¡®La educaci¨®n f¨ªsica¡¯, el cuerpo culpabilizado de una adolescente
Rosario Villajos, premio Biblioteca Breve, denuncia los abusos que sufre una adolescente en proceso de cambio f¨ªsico y en busca de su identidad. Aunque a veces desaf¨ªa la verosimilitud, la novela funciona
Rosario Villajos (C¨®rdoba, 1978) se form¨® en Bellas Artes y se ha dedicado a trabajar en muchos ¨¢mbitos y disciplinas de la industria cultural espa?ola. Debut¨® con la novela gr¨¢fica Face (2017) a la que siguieron novelas como Ramona (Menoslobos, 2019), La muela (Aristas Mart¨ªnez, 2021) y La educaci¨®n f¨ªsica, que se alz¨® con el ¨²ltimo Premio Biblioteca Breve.
Esta novela nos presenta a su protagonista, Catalina, una adolescente de 16 a?os, en una carretera esperando que un coche la acerque a su ciudad. Sabemos que se trata de una tarde de agosto, y el hecho de que se halle haciendo autoestop obedece a que ha abandonado la casa de su mejor amiga, en una urbanizaci¨®n, despu¨¦s de sufrir lo que, en esos momentos de la narraci¨®n, es un desagradable percance con el padre de aqu¨¦lla. Estamos en la d¨¦cada de los noventa y con la tragedia amplificada, mediatizada, troceada y servida de las ni?as salvajemente asesinadas de Alc¨¤sser (en la provincia de Valencia, en 1992) en la mente de Catalina. Un miedo incre¨ªblemente casi parejo al de llegar tarde a casa y enfrentarse al castigo de unos padres estrictos e inflexibles.
Ser¨¢n cuatro horas expandidas en muchas m¨¢s en las que, mediante una tercera persona narradora, sabremos mucho de Catalina. De ella, de los dolorosos cambios en su cuerpo, de su relaci¨®n conflictiva con ¨¦ste. De su familia, amigas, calles y vecinos de clase media baja, as¨ª como de un entorno violento y hostil que sufre por el mero hecho de ser mujer. De sus relaciones, del miedo impuesto por un sistema monol¨ªtico y heteropatriarcal, sustentado por su propia tribu de gente corriente que ejerce de guardianes de custodia de la moral y de prisi¨®n. En esa sociedad no son necesarios guardianes, sino que basta con los propios presos.
Catalina explora sobre su propia identidad a trav¨¦s de su cuerpo, que por ser femenino es tratado como campo de batalla. Rencores, violencias, silencios y dolor a manos de los hombres y tambi¨¦n mujeres-madres, las mujeres-venganza, las mujeres-resentimiento. Elige la autora el momento del cambio f¨ªsico y mental de la adolescencia para ilustrar mejor la b¨²squeda de una identidad en un cuerpo, el femenino, al que se le aboca a ser culpable, c¨®mplice, incitador y castigo sin posibilidad de escapatoria que no sea traum¨¢tica.
Villajos toma la decisi¨®n de enfocar correctamente el tema para decirnos que todos los hombres de esa generaci¨®n y de ese entorno violan, abusan, agreden a la mujer
La partitura de Villajos va a depender de la frecuencia musical con la que se elija escuchar. Puede decirse que una novela tiene defectos cuando quien la escribe pretende algo que no consigue o, incluso, que no lo intenta. Pero no se puede hablar de defecto el no dar lo que no se quiere. Y La educaci¨®n f¨ªsica, que en ocasiones agota por un exceso de ramificaciones y elipsis, no es una novela fallida porque las decisiones que la autora toma consiguen lo que pretende. Un ejemplo: a pesar del miedo a que te viole un extra?o, lo cierto es que las mujeres violadas lo son la mayor¨ªa de las veces por gente de su entorno: padres, familia, parejas, vecinos, profesor, cura. Para cincelar eso en la novela, Villajos toma la decisi¨®n de enfocar correctamente el tema para decirnos que todos los hombres de esa generaci¨®n y de ese entorno violan, abusan, agreden a la mujer. As¨ª consigue que el mensaje no se diluya. Su decisi¨®n es priorizar la denuncia por encima de lo veros¨ªmil. Habr¨¢ lectores a los que el libro se les caiga de las manos por ese trazo absoluto y aquello de que el fin justifica los medios. Pero de la decisi¨®n de asumir esas bajas lectoras, Rosario Villajos es plenamente consciente. Por eso La educaci¨®n f¨ªsica funciona en ese registro y tono de sentencia condenatoria sin voto particular. Aunque al hacerlo incumpla las normas de la novela para alg¨²n lector sin que eso determine que sea novela fallida (y bien rematada, por cierto).
Escrita en tono salingeriano, al leerlo sabemos que estamos dentro de un mundo adolescente, y su manique¨ªsmo se acepta por esa variable de qui¨¦n nos habla, en la cabeza de qui¨¦n andamos. Todo lo que Villajos denuncia como ataques, abusos, agresiones contra la mujer, su identidad, su cuerpo eran ciertos en el momento de la novela y, lamentablemente, muchos de ellos tambi¨¦n lo son ahora. Todos. Pero no todos a la vez en la corta vida de la misma protagonista. Aqu¨ª tenemos una derivada de la decisi¨®n que ya se ha comentado. Villajos decide no dar un respiro a nadie que no sea Catalina y un par de amigos. Sin absoluci¨®n, todas las personas del entorno de ¨¦sta son siniestras y hostiles (madre, padre, hermano, profesores, padres de amigas, novios, monitores, usuarios de bus), sin matiz ni empat¨ªa, en su mundo de 16 a?os. Es obvio que eso atenta contra lo veros¨ªmil, pero la autora sospecha que, si hace un pacto m¨¢s justo con lo veros¨ªmil, la presa se le escapa. Solo si postula que todos los hombres ejerc¨ªan ese abuso puede denunciar el car¨¢cter estructural de esa violencia sobre y contra las mujeres. Villajos consigue as¨ª una novela que es una denuncia sin porosidades, una denuncia como un leg¨ªtimo ajuste de cuentas con un asumido maltrato a lo veros¨ªmil como da?o colateral necesario, sin ning¨²n tipo de remordimiento novelesco.
La educaci¨®n f¨ªsica
Seix Barral, 2023
304 p¨¢ginas. 19,90 euros
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