efecto se potencia cuando esa palabrer¨ªa se materializa en boca de las int¨¦rpretes. Solo eso ya le da sentido a la propuesta. Muy acertado es tambi¨¦n el muro de aspecto carcelario dise?ado como escenograf¨ªa por Beatriz San Juan.
Alberto San Juan, que firma tanto la adaptaci¨®n del texto como la puesta en escena, ha tenido que meter mucha tijera para condensar 400 p¨¢ginas en dos horas. Por ello se notan ciertas lagunas y algunas escenas se desarrollan de manera precipitada. No obstante, combina con elegancia partes narrativas y dialogadas. Como es l¨®gico, teatralmente funcionan mejor las segundas. Sobre todo porque los personajes est¨¢n muy bien perfilados. De nuevo, cada int¨¦rprete a su manera. Parad¨®jicamente, el que menos fuerza tiene es el de Nati, que carga con el peso de los parlamentos ideol¨®gicos, lo que contrasta con la viveza del resto y rebaja el poderoso car¨¢cter transgresor de la novela. El espect¨¢culo sucumbe ante el encanto de sus protagonistas.
Cristina Morales, que recientemente calific¨® de ¡°nazi¡¯ la serie basada en la misma novela que se estrenar¨¢ el 1 de diciembre, todav¨ªa no se ha pronunciado sobre esta versi¨®n. Tampoco tiene por qu¨¦ hacerlo. Adem¨¢s, la escritora participa como asesora de movimiento de la puesta en escena. En todo caso, est¨¢ Lectura f¨¢cil es otra cosa: m¨¢s comedida que la novela, pero con sus propios y admirables m¨¦ritos.
Lectura f¨¢cil
Dramaturgia y dirección: Alberto San Juan. A partir de la novela homónima de Cristina Morales. Laura Galán/Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Marcos Jareño, Anna Marchessi, Pablo Sánchez, Estefanía de los Santos y Desiree Xelma. Teatro Valle-Inclán de Madrid, hasta el 8 de enero. Gira nacional en 2023.
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