Francesc Camb¨® y Jordi Pujol ante el espejo
Uno quiso ser como un pr¨ªncipe del Renacimiento; el otro, un Mois¨¦s con m¨¢scara de menestral. Dos novedades permiten trazar vidas paralelas
¡°?Es que t¨² todav¨ªa piensas en el pa¨ªs? ?Es que no has llegado ya a confundir el pa¨ªs con tus negocios, como ocurri¨® un d¨ªa con un hombre que se llamaba Francesc Camb¨®?¡±. La carta dirigida a Jordi Pujol est¨¢ fechada el 15 de julio de 1973. Cuando la descubr¨ª entre los papeles de Josep Benet, alucinaba. Benet ¡ªel gran antifranquista del nacionalismo catal¨¢n¡ª llevaba a?os acumulando malestar, sinti¨¦ndose maltratado por Pujol. Tras enumerar tantas decepciones, acababa acus¨¢ndolo con esa comparaci¨®n que quer¨ªa ser hiriente. Si segu¨ªa actuando de la misma manera, podr¨ªa acabar confundiendo los negocios privados con Catalunya. Como Camb¨®.
Aquel julio, en Llofriu, Josep Pla redactaba el pr¨®logo a la reedici¨®n de su biograf¨ªa de Camb¨®. Volumen 25 de la obra completa de Destino, la editorial surgida del semanario del que Pujol ya era accionista. La biograf¨ªa hab¨ªa sido un encargo de Camb¨®. 1928. Era una pieza m¨¢s de una estrategia para reposicionarse como l¨ªder del catalanismo reformista. Cuando ley¨® los primeros cap¨ªtulos manuscritos, Joan Estelrich ¡ªsu gestor cultural¡ª hizo estos comentarios por carta. ¡°No veo realizada, literariamente, art¨ªsticamente, la necesaria, a mi entender, fusi¨®n entre el elemento anecd¨®tico, hist¨®rico, y el elemento doctrinal, te¨®rico¡±. Puede leerse en Periodisme i llibertat, el epistolario entre Pla y Estelrich reci¨¦n editado. Camb¨® quer¨ªa controlar c¨®mo se inscrib¨ªa en la historia. Queda rastro en el manuscrito, conservado en el Mas Pla, y en las cartas que enviaba a su bi¨®grafo.
Cuando Francesc Camb¨®. Materials per a una hist¨°ria se public¨® por primera vez, sacudi¨® la conversaci¨®n p¨²blica catalana. Cuando en octubre de 1973 reapareci¨®, en la decadencia del franquismo, lo hizo sin pena ni gloria. Hac¨ªa un cuarto de siglo que Camb¨® hab¨ªa muerto. Lo que ¨¦l representaba ¡ªpara simplificar: la burgues¨ªa catalanista¡ª estaba desacreditada, como lo estaba un Pla m¨¢s y m¨¢s reaccionario. D¨ªas de hegemon¨ªa marxista. En junio, por escrito, Pujol lo advert¨ªa a unos amigos. ¡°El mundo pol¨ªtico catal¨¢n est¨¢ destrozado. Se hace inevitable una ruptura con los criterios y las actitudes pol¨ªticas, mentales y ¨¦ticas de fondo hoy dominantes en Catalunya¡±. Si hubiera conocido aquel mundo, Pla ¡ªa pesar de ser antipojulista epid¨¦rmico¡ª habr¨ªa estado de acuerdo.
Revisando el libro, Pla enfatiz¨® su ¨®ptica conservadora. Pero eso no era lo esencial. Lo era su tesis cl¨¢sica sobre Prat, Camb¨® y la direcci¨®n de la Lliga. Traduzco. ¡°El modo de ser de este pa¨ªs es un fermento que ha actuado siempre, pero a menudo su actuaci¨®n ha resultado crepuscular y peque?¨ªsima. Ahora bien, en un momento determinado, este fermento se convirti¨® en una gran fuerza pol¨ªtica¡±. Los hombres de la Comissi¨® d¡¯Acci¨® Pol¨ªtica de la Lliga hab¨ªan transformado el fermento nacional en autoridad pol¨ªtica y hab¨ªan actuado con mentalidad de gobierno. ?Interesaba a aquella lecci¨®n en 1973? ?Y ahora?
