¡®Damas, caballeros y planetas¡¯, la casa encantada cargada de dispositivos ocultos de Laura Fern¨¢ndez
Los 14 relatos de origen heterog¨¦neo incluidos en su ¨²ltimo libro muestran la consistencia del universo imaginario de la escritora y constatan un proyecto literario de largo alcance
El posmodernismo literario y las casas encantadas mantienen una relaci¨®n que viene de muy lejos. Publicado un a?o despu¨¦s de la aparici¨®n de su influyente ensayo The Literature of Exhaustion, el libro de relatos Perdido en la casa encantada, de John ?Barth, se planteaba casi como una lecci¨®n pr¨¢ctica acerca de las (infinitas) posibilidades de una nueva est¨¦tica literaria levantada sobre las ruinas de la tradici¨®n de la novela realista.
En el relato que daba t¨ªtulo al volumen, ¡®Ambrose¡¯, un adolescente que funcionaba como la contrafigura del propio Barth viv¨ªa una experiencia inici¨¢tica en el transcurso de una excursi¨®n familiar a la feria de Ocean City, en plena celebraci¨®n del 4 de julio. Enamorado de la novia de su hermano mayor, pero incapaz de manifestar sus afectos, Ambrose acababa perdi¨¦ndose entre los corredores de la casa encantada de la feria, en el curso de un relato que no hab¨ªa dejado de ir abriendo las trampillas y los mecanismos de su propia construcci¨®n, cuestion¨¢ndose constantemente a s¨ª mismo. El relato, con su propia ingenier¨ªa al aire, funcionaba como perfecto correlato de esa casa encantada cargada de dispositivos ocultos dise?ados para dosificar golpes de efecto y dotar de intensidad el recorrido de sus visitantes. Ambrose cobraba conciencia de su singularidad a trav¨¦s de esas pocas p¨¢ginas, mientras escuchaba a su hermano y a su novia en la lejan¨ªa. En la oscuridad de los pasadizos de ese barrac¨®n de feria, el personaje empezaba a fabular, a imaginar situaciones y desenlaces posibles y, por decirlo de alg¨²n modo, asum¨ªa de una vez por todas su vocaci¨®n literaria: ¡°Ojal¨¢ nunca se hubiera metido en la casa encantada. Pero est¨¢ dentro. Entonces desea estar muerto. Pero no lo est¨¢. Por lo tanto, construir¨¢ casas encantadas para otros y ser¨¢ el operador secreto¡, aunque preferir¨ªa estar entre los amantes para quienes est¨¢n pensadas las casas encantadas¡±.
La autora es una anomal¨ªa en el paisaje de la literatura espa?ola: parece mantener una l¨ªnea de filiaci¨®n directa con la tradici¨®n del posmodernismo americano
La escritura de Laura Fern¨¢ndez tambi¨¦n se podr¨ªa llevar muy bien con ese s¨ªmil. Sus libros podr¨ªan ser, en efecto, casas encantadas, aunque decoradas con luces estrobosc¨®picas y con habitaciones inundadas de espuma, pasillos puntuados por resbaladizas pieles de pl¨¢tano y toboganes al acecho. Aunque quiz¨¢s su monumental La se?ora Potter no es exactamente Santa Claus podr¨ªa proporcionar un mejor s¨ªmil: una disparidad de universos encerrados en una bola de nieve de tienda de souvenirs; un Aleph de pl¨¢stico. Fern¨¢ndez es una feliz anomal¨ªa : la escritora que parece mantener una l¨ªnea de filiaci¨®n m¨¢s directa con la tradici¨®n del posmodernismo americano, convenientemente hibridada con aquellas voces exc¨¦ntricas de la literatura de g¨¦nero (Philip K. Dick, Douglas Adams, Robert Sheckley, etc¨¦tera) que supieron abrir in¨¦?ditas parcelas para expandir la imaginaci¨®n e inventar lenguaje.
