¡®Aladd¨ªn¡¯: borrachera de color, ¡®brilli-brilli¡¯ y alfombras voladoras
El musical de Disney ha desembarcado en la Gran V¨ªa madrile?a con el mismo esp¨ªritu derroch¨®n que ¡®La bella y la bestia¡¯ y ¡®El rey le¨®n¡¯
La bella y la bestia, El rey le¨®n y Aladd¨ªn. Es la sant¨ªsima trinidad de Disney en Broadway. Desde que se zambull¨® en el mundo de los musicales, la corporaci¨®n ha adaptado a los escenarios otras pel¨ªculas propias como Mary Poppins, Tarz¨¢n, La sirenita o Frozen, pero no con tanto ¨¦xito como las tres citadas. Y las tres han tenido su calco exacto en Espa?a. La bella y la bestia desembarc¨® en 1999 y fue una de las producciones que impulsaron los musicales en la Gran V¨ªa de Madrid. De El rey le¨®n queda poco que decir: lleva 12 temporadas y es la gran referencia del g¨¦nero en el pa¨ªs. Ahora llega Aladd¨ªn con vocaci¨®n de permanecer tambi¨¦n mucho tiempo en la cartelera y el mismo esp¨ªritu derroch¨®n que las otras dos: se trata de epatar al p¨²blico con espect¨¢culos ostentosos, m¨¢s que emocionarlo con sutilezas. Si La bella y la bestia hipnotiz¨® por sus ilusionismos esc¨¦nicos y El rey le¨®n deslumbra por su opulenta puesta en escena, Aladd¨ªn es una borrachera de color y brilli-brilli. As¨ª se promociona: ¡°Una fastuosa escenograf¨ªa que convive con 84 incre¨ªbles efectos especiales, un vestuario confeccionado con m¨¢s de dos millones de cristales de Swarovski y ex¨®ticos tejidos provenientes de hasta nueve pa¨ªses, una banda sonora m¨ªtica y un equipo integrado por m¨¢s de 140 profesionales que hacen posible cada representaci¨®n¡±.
Todo eso est¨¢ en la producci¨®n reci¨¦n estrenada en la Gran V¨ªa madrile?a. Tal cual la dise?aron el director y core¨®grafo Casey Nicholaw, el escen¨®grafo Bob Crowley, el vestuarista Gregg Barnes y la iluminadora Natasha Katz. Con el libreto original de Chad Beguelin y la m¨²sica de Alan Menken, compositor de cabecera de Disney. Lo ¨²nico que cambia son los int¨¦rpretes y, l¨®gicamente, el idioma. Tanto los di¨¢logos como las letras de las canciones han sido traducidas al espa?ol por Alejandro de los Santos, director residente de la producci¨®n. Todo suena y se ve perfecto. La industria de los musicales en Espa?a est¨¢ madura para replicar cualquier producci¨®n de Broadway con artistas de altura. No es cart¨®n piedra lo que vemos en el escenario, sino una producci¨®n de lujo. Voces estupendas, bailarines y bailarinas eficaces, ejecuci¨®n t¨¦cnica impecable. En ese sentido, el espect¨¢culo no defrauda en absoluto.
Pero quien busque algo m¨¢s que espect¨¢culo puro y duro no lo encontrar¨¢ en Aladd¨ªn. El montaje lo apuesta todo a la escenograf¨ªa, la iluminaci¨®n, el exotismo oriental, los trajes, los efectos especiales, las pegadizas canciones y algunos n¨²meros musicales que son realmente magn¨ªficos, pero los di¨¢logos y los personajes son tan esquem¨¢ticos que no se desprende de ellos ninguna emoci¨®n real. Vale que la trama del cuento original de Las mil y una noches a estas alturas resulta simple: un ladronzuelo enamorado de una princesa encuentra una l¨¢mpara m¨¢gica de la que sale un genio que le concede tres deseos y al final consigue a la chica. Por eso la producci¨®n se inclina acertadamente hacia la parodia, pero de manera irregular. Por ejemplo, mientras que el genio de la l¨¢mpara tiene un carisma tremendo por la guasa que se gasta (al estilo de Will Smith en la versi¨®n cinematogr¨¢fica de 2019), Aladd¨ªn y la princesa Jasmine tienen cero personalidad porque se presentan en clave rom¨¢ntica bobalicona, pero no se les da tiempo para desarrollar sus historias ni para que su amor resulte m¨ªnimamente cre¨ªble, pese a estar interpretados correctamente por Roc Bernad¨ª y Jana G¨®mez. Su escena cumbre es uno de los reclamos del espect¨¢culo, pues se desarrolla sobre una alfombra voladora, igual que en las dos pel¨ªculas de Disney, la animada en 1992 y la de 2019, mientras cantan la c¨¦lebre canci¨®n Un mundo ideal (A Whole New World en la versi¨®n original, ganadora del Oscar en 1992). El p¨²blico alucina con el efecto especial y le dedica una ovaci¨®n cuando termina el n¨²mero.
El resto de los personajes tiran hacia la caricatura como el genio y cumplen su funci¨®n sin meterse en profundidades, aunque destaca la composici¨®n del malo mal¨ªsimo visir Jafar, interpretado por ?lvaro Puertas, que forma un estupendo t¨¢ndem con su criado Iago, encarnado por Ian Paris, casi en clave de comedia del arte: Pantale¨®n y su buf¨®n Arlequ¨ªn.
Se echa en falta animaci¨®n de verdad, acrobacias y velocidad. Por ejemplo, en las escenas del ladronzuelo en el mercado: no bastan buenas coreograf¨ªas y canciones, se necesita tambi¨¦n acci¨®n. Precisamente por eso y porque el genio de la l¨¢mpara es el personaje m¨¢s logrado, el montaje resulta algo aburrido cuando no est¨¢. Suyo es el momento que vale por todo el montaje, un n¨²mero de casi diez minutos a ritmo de la canci¨®n Un amigo tan genial (Friend Like Me en la versi¨®n original) y en el que se suceden decenas de estilos y referencias culturales, con ecos de las comedias del Hollywood dorado, claqu¨¦, jazz, salsa, chachach¨¢ y hasta un popurr¨ª de otros musicales. Espectacular de verdad. Muy bien interpretado en la producci¨®n espa?ola por David Comrie. Otros numerazos en los que interviene son Pr¨ªncipe Al¨ª y Noches de Arabia, con divertidos ramalazos bollywoodienses. El teatro vibra cada vez que este hombre sale al escenario.
Aladd¨ªn
Música: Alan Menken. Letras: Howard Ashman, Tim Rice y Chad Beguelin. Libreto: Chad Beguelin. Dirección de escena y coreografía: Casey Nicholaw. Traducción y adaptación del libreto y letras: Alejandro de los Santos. Teatro Coliseum. Madrid. Sin fecha de salida. Reparto principal: Roc Bernadí, David Comrie, Jana Gómez, Álvaro Puertas, Josep Gámez, Robert Matchez, Alex Parra, Albert Muntanyola, Ian Paris.
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