¡®Castillos de fuego¡¯, todos los grises de la posguerra
Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n recrea los primeros a?os del franquismo en una gran novela realista algo lastrada por su af¨¢n de detalle
Persevera Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n en una doble lealtad, la de un realismo pormenorizado en comportamientos, escenarios y atm¨®sferas, y la de la pintura social de la Espa?a contempor¨¢nea, desde la Guerra Civil y el franquismo hasta la Transici¨®n y m¨¢s ac¨¢. Esa perseverancia confiere cierta mon¨®tona previsibilidad a sus ficciones, pero tambi¨¦n lo ha convertido en un meticuloso ingeniero de artefactos novelescos impecablemente montados sobre una trama robusta y bien escandida que act¨²a como dispositivo de amarre del lector. Quienes propulsan esa trama, con un dise?o que subyace desde el principio pero cuyo prop¨®sito solo se revela paso a paso, son los personajes, casi siempre vistos desde fuera, criaturas j¨¢nicas, a la vez individuos veros¨ªmiles y encarnaciones de un tipo humano determinado por sus circunstancias, a los que envuelve un enjambre de secundarios que asumen esa misma dualidad.
As¨ª vuelve a ser en Castillos de fuego, novela extens¨ªsima, en la que se reconstruye con prurito microhist¨®rico la Espa?a tenebrosa de la inmediata posguerra, del oto?o de 1939 al de 1945, a trav¨¦s de dos j¨®venes comunistas, Eloy y Valent¨ªn, de destinos divergentes y enfrentados, dram¨¢tico el primero, siniestro el segundo, alrededor de los cuales va discurriendo la vida amedrentada de aquel tiempo infame. La represi¨®n, los fusilamientos diarios, la delaci¨®n, la miseria, la doblez y la corrupci¨®n de todos los ideales tienen sus espacios en el monte y en la ciudad, en las pensiones, talleres, caf¨¦s, cines (seguimos los estrenos de ese sexenio), comisar¨ªa, c¨¢rcel, iglesias y burdeles, todos con el detallado atrezo obtenido en una labor de documentaci¨®n notable.
Por encima de ese costumbrismo de lo menudo, Pis¨®n refleja muy bien la profunda degradaci¨®n que todo lo penetraba, incluida la lucha antifranquista que, sujeta a la disciplina dictada por el PCE, exig¨ªa a sus soldados, emboscados en el monte o en las calles de Madrid, ejecutar a sus propios camaradas manchados por la sospecha (de traici¨®n, desacato o fatiga).
La amenaza de esa depuraci¨®n no es menos terrible que el acoso al que los somete la polic¨ªa y la incertidumbre que provoca no es muy distinta de la que corroe las tripas del r¨¦gimen, donde los camisas viejas de Falange (Ridruejo hace un cameo algo agarrotado) son defenestrados mientras medran c¨ªnicos conversos como Valent¨ªn. El miedo cobra cuerpo y penetra en todos los personajes como una miasma suspendida en el aire del tiempo.
La historia de Eloy ¡ªValent¨ªn viene a ser su n¨¦mesis¡ª arrastra consigo la de su hermana Cristina, la de su novia Gloria, la del padre de esta, Basilio, quiz¨¢ la figura m¨¢s pat¨¦tica del elenco ¡ªprofesor universitario represaliado por mas¨®n¡ª, y la de Alicia, de cuyo destino de prostituta le cabe a ¨¦l una porci¨®n de culpa. Pero tambi¨¦n la del grupo de maquis en el que se integra y la de los comunistas con los que se relaciona, unos imaginarios y otros hist¨®ricos, como Qui?ones (torturado por la polic¨ªa) o Trilla (ejecutado por el PC).
Estas existencias cruzadas se ofrecen en escenas sueltas, a veces en contrapunto, con numerosos hiatos (los m¨¢s relevantes son los que separan los cinco libros que articulan la novela) que encierran cambios significativos. No todas estas escenas resultan funcionales, como tampoco lo son bastantes de los copiosos di¨¢logos o de los acontecimientos narrados. Pero este defecto es tributario de la avaricia del dato nimio que es inherente a un realismo de recreaci¨®n sociohist¨®rica. Con esta po¨¦tica, Castillos de fuego est¨¢ entre lo mejor que puede hacerse y eso no es poca cosa. Dicho de otro modo: Pis¨®n logra su prop¨®sito y entrega una de sus mejores novelas.
Castillos de fuego
Autor: Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n.
Editorial: Seix Barral, 2023.
Formato: tapa blanda (700 p¨¢ginas, 22,90 euros).
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