¡®La isla del aire¡¯, cinco mujeres solas
N¨²ria Espert encabeza con generosidad el elenco de la adaptaci¨®n esc¨¦nica de la novela de Alejandro Palomas, a cuyo potencial cede Mario Gas todo el peso de la funci¨®n
N¨²ria Espert es historia viva de nuestro teatro. Desde aquel Romancero gitano dirigido por Llu¨ªs Pasqual en 2018 que no la ve¨ªamos encima de un escenario. Ahora vuelve a pisar las tablas del Romea, el teatro que la vio debutar con 13 a?os, donde protagoniza La isla del aire, de Alejandro Palomas. Asistir a un espect¨¢culo de la Espert ya supone un acontecimiento en s¨ª mismo, y la noche del estreno se pod¨ªa notar en el ambiente el respeto y el cari?o que le tiene el p¨²blico. La edad es implacable para todos, y la actriz demuestra una gran generosidad y valent¨ªa volvi¨¦ndose a subir a un escenario, y precisamente con un papel como el de Menc¨ªa. Ella es la matriarca de una familia de mujeres solas, locas, desesperadas o al borde de un ataque de nervios. Y todo por culpa de los hombres. Siempre los malditos hombres.
La isla del aire adapta a la escena la primera parte de la trilog¨ªa novel¨ªstica El tiempo que nos une, de Alejandro Palomas. Mario Gas dirige una funci¨®n para cinco actrices: acompa?an a Espert cuatro int¨¦rpretes de la familia como son Vicky Pe?a, Teresa Vallicrosa, Miranda Gas y Candela Serrat. La isla es Menorca, pero tanto por la escenograf¨ªa de Sebasti¨¤ Brosa como por el vestuario de Antonio Belart parecer¨ªa que nos encontramos en Irlanda o en cualquier pa¨ªs del norte de Europa. La dureza de la piedra y la frialdad de los tonos grises enmarcan una funci¨®n austera, donde lo m¨¢s importante son las palabras y lo que se esconde debajo de ellas. El texto es un melodrama familiar al uso de ¡°secretos y mentiras¡±, y es precisamente lo m¨¢s flojo de una propuesta que basa todo su potencial en sus cinco actrices. La Menc¨ªa de N¨²ria Espert dialoga, en cierto modo, con El pare que protagoniz¨® Josep Maria Pou hace unos meses en el mismo teatro Romea. La demencia (o la propia edad) permite ataques de honestidad brutal, y Espert sabe jugar muy bien a este juego. La fragilidad y vulnerabilidad del personaje se combinan con su despiadada sinceridad: cuando se alcanza la vejez olvidamos muchas de las normas sociales y perdemos todo filtro, incluso (o m¨¢s todav¨ªa) con nuestros seres m¨¢s queridos. La abuela y madre Menc¨ªa es cruel y cari?osa al mismo tiempo, puede herir con el comentario m¨¢s malintencionado y, a continuaci¨®n, ofrecer su regazo a su nieta preferida.
La fragilidad del personaje se combina con su despiadada sinceridad: con la vejez se olvidan muchas normas sociales
¡°Esta noche he so?ado con Elena¡¡±. As¨ª empieza una funci¨®n donde lo m¨¢s importante es la ausencia, la joven que un d¨ªa se fue a la mar y nunca m¨¢s regres¨®. Vicky Pe?a es L¨ªa, la mujer que ha sufrido el dolor m¨¢s grande que puede padecer una madre, la p¨¦rdida de una hija. Ella bascula entre generaciones, cuidando a las dos que le quedan y a su propia madre, que con la vejez se ha convertido en una hija m¨¢s, la m¨¢s peque?a, la que precisa de m¨¢s cuidados. De la vejez a la primera infancia solo hay un paso. Miranda Gas es Bea, pegada al ordenador port¨¢til como a una tabla de salvaci¨®n (¡°Escribo para que alguien me escuche¡±) y la m¨¢s cercana a la abuela Menc¨ªa. La relaci¨®n entre ellas dos es la m¨¢s bonita de toda la funci¨®n, y su ¡°juego de los secretos¡±, el que promete las emociones m¨¢s fuertes de la velada. Teresa Vallicrosa interpreta a Flavia, la hija a quien le ha tocado el papel de cuidadora oficial, amargada por su madre tanto en el pasado como en el presente. Es una pena que tenga tan poca tela que cortar, porque la Vallicrosa es una grande y aqu¨ª queda muy desaprovechada. Candela Serrat cierra esta familia de mujeres como In¨¦s, un personaje muy esquem¨¢tico sobre el papel, que se presenta con un drama personal que a nadie le parece importar demasiado. La soluci¨®n que plantea Alejandro Palomas a sus personajes parece resumirse en la terrible frase: ¡°Apechuga, como hemos hecho todas¡±. No hay esperanza para esta familia de mujeres solas, tristes y al borde del precipicio.
Lo que el espectador se lleva a casa de esta funci¨®n es, sin lugar a duda, el gran trabajo y la enorme generosidad de N¨²ria Espert. El abrigo de vis¨®n de muchas matriarcas puede esconder un pa?al manchado de orina, y Menc¨ªa se r¨ªe como una ni?a de su propia circunstancia vital. Demostr¨¢ndonos que, con la vejez, llegamos a un estado de paz mental y vivimos en el momento como una criatura peque?a. Estas cinco mujeres pueden estar heridas o rotas, pero est¨¢n vivas. Celebremos, pues, la vida de N¨²ria Espert y de todas ellas.
¡®La isla del aire¡¯. Texto: Alejandro Palomas. Direcci¨®n: Mario Gas. Teatro Romea Barcelona. Hasta el 14 de mayo.
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