Su inconfundible voz propia crece entre los ecos de discutibles traducciones sobrecargadas de adverbios acabados en mente y de estereot¨ªpicos ce?os fruncidos para desplegarse en frases que son como monta?as rusas, siempre contrapunteadas por la sobreactuaci¨®n tipogr¨¢fica y la pirotecnia onomatop¨¦yica. Si al leer a Thomas Pynchon uno puede tener la sensaci¨®n de estar surfeando una ola hecha de paranoia, iron¨ªa, erudici¨®n y electrizada sobrecarga informativa, las frases de Laura Fern¨¢ndez se recorren como las pistas de esqu¨ª de una enga?osa maqueta de tren el¨¦ctrico sembrada de puestas en abismo.
Con la caudalosa La se?ora Potter no es exactamente Santa Claus, Laura Fern¨¢ndez demostr¨® que, con su singular identidad estil¨ªstica y creativa, era posible construir catedrales, sin perder la tensi¨®n expresiva en ning¨²n tramo de sus m¨¢s de 600 p¨¢ginas: poblada de personajes que eran demiurgos de sus propios universos de ficci¨®n o investigadores de misterios entrelazados ¡ªen suma, surtidas declinaciones de la condici¨®n de escritor¡ª, la peque?a ciudad de Kimberly Clark Weymouth era algo as¨ª como la versi¨®n barroca e hilarante de la casa encantada de John ?Barth, as¨ª como una imagen especular de la bulliciosa subjetividad de una autora que, no en vano, encabeza su nuevo libro con una reveladora cita de Scott Fitzgerald: ¡°Un escritor no es exactamente una persona. Si es bueno, ser¨¢ muchas personas esforz¨¢ndose en ser una sola¡±.
El relato in¨¦dito ¡®Sandy McGill nunca ha viajado a otro planeta¡¯ proyecta hasta el infinito el incesante juego de espejos que recorre todo el libro
Damas, caballeros y planetas recoge los relatos que Fern¨¢ndez ha escrito a lo largo de los ¨²ltimos 14 a?os, encabez¨¢ndolos con una novela breve ¡ª'El mundo se acaba pero Floyd Tibbits no pierde su trabajo¡¯¡ª, que canaliza con desaforado humor las angustias pand¨¦micas, y remat¨¢ndolos con un relato in¨¦dito ¡ª'Sandy McGill nunca ha viajado a otro planeta¡¯¡ª que proyecta hasta el infinito el incesante juego de espejos que recorre todo el libro.
Cada relato de Damas, caballeros y planetas viene precedido por un breve texto de la autora en el que se detallan las circunstancias de su g¨¦nesis ¡ªo, como dir¨ªa Stephen King, su ¡°vida secreta¡±¡ª con una franqueza y una falta de impostura realmente ins¨®litas, transformando de manera muy sutil lo que podr¨ªa ser una antolog¨ªa muy heterog¨¦nea en una coherente po¨¦tica personal. Hay muchas cosas que pueden llamar la atenci¨®n en este doble discurso: entre otras, la habilidad para llevar a terreno propio encargos que pod¨ªan obligar a Fern¨¢ndez a escribir con un pie forzado ¡ªpor ejemplo, dedicar un cuento a un actor espa?ol¡ª o la efervescente explosi¨®n de felicidad creativa cuando otro encargo lleva a la autora a asumir que su est¨¦tica literaria tambi¨¦n brota de una tradici¨®n aut¨®ctona, la de la escritura cervantina.
El libro tambi¨¦n pone de manifiesto que Fern¨¢ndez ha sido, siempre, una escritora firmemente comprometida con las exigencias de un proyecto literario de largo alcance: la lectura, fuera de contexto, de alguna de las piezas que conforman Damas, caballeros y planetas podr¨ªa llevar a pensar en una arbitraria apuesta por el todo vale y por la puntual eficacia del efecto por el puro placer del efecto. La continuidad del conjunto, recorrido por una persistente melancol¨ªa, transmite un mensaje completamente distinto: el de la consistencia del universo imaginario de una operadora secreta de casas encantadas para amantes de la ficci¨®n dionisiaca que ha encontrado en la literatura las herramientas necesarias para alejar la soledad y ser muchas personas a la vez.
Damas, caballeros y planetas?
Random House, 2023
432 p¨¢ginas. 21,90 euros
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.