Maestras y fantasmas en el Teatro Romea
¡®La dona fantasma¡¯, la nueva obra de T de Teatre, demuestra la capacidad de los espect¨¢culos comerciales para expandir sus l¨ªmites
La compa?¨ªa T de Teatre sigue en plena forma. Despu¨¦s de estrenar montajes coproducidos con Dagoll Dagom, Bit¨° o La Brutal, se han aliado con el Centro Dram¨¢tico Nacional y el Teatro Romea y ha nacido La dona fantasma. Sus relaciones profesionales con dramaturgos les han unido con Pau Mir¨®, Alfredo Sanzol, Ciro Zorzoli o Denise Despeyroux, y ahora le ha llegado el turno a Mariano Tenconi Blanco. Las catalanas sienten una especial predilecci¨®n por la dramaturga argentina, y Tenconi ejerce aqu¨ª de autor y director en un montaje que ha vuelto a reunir a las cuatro T de Teatre ¡ªMamen Duch, Marta P¨¦rez, Carme Pla y ?gata Roca¡ª sobre el escenario. La dona fantasma es la muestra de que el teatro comercial puede expandir sus l¨ªmites y jugar con las leyes de la representaci¨®n y la metateatralidad con humor e iron¨ªa.
Cuatro maestras de finales de los a?os setenta nos cuentan sus alegr¨ªas y sus penas. Nosotros, el p¨²blico, somos la clase de alumnas atentas que escucha la lecci¨®n, y ellas nos hablan con esa combinaci¨®n de ternura y dureza tan propia de las docentes de anta?o. No se especifica en qu¨¦ pa¨ªs nos encontramos, pero no importa: las dictaduras tienen algo de universal. Alejandro And¨²jar firma la escenograf¨ªa, pr¨¢ctica y neutra, y un vestuario de premio, que junto a la caracterizaci¨®n de Eva Fern¨¢ndez crea unos personajes que todos podemos reconocer: todos hemos tenido esas maestras, madres o t¨ªas. Elisabet Casanovas ejerce de voz en off (o fantasma) de un texto que se pregunta para qu¨¦ sirve el teatro y reflexiona sobre las similitudes entre la ficci¨®n y la fe.
Marta P¨¦rez es la primera en abrir fuego: La dona fantasma se estructura en cuatro mon¨®logos y una escena final de grupo. Acompa?an a las actrices los m¨²sicos Joan Palet (violonchelo) y Rafel Plana (piano), interpretando la banda sonora en directo e interviniendo espor¨¢dicamente con alguna r¨¦plica. P¨¦rez es la maestra abandonada por su marido, y parece una mezcla entre azafata del Un, dos, tres¡ responda otra vez y una joven Carme Sansa. La mezcla obscena entre su vida privada y su tarea pedag¨®gica convierte a las alumnas en sus terapeutas y confidentes, sus amigas y confesoras. Mamen Duch es la maestra que cuida de su madre, y la correlaci¨®n entre sus l¨¢grimas y sus deposiciones har¨ªa salivar a m¨¢s de un psicoanalista (argentino, obviamente). La dona fantasma nos muestra un mundo de mujeres: maestras, alumnas, madres, amigas e incluso fantasmas, llegando a imaginar un para¨ªso celestial poblado solo por hembras.
?gata Roca tiene una vis c¨®mica imbatible, y aqu¨ª construye una maestra de catal¨¢n antol¨®gica. Deseo reprimido, cartas de amor y dicci¨®n cristalina. Una relaci¨®n l¨¦sbica entre una mujer obsesionada por la gram¨¢tica y la ortograf¨ªa y una profesora de gimn¨¢stica tiene todos los n¨²meros para acabar mal. Carme Pla, finalmente, es la maestra de teatro, y une la pedagog¨ªa con la magia (literal) de las tablas. Es muy acertado que este montaje se represente en el Romea, teatro que todo el mundo sabe que acoge el fantasma de Margarita Xirgu. Una ¨²ltima escena, a modo de ep¨ªlogo, convierte las cuatro maestras en actrices (?o es al rev¨¦s?) vestidas como Las chicas de Ziegfeld (Busby Berkeley y Robert Z. Leonard, 1941), entre c¨®smicas y metaf¨ªsicas. La fe, el teatro, los focos y la vida. La luz es el teatro y, a la vez, la vida.
¡®La dona fantasma¡¯. Texto y direcci¨®n: Mariano Tenconi Blanco. Teatre Romea, Barcelona. Hasta el 26 de noviembre.
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