Vidas paralelas
Por fin Francesc Camb¨®. El ¨²ltimo retrato de Borja de Riquer. La publicaci¨®n de unas de las biograf¨ªas m¨¢s esperadas de los ¨²ltimos lustros ha coincidido con el estreno en HBO Max de La sagrada familia, la serie sobre los Pujol dirigida por David Trueba y de la que ha sido director ejecutivo Jordi Ferrerons. La coincidencia me ha puesto como una moto. Camb¨® me parece la figura m¨¢s relevante del catalanismo de la primera mitad del siglo XX, Pujol de la segunda mitad. Le¨ªa la biograf¨ªa y miraba la serie y me imaginaba en una sala de espejos vi¨¦ndolos reflejados a los dos. Uno como un cosmopolita pr¨ªncipe del Renacimiento, el otro como un Mois¨¦s misional que ganaba con la m¨¢scara del menestral. Plutarco sabr¨ªa c¨®mo enhebrar la aguja.
El uno y el otro se socializan en plataformas juveniles y minoritarias, viveros de dirigentes del catalanismo: Camb¨® el Centre Escolar Catalanista, Pujol en grupos de catolicismo de baja intensidad nacionalista como el Torras i Bages o la Cofradia de la Mare de D¨¦u de Virt¨¨lia. A los treinta a?os edifican su carisma cuando son v¨ªctimas de violencia pol¨ªtica: el atentado de Hostafrancs, las torturas a ra¨ªz de los Fets del Palau. Impulsar¨¢n al mismo tiempo cultura nacional y liderazgo en movimiento catalanista gracias a fortunas amasadas con ingenier¨ªa financiera aplicada en circunstancias an¨®malas: la creaci¨®n de la CHADE para evitar la nacionalizaci¨®n de empresas alemanas como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, el tr¨¢fico de divisas ideado por Florenci Pujol por encargo de la burgues¨ªa algodonera y que permiti¨® comprar laboratorios farmac¨¦uticos y el banco que dar¨ªa origen a Banca Catalana. Los dos, fascinados por la historia y pensando Catalu?a en clave europea, quisieron tambi¨¦n ser ide¨®logos.
Como l¨ªderes pol¨ªticos, estaban fascinados por el poder y, a la vez, acabar¨ªan siendo controvertidos por la relaci¨®n con el dinero. En una tradici¨®n pol¨ªtica al¨¦rgica a la amoralidad que tantas veces implica el ejercicio del poder y la autoridad, inevitablemente iban a generar fascinaci¨®n y controversia. Por eso son atractivos. Porque son at¨ªpicos. Por el af¨¢n de compatibilizar poder pol¨ªtico y liderazgo nacional. Porque tanto en la esfera p¨²blica como en la privada son complejos, encarados ante caminos tr¨¢gicos. En estos instantes a menudo Camb¨® desaparec¨ªa del escenario. Pero era en aquel momento, a la hora de escoger, la opci¨®n elegida los humanizaba y as¨ª se romp¨ªa la estatua en la que hab¨ªan querido convertirse.
Camb¨® completo
¡°Si de la historia de la burgues¨ªa catalana podemos decir exactamente que es la historia de una burgues¨ªa dependiente, la historia de la Lliga Regionalista ser¨¢ la historia de un nacionalismo imposible¡±. As¨ª remataba Borja de Riquer su tesis doctoral sobre el origen de la Lliga. La lee el 25 de septiembre de 1975. La oposici¨®n acad¨¦mica se implicaba con una hegemon¨ªa que religaba la abolici¨®n de la explotaci¨®n de clase con la lucha por la liberaci¨®n nacional. Lo digo con el pr¨®logo de Josep Fontana y cito a Riquer, que tambi¨¦n utilizaba el diccionario del PSUC. ¡°Quiz¨¢ las conclusiones de este libro pueden servir para entender las limitaciones de la burgues¨ªa catalana actual para llevar a cabo una pol¨ªtica aut¨¦nticamente nacionalista¡±. ?l mismo defin¨ªa los principios b¨¢sicos de esa pol¨ªtica: ¡°supone partir del hecho de que lo prioritario es la consideraci¨®n de la existencia de una naci¨®n catalana, que la soberan¨ªa reside en el pueblo catal¨¢n y, por lo tanto, que toda la actuaci¨®n pol¨ªtica tiene que ir hacia el ejercicio del derecho a la autodeterminaci¨®n¡±.
