La batalla gaditana que dio nombre a la plaza del Trocadero de Par¨ªs cumple dos siglos
Un libro ilustrado recuerda el bicentenario del enfrentamiento entre liberales espa?oles y absolutistas franceses a las puertas de C¨¢diz y que cambi¨® la historia de Espa?a
La batalla de Trocadero, de la que el pr¨®ximo d¨ªa 31 se cumplen 200 a?os, fue un desigual combate a pocos kil¨®metros de C¨¢diz que decidi¨® la historia contempor¨¢nea de Espa?a. Un enfrentamiento entre los defensores de la Constituci¨®n liberal de 1812 y un Ej¨¦rcito franc¨¦s que apoyaba la vuelta a la obscuridad del absolutismo; el mismo cuerpo militar que curiosamente una d¨¦cada antes hab¨ªa arrasado el pa¨ªs propugnando todo lo contrario con Napole¨®n Bonaparte al frente.
En 1823, Puerto Real (C¨¢diz), una ciudad cercana a la capital gaditana y que apenas se hab¨ªa repuesto de las devastadoras consecuencias de la Guerra de la Independencia (1808-1814), volvi¨® a ser el escenario de la lucha entre la libertad y la opresi¨®n. Juan Antonio Vila, Juan Luis Rinc¨®n y Juan Torres han escrito y dibujado 1823. La batalla del Trocadero ¨Dun libro mitad ensayo, mitad c¨®mic y editado por el Ayuntamiento puertorreale?o¨D, donde recuperan los personajes, los lugares, las t¨¢cticas y las devastadoras consecuencias de la traici¨®n de Fernando VII a su pueblo, al hacer un llamamiento a las potencias extranjeras para acabar con los patriotas liberales.
¡°En las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XVIII, Puerto Real [a unos 13 kil¨®metros de C¨¢diz] conoci¨® su ¨¦poca de mayor esplendor y bonanza, traducida en una importante expansi¨®n urban¨ªstica y demogr¨¢fica. Se realizaron grandes obras civiles, militares y religiosas, asisti¨¦ndose a un importante desarrollo cultural¡±, se lee en las primeras p¨¢ginas del libro.
Pero todo ello se vio truncado, de manera brusca y definitiva, en los primeros a?os del siglo XIX por dos causas: la epidemia de fiebre amarilla de 1800 que diezm¨® a la poblaci¨®n y, sobre todo, la destrucci¨®n por parte de Napole¨®n de la ciudad para organizar el sitio y el bombardeo de C¨¢diz (1810-1812), foco de la resistencia nacional contra el invasor. El corso jam¨¢s pudo tomar la capital gaditana, algo que s¨ª lo lograr¨ªa en 1823 Luis Antonio de Borb¨®n, conocido como duque de Angulema, al frente de los llamados Cien mil hijos de San Luis, un enorme ej¨¦rcito que invadi¨® Espa?a en ayuda de Fernando VII.
Entre 1820 y 1823, en Espa?a se hab¨ªa abierto una ventana de libertad pol¨ªtica que ten¨ªa como se?era la Constituci¨®n de 1812 y que se conoce como Trienio Liberal. Pero aquello a Fernando VII no le agradaba, por lo que hizo un llamamiento a los reg¨ªmenes absolutistas europeos para que acabaran con los que ¨¦l consideraba revolucionarios. As¨ª, el 7 de abril de 1823, el llamado Ej¨¦rcito de la Fe atraves¨® los Pirineos directo hacia Madrid, mientras el leg¨ªtimo Gobierno espa?ol hu¨ªa a C¨¢diz llev¨¢ndose a rastras al rey fel¨®n.
Los franceses los persiguieron hasta las puertas de la capital gaditana y establecieron su campamento en el cercano Puerto Real, lo mismo que hab¨ªa hecho Napole¨®n una d¨¦cada antes. En la madrugada del 30 al 31 de agosto, aprovechando la noche y la marea baja, las tropas francesas comienzan el ataque cruzando un ca?o con el agua al pecho. La batalla ser¨¢ sangrienta y desigual, apenas dos mil soldados espa?oles contra m¨¢s de 30.000 franceses. La sorpresa y el desconcierto provocaron la derrota y la huida de los patriotas que fueron, adem¨¢s, atacados con sus propios ca?ones en la retirada, causando multitud de bajas. Casi un millar de personas pertenecientes a ambos ej¨¦rcitos perdieron la vida durante aquel verano de 1823.
La contienda ser¨¢ recordada como la batalla de Trocadero, la victoria francesa que abri¨® las puertas de C¨¢diz y que termin¨® con el Trienio Liberal y con la Constituci¨®n de 1812, devolviendo a Fernando VII los poderes absolutos. Un enfrentamiento que tuvo una significativa repercusi¨®n pol¨ªtica internacional y que ser¨¢ glorificado y encumbrado por la propaganda francesa a partir de entonces.
Tras la victoria, la exaltaci¨®n del duque de Angulema, ¡°fue una constante en la producci¨®n pl¨¢stica del Gobierno franc¨¦s¡±. Por ejemplo, un ¨®leo de Hippolyte Delaroche, que se expone en el palacio de Versalles, recuerda la toma de C¨¢diz que no pudo lograr Napole¨®n . ¡°Hab¨ªa que trasladar un mensaje: lo que no hab¨ªa conseguido Bonaparte lo hab¨ªa logrado Angulema¡±. Los franceses rebautizaron, incluso, barcos para celebrar la batalla, como el Centaure, que particip¨® en la toma del castillo de Sancti Petri (C¨¢diz), o el Formidable. Ambos pasaron a llamarse Trocadero.
A finales de 1823, los soldados franceses participantes en la campa?a que posibilit¨® la vuelta del absolutismo a Espa?a fueron agasajados en Par¨ªs en el alto de la colina de Chaillot. Desde entonces el lugar es conocido como la plaza de Trocadero. Por su parte, la derrota desat¨® una tremenda represi¨®n en Espa?a y miles de personas fueron ejecutadas sin piedad ni miramientos. Comenzaba as¨ª la D¨¦cada Ominosa (1823-1833). Fernando VII hab¨ªa ganado la partida traicionando a su pueblo y el libro 1823. La batalla del Trocadero lo recuerda con textos y magn¨ªficos dibujos.
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