El negocio de la Ley de Dependencia se sube al escenario
Victoria Szpunberg refleja en ¡®El peso de un cuerpo¡¯ el descuido de los ancianos de clase humilde. El resultado es una funci¨®n po¨¦tica y vigorosa
Desde el inicio sobrevenido de una enfermedad invalidante hasta la muerte del anciano que la padece hay un laberinto administrativo y hospitalario cuyo itinerario sigue Victoria Szpunberg fielmente en El peso de un cuerpo. En esta comedia dram¨¢tica vigorosa, po¨¦tica y bienhumorada, estrenada en castellano en el teatro Valle-Incl¨¢n de Madrid tras su ¨¦xito en catal¨¢n, su autora reflexiona sobre el descuido que sufren los abuelos de las clases no pudientes debido al desarrollo normativo y la p¨¦sima aplicaci¨®n de la ley de dependencia, cuya promulgaci¨®n por el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero alent¨® tantas esperanzas.
Olga, protagonista de la obra, es un trasunto de su autora, que no habla de o¨ªdas porque tuvo que cuidar de su padre, aquejado de un ictus. Interpretada por Laia Marull, Olga narra su descenso a los infiernos de una atenci¨®n sociosanitaria dise?ada para cubrir el expediente. La autora catalana no ha escrito una autoficci¨®n al uso, sino que utiliza su experiencia personal para mostrar al espectador cuanto de universal hay en ella, como hizo ?Wajdi Mouawad en Soeurs, desbordante solo representado en el reciente Festival de Oto?o.
En el curso de un relato que cala por su exactitud y por el encanto de su int¨¦rprete, Olga se?ala el elitismo que sufre el centro de Barcelona (¡°entre los guiris y los yonquis, me quedo con los yonquis¡±, dice), el peso que tienen los contactos a la hora de obtener ventajas en la atenci¨®n m¨¦dica, la indefensi¨®n de su padre cuando le atan a la cama o cuando le plantan en un sal¨®n ante un televisor a todo volumen.
La obra es tambi¨¦n un homenaje al padre de la directora, poeta y militante guevarista fallecido durante la pandemia
Durante su peregrinar en busca de una atenci¨®n adecuada, Olga va dando con personajes como un enfermero querub¨ªn (encarnado con mucho ¨¢ngel por David Marc¨¦), una pitonisa enredadera, una monja de doble filo y un m¨¦dico dramaturgo, interpretados estos por Carles Pedragosa, que a todos les imprime con trazo r¨¢pido una altura, peso, tono y coloraci¨®n diferentes.
La escritura realista de Szpunberg se ve enriquecida en la representaci¨®n por varios interludios musicales mejor entrelazados con la trama de lo que es habitual en las escenificaciones puestas de moda por Falk Richter y Ang¨¦lica Liddell. En tales intervenciones brilla Sabina Witt, hermana de la autora y directora (su Magnificat y su versi¨®n de Hasta siempre, comandante dejan con ganas de m¨¢s), y el propio Pedragosa en el papel de Iggy Pop.
Marull, actriz con llegada, encarna con distancia brechtiana a su sacrificada cuidadora, pobre y sin m¨¢s familia que dos hermanas despreocupadas, Irina y ?Masha: no necesita cargar las tintas para describir el paisaje emocional en el que est¨¢ inmersa la protagonista ni para que el p¨²blico simpatice con su causa. No se deja llevar por la emoci¨®n porque ni la escritura ni la puesta en escena favorecen una interpretaci¨®n m¨¢s v¨ªvida. Bastante menos logradas son las apariciones en v¨ªdeo de las hermanas chejovianas (encarnadas tambi¨¦n por Marull), que parecen obedecer a motivos presupuestarios m¨¢s que art¨ªsticos. En definitiva, El peso de un cuerpo es tambi¨¦n un justo homenaje de su hija al poeta Alberto Szpunberg (1940-2020), militante guevarista nacido en Buenos Aires y fallecido en Barcelona en un hospital cuestionado por su opacidad durante la pandemia.
¡®El peso de un cuerpo¡¯. Texto y direcci¨®n: Victoria Szpunberg. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 23 de diciembre.
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