Ahora, tras casi medio siglo, tambi¨¦n remata con contundencia la biograf¨ªa del gran burgu¨¦s catal¨¢n: ¡°una visi¨®n de conjunto nos lleva a constatar su fracaso¡±. Despu¨¦s de una investigaci¨®n descomunal ¡ªde cartas a Prat de la Riba de la tesis hasta documentaci¨®n empresarial pasando por la correspondencia con Ventosa o Estrelrich¡ª, despu¨¦s de varios libros sobre Camb¨®, conclusi¨®n inapelable. Fracaso. No de clase. No de su sociedad, como Camb¨® lamentaba, sino por no haber conseguido la concordia de Catalunya con Espa?a. A pesar de su excelencia como hombre de estado, en comparaci¨®n con otros popes de la Restauraci¨®n, su proyecto vital ¡ªel autogobierno¡ª no habr¨ªa sido exitoso. Fracaso personal, catal¨¢n, espa?ol. Ayer c¨®mo hoy, razona el historiador en el ep¨ªlogo. Le¨ªdo el libro, aunque la tesis pol¨ªtica sea plausible, discrepo. La cr¨ªtica que Estelrich hizo del Camb¨® de Pla ilumina los problemas del Camb¨® de Riquer.
Una biograf¨ªa pide la fusi¨®n literaria de muchos elementos, solo as¨ª puede construirse una identidad narrativa para mostrar la complejidad de un personaje. Hace falta, un trabajo de documentaci¨®n infinita. Riquer lo ha hecho. Aunque no pudo vaciar el Arxiu Camb¨®, hoy nadie sabe m¨¢s de Camb¨® que Riquer. Sabe de todo. Nadie hab¨ªa explicado tanto. Es una mina. Cuantifica la fortuna, da nombre a amantes, identifica silencios en las memorias y los denuncia con pruebas. Pero como la dimensi¨®n pol¨ªtica del personaje es tan dominante en su relato (tres cuartas partes del libro), las otras dimensiones no las fusiona en el relato. Las a¨ªsla. Eso hace que no se pueda visualizar momentos de plenitud que lo son, precisamente, por el solapamiento de dimensiones, cuando el elitista Lorenzo de Medici del mundo de ayer resplandece en el espejo que eran los cuadros de Botticelli en su despacho.
Pongamos por caso 1917/1922. Los a?os nucleares del redondo Alfonso XIII y Camb¨®, cuando el admirado Camb¨® tensa la cuerda de la Restauraci¨®n. Ante los dos caminos cr¨ªticos, opt¨® por la estabilizaci¨®n del r¨¦gimen. A la vez que decide entrar con ministros en el gobierno de una monarqu¨ªa ahogada, su cr¨¦dito catalanista queda en entredicho Catalunya adentro. La Lliga nunca volver¨¢ a ser vista como el partido central. Pero con esa proyecci¨®n espa?ola ¨¦l se convierte en un hombre de poder que multiplica cuando comanda la creaci¨®n de la CHADE. En la operaci¨®n est¨¢n los suyos, de la direcci¨®n del partido, y de la ¨¦lite capitalista espa?ola, con regalo de acciones al rey incluido. Capitalismo de amiguetes avant-la-lettre y un empresario de ¨¦xito descomunal. Como financiero se convierte en uno de los personajes del gran mundo de la Europa de los happy twenty. Como millonario proyecta socialmente su fortuna en Catalunya. Se hace una casa arte deco en la Via Laietana ¡ªel edificio m¨¢s alto de Barcelona, uno de los muchos inmuebles de su empresa patrimonial¡ª, compra el yate Catalonia ¡ªamigo Sert, pinte el camarote¡ª y activa todo un programa de intervenci¨®n intelectual con el objetivo de dotar al catalanismo de unos fundamentos culturales como el de las grandes culturas europeas. Lo piensa. Lo ejecuta.
Si se cruzan todas las dimensiones, algunas en tensi¨®n entre ellas, ?se puede concluir que Camb¨® fracas¨®? Solo como nacionalista estricto quiz¨¢ no triunf¨®, pero como figura del catalanismo indiscutiblemente. Y la paradoja es que un factor de su triunfo personal, que tuvo una deriva nacional, fue actuar como un cortesano y aceptar el ministerio.
