Los videojuegos contra la RAE: la batalla final
Una campa?a pretende, a trav¨¦s de la redefinici¨®n del t¨¦rmino en el Diccionario, debatir en torno a las implicaciones del propio medio interactivo
?Es el videojuego un arte? La pregunta cansa por manida, pero ejemplifica la indefinici¨®n mental que gran parte de la poblaci¨®n siente cuando se habla del ocio interactivo. ?Son los videojuegos un peligro para los j¨®venes? ?No son acaso la forma cultural m¨¢s importante de este siglo? ?Son una forma infalible de caer en la adicci¨®n? ?No ser¨¢n una oportunidad para mejorar materias como la medicina, la educaci¨®n o la inclusi¨®n? Lo cierto es que el videojuego es, ante todo, un medio tan en evoluci¨®n que ha reventado las costuras de la definici¨®n que de ¨¦l da el Diccionario, o al menos su primera acepci¨®n: ¡°Juego electr¨®nico que se visualiza en una pantalla¡±. Es evidente que el videojuego merece una descripci¨®n m¨¢s amplia. M¨¢s actual.
Para abordar este tema, para llamar a las puertas de la RAE pero, sobre todo, para organizar un debate p¨²blico en torno a un medio que ha superado el cors¨¦ sem¨¢ntico que ten¨ªa hace no tantos a?os, un grupo de gente inquieta ha decidido precisamente eso: cambiar la definici¨®n oficial de la palabra ¡°videojuego¡±. El acto tuvo lugar el lunes pasado en la sede de la fundaci¨®n Cotec de Madrid, lo ofici¨® Santiago Bustamante, director cultural del museo del videojuego OXO de M¨¢laga, y en ¨¦l participaron las patronales del sector ¡ªDEV y AEVI¡ª, la ONCE, IndieDevDay, DiGRA, ArsGames y la propia fundaci¨®n.
La Rae tiene un reto grande, comentaron todos, y es verdad: es dif¨ªcil atrapar en una definici¨®n un car¨¢cter tan poli¨¦drico, tan plural e integrador como el que tiene hoy el videojuego. Y si bien conseguir esa definici¨®n so?ada es complicado, lo cierto es que las intervenciones iban abundando en una serie de palabras que se repet¨ªan: electr¨®nica, interactividad, simulaci¨®n, integraci¨®n. Seguro que por ah¨ª ir¨¢n los tiros de las diferentes propuestas.
La forma que se ha elegido es, a su vez, estimulante: cada una de las organizaciones participantes dar¨¢ una charla semanal en el museo OXO de M¨¢laga; una charla que concluir¨¢ con su propuesta de definici¨®n. Al final de la ronda, con todas las ideas sobre la mesa, se buscar¨¢ el consenso. Por cierto, ser¨ªa una traici¨®n al propio medio no hacer el proceso interactivo, as¨ª que la gente podr¨¢ participar con sus propias propuestas a trav¨¦s de la p¨¢gina web del centro.
Las opiniones son diversas y hay quien incluso apunta al propio nombre. Algunos creen que al t¨¦rmino le pesa la part¨ªcula ¡°juego¡±, que dobla el imaginario colectivo hacia lo l¨²dico, hacia lo poco serio. Otros, que lo que falla es ¡°video¡±, porque la interactividad no se acaba en la pantalla (hay juegos en audio, sin ir m¨¢s lejos). La definici¨®n actual (¡°¡que se visualiza en una pantalla¡¡±), por ejemplo, excluye a los invidentes en un ecosistema que cuenta con m¨¢s de 200 millones de jugadores discapacitados.
En fin, que no es f¨¢cil. Pero si algo gusta a los jugadores son los retos. El diccionario es sagrado, pero lo justo; no conviene olvidar que la primera acepci¨®n de violar es ¡°campo de violetas¡± y que, como dec¨ªa Wittgenstein (referente de referentes), los l¨ªmites del lenguaje son los l¨ªmites del mundo. A veces hay que torcer esos l¨ªmites, y a veces hay que estirarlos. Mejor dicho, y ya puestos: a veces hay que jugar con ellos. A ver si les damos el acomodo que se merecen.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.