Madrid, de icono antifascista a reserva de la ultraderecha
El excelente estudio de Pablo del Hierro documenta la existencia de una red de extrema derecha internacional en la capital de Espa?a durante el franquismo y la Transici¨®n
Este excelente libro de historia contempor¨¢nea descubre un Madrid pol¨ªtico desaparecido de la conciencia dominante sobre el pasado reciente de la capital espa?ola. El acad¨¦mico Pablo del Hierro topograf¨ªa una siniestra geograf¨ªa humana y urbana que surgi¨® en la inmediata posguerra y que, en ocasiones en la sombra, se fue regenerando hasta que pareci¨® extinguirse con la consolidaci¨®n de la democracia y el hundimiento electoral de las momias de Fuerza Nueva. Es la ciudad que era eje de poder de una dictadura nacionalcat¨®lica cuyo origen estaba ligado al fascismo y que, tras la Segunda Guerra Mundial, se transform¨® en uno de los n¨®dulos principales del movimiento neofascista internacional al posibilitar las relaciones entre ¨¦lites falangistas locales y nazis, mussolinianos, colaboracionistas y dem¨¢s ralea que se instalaron aqu¨ª para evitar ser condenados all¨ª. Seguramente el caso m¨¢s conocido sea el del rexista belga L¨¦on Degrelle, cuya peripecia se cuenta con detalle, incluidos sus contactos de alto nivel con el Gobierno de la dictadura y las tensiones diplom¨¢ticas provocadas por su cada vez m¨¢s descarada presencia p¨²blica. Pero lo valioso del libro, m¨¢s all¨¢ de descubrir trayectorias personales, es evidenciar la existencia en Madrid de una red de extrema derecha trasnacional y consolidada.
Para que esa red pudiese tejerse fueron necesarias la existencia de unos hilos personales y una determinada circunstancia pol¨ªtica. La primera aparece ya en 1939.
La ciudad que hab¨ªa sido mito de resistencia antifascista se transforma discursivamente con la victoria rebelde: los fastos de la victoria y una determinada planificaci¨®n urban¨ªstica ser¨¢n la traslaci¨®n del nuevo orden en construcci¨®n. Esa ciudad proyectada, fascista, pronto la visitan gerifaltes como Ciano y ?Himmler. As¨ª empiezan a tejerse unas relaciones personales entre locales y comunidades de italianos y alemanes que viven en la ciudad y que se reforzar¨¢n todav¨ªa m¨¢s cuando Madrid se convierta en un espacio clave de las rutas de escape. Algunos personajes relevantes del fascismo de entreguerras se instalaron aqu¨ª y, a trav¨¦s de los contactos establecidos con pol¨ªticos como el conde de Mayalde o periodistas como V¨ªctor de la Serna, poco a poco normalizar¨¢n su nueva vida en Espa?a. Lo que descubre el libro, adem¨¢s de identificarlos, es que esa segunda vida no implic¨® una rectificaci¨®n ideol¨®gica tras constatar el colapso fascista. Al contrario. Lo que cuenta Madrid, metr¨®polis (neo)fascista es c¨®mo la ciudad y los ritos que se desarrollaban en ella, en iglesias o cementerios tambi¨¦n, facilitaron la sincronizaci¨®n del fascismo con el presente.
?Nost¨¢lgicos? Para nada. Pod¨ªan hacer misas en homenaje a Hitler, pero miraban al futuro para luchar contra la democracia
Porque ten¨ªan locales y negocios u hoteles y restaurantes donde reunirse. El primer viaje que hace al extranjero Oswald Mosley, por ejemplo, es en 1950 y su destino es Madrid. No lograr¨¢ entrevistarse con Franco o ministros, pero s¨ª con figuras del falangismo o fascistas refugiados aqu¨ª como el publicista Leo Negrelli. Y conspiran y trazan planes de expansi¨®n internacional y buscan financiaci¨®n oficial, que en ocasiones consiguen. Y, m¨¢s adelante, cuando dictadores latinoamericanos forrados se refugian en la capital, enlazar¨¢n con la red porque Per¨®n, pongamos por caso, los recibe en su casopl¨®n y unos y otros frecuentar¨¢n las mismas personas porque en buena parte comparten los mismos ideales reaccionarios y autoritarios. O cuando nost¨¢lgicos del imperio franc¨¦s se oponen a las pol¨ªticas de De Gaulle en Argelia optan por reunirse en Madrid, constituirse como grupo, idear un golpe de Estado similar al del 18 de julio y, claro, porque tiene algo de familia, Serrano Su?er los conecta con la red madrile?a para que sean m¨¢s eficientes. ?Nost¨¢lgicos? Para nada. Pod¨ªan hacer misas en homenaje a Hitler, pero miraban al futuro para luchar contra la democracia y as¨ª llegaron hasta la Transici¨®n, impulsando acciones violentas que pudieron poner en riesgo el proceso pol¨ªtico.
Madrid, metr¨®polis (neo)fascista. Vidas secretas, rutas de escape, negocios sucios y violencia pol¨ªtica 1939-1982
Cr¨ªtica, 2023
400 p¨¢ginas. 21,90 euros
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