La familia del virrey
¡°Cualidad de ambidextro. Su mano derecha est¨¢ saludando al Rey, est¨¢ cooperando con todo, y su mano izquierda, los hijos, est¨¢n participando en la campa?a Freedom for Catalonia, abucheos al Rey y dem¨¢s¡°. Enric Gonz¨¢lez en La sagrada familia. La serie es la primera aproximaci¨®n biogr¨¢fica completa a Pujol incorporando las derivadas de su caso hasta ahora conocidas. Est¨¢ construida con elegancia visual, con material de archivo muy bueno y decenas de entrevistas (a otros periodistas de esta casa tambi¨¦n, como Llu¨ªs Bassets o Pere R¨ªos). ¡°Por una parte, ¨¦l cre¨ªa en el estado espa?ol y contribuy¨® muy seriamente a la gobernabilidad de Espa?a y, al mismo tiempo, estaba construyendo las futuras estructuras del futuro estado catal¨¢n¡±. Esta es la teor¨ªa de Fernando ?nega sobre la praxis pol¨ªtica de Jordi Pujol.
Pujol habr¨ªa podido aguantar esta contradicci¨®n entre la estabilizaci¨®n del orden y el vaciado nacionalista del Estado. Ante esta disyuntiva, La Lliga de Prat y Camb¨® escogieron pronto: apuntalar¨ªan la Restauraci¨®n desde la Semana Tr¨¢gica. Pujol pudo compatibilizar mientras el Estado del 78 estuvo en construcci¨®n, pero el cierre se produce cuando el bloque de poder conservador resetea el modelo con el aznarismo y lo hace centralista. Pero esta tensi¨®n no es el eje de la serie. Lo es la inc¨®gnita que Francesc-Marc ?lvaro plantea al final del primer cap¨ªtulo. ¡°?C¨®mo puede ser que un personaje de una innegable inteligencia pol¨ªtica como Jordi Pujol, que desde jovencito tiene claro que quiere ser President de Catalunya, que lo hace todo para serlo, deje sin atender la trastienda de su carrera y en esa trastienda, donde est¨¢n su esposa y sus hijos, ocurran cosas que van a reventar su legado?¡±.
Todav¨ªa no disponemos de una respuesta clara. Ahora mismo la respuesta, como dice Josep Maria Brunet al final, la tienen los jueces: la serie acaba con la puerta de un tribunal abri¨¦ndose y mostr¨¢ndonos una sala vac¨ªa. La respuesta period¨ªstica de La sagrada familia es en blanco y negro.
Hay una fotograf¨ªa que vemos varias veces en la serie. Los Pujol Ferrusola en el sal¨®n de la casa familiar. A la derecha, sentado y con las manos cruzadas, el patriarca. Detr¨¢s de ¨¦l, de pie y con un adem¨¢n inquietante, el primog¨¦nito adolescente. Despu¨¦s de la primera ocasi¨®n en la que se proyecta, Miquel Sellar¨¦s pronuncia el nombre de uno de los entrevistados m¨¢s relevantes: Llu¨ªs Prenafeta. Este cap¨ªtulo, el segundo, acaba con la fotograf¨ªa. Ahora el detalle es el extremo, primer plano en el presidente. La imagen sube por la foto. Se escucha un trueno, la c¨¢mara hace un zoom. El rostro del Junior. El ep¨ªlogo lo pronuncia M¨¤rius Carol. ¡°Hay un momento en el que Pujol comete un error: las finanzas del partido dejan de estar controladas por Miquel Roca y lo que hace Jordi Pujol es poner all¨ª a su hijo¡±.
Esta decisi¨®n, donde converg¨ªan intereses familiares y de partido ¡ªautorrepresentado como el partido de Catalunya¡ª, estaba interrelacionada con una decisi¨®n de gran trascendencia. La serie la toca a hurtadillas. Es el momento tr¨¢gico de la biograf¨ªa de Pujol, la lecci¨®n Camb¨®. ?Hasta qu¨¦ punto se deb¨ªa colaborar con el ejecutivo espa?ol? Con la gobernabilidad s¨ª y nunca entrando en el gobierno con ministros porque as¨ª se evitaba as¨ª diluir el partido como fuerza nacionalista, para decirlo con la tesis de Riquer. Catalunya adentro cortaba tambi¨¦n contrapoderes a la presidencia de la Generalitat. El padre no lo ve¨ªa claro, su hijo mayor lo ten¨ªa clar¨ªsimo. Roca fuera de las finanzas del partido. Tampoco ministro. Gonz¨¢lez se lo ofrece. Un tenso consejo ejecutivo de Converg¨¨ncia dice no. ¡°Error hist¨®rico¡± proclama Roca al salir y as¨ª titul¨® la cr¨®nica El Pa¨ªs. La familia manda. A partir de la apoteosis ol¨ªmpica, como dice Antonio Franco, ¡°se estim¨® desde sectores del entorno de Pujol que era el momento de hacer cash¡±. El poder del 78 en Catalunya lo administrar¨ªan ellos. Es el virreinato. Negocios p¨²blicos, negocios privados.
Entre el triunfo y el fracaso
¡°Muchos de los clich¨¦s que sobre usted se han hecho, y circulan, ser¨¢n destruidos por obra de estas bellas p¨¢ginas¡±. Camb¨® estaba en Buenos Aires y enviaba cap¨ªtulos de las memorias y de sus dietarios a sus hombres en Barcelona. En el despacho de Via Laietana su colaborador Joan Baptista Solervicens ¡ªnotable humanista¡ª estaba entusiasmado. ¡°Habr¨¢ sorpresas entre muchos de los que creen conocerlo¡±. Carta in¨¦dita del 8 de julio de 1946. A Camb¨® le queda menos de un a?o vida. Aquellos dos libros, revisados por un comit¨¦ de lectura de cambonianos, tardar¨¢n treinta a?os en poder leerse. Cuando se publiquen pasar¨¢n con m¨¢s pena que gloria, aunque las Meditacions son una gran obra del ensayo catal¨¢n del siglo XX, una cima de la cultura hisp¨¢nica. Eran los primeros ochenta. Pas¨® lo mismo que con el Camb¨® de Pla. El t¨®pico del plut¨®crata segu¨ªa instalado.
Entonces el t¨®pico del Pujol de los a?os de Banca Catalana empezaba a superarse. Desde la Transici¨®n actuaba y quer¨ªa ser percibido como un hombre del nuevo estado y as¨ª era reconocido. En 1997 este Jordi Pujol en plenitud, public¨® en La Vanguardia un art¨ªculo titulado ¡°El Camb¨® que influy¨® en m¨ª¡± para conmemorar los cuarenta a?os de la muerte del pr¨®cer en Argentina. Era una s¨ªntesis biogr¨¢fica y una lectura pol¨ªtica que se complementaba con un par de notas personales. Una era sobre la muerte de Camb¨®, encabalgada en el tiempo con el inicio de la politizaci¨®n del propio Pujol. 6 de mayo de 1947. Han pasado solo diez d¨ªas desde las Fiestas de la Entronizaci¨®n de la Virgen de Montserrat. ¡°Todav¨ªa hoy recuerdo c¨®mo me impresion¨® el recordatorio de la misa en su memoria que se celebr¨® en la Iglesia de Pompeya y en la que figuraba una significativa cita b¨ªblica: ¡°?l dilat¨® la gloria de su pueblo¡±. Libro de los Macabeos, III, 3. Lo s¨¦ porque el recordatorio del funeral barcelon¨¦s aparece fotografiado en la colosal investigaci¨®n biogr¨¢fica de Riquer.
En el sal¨®n de los espejos, Francesc Camb¨® y Jordi Pujol se contemplan en la penumbra. Querr¨ªan verse como la imagen del vers¨ªculo b¨ªblico. No ser¨ªa tan n¨ªtida como anhelaron, por la vanidad y la culpa, pero se reconocer¨ªan como quisieron ser: un pr¨ªncipe del Renacimiento cosmopolita, un Mois¨¦s que interpretaba el papel de menestral. En esa sala vemos el triunfo, el fracaso y la niebla de las sombras.
Camb¨®. El ¨²ltimo retrato
Traducci¨®n de Silvia Furi¨®, ?lex Gu¨¤rdia Berdiell e Isabel Margel¨ª
Cr¨ªtica, 2022
896 p¨¢ginas, 26,90 euros
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