El enigma de La Panadella, de enclave de paso a inquietante localidad fantasma
?Qu¨¦ ocurre con un lugar cuando el camino que conduce hasta ¨¦l deja de ser transitado?, pregunta Juan S¨¢nchez en su nuevo fotolibro, ganador de Fotocanal 2022
Hay lugares que parecen condenados a no existir cuando el camino que conduce hasta ellos deja, por alg¨²n motivo, de ser transitado. Sitios que en su d¨ªa fueron mayoritariamente de paso, desapacibles, que aparentan estar poblados por gente an¨®nima cuyas fr¨¢giles huellas apenas dejar¨¢n marca, condenados a un peque?o rinc¨®n de la memoria. Situado en lo alto de un collado, entre las cuencas de los r¨ªos Llobregat y Segre, La Panadella bien podr¨ªa haber sido uno de ellos. Durante mucho tiempo fue utilizado como lugar habitual de descanso por los conductores de los veh¨ªculos que circulaban por la transitada N-II, entre Barcelona y Lleida. Hasta que un buen d¨ªa, una autov¨ªa lo sac¨® del mapa del progreso. Sin embargo, las fuertes y ¨¢speras caracter¨ªsticas del lugar parecen recuperar su identidad bajo la inquietante mirada de Juan S¨¢nchez (Barcelona, 1984), para entre las rudas rendijas del emplazamiento dar paso a un relato cargado de enigma e historia: Panadella (Ediciones An¨®malas), el fotolibro, ganador de la VII edici¨®n del concurso Fotocanal, organizado por la Comunidad de Madrid.
Un oscuro desprendimiento de tierra introduce al lector en la narraci¨®n. Hace referencia a la situaci¨®n f¨ªsica, social y econ¨®mica de este arrabal de Montmaneu, en Lleida, un municipio de solo 154 habitantes. Al estado de decadencia de un lugar que ha dejado de estar en el eje de un sistema de comunicaci¨®n y cuya solidez se desprende. Le sigue la imagen de un coche que se aproxima al anochecer por una extensa explanada cubierta de nieve; en la siguiente p¨¢gina, el plano cercano de una pisada marcada en un escal¨®n, advierte de una presencia y perfila el tono de un relato cargado de tensi¨®n e incertidumbre. Una narraci¨®n donde los rostros severos y desconfiados de los protagonistas se intercalan con peque?os detalles y se establece un pulso entre la fantas¨ªa y la ficci¨®n, entre la pugna de una remota comunidad por mantenerse a flote y su desaparici¨®n.
Sabremos que hace m¨¢s de 400 a?os, en aquel lugar, Pepe Barbeta, al frente de cien bandoleros, asalt¨® un convoy real cargado de monedas de plata destinado a los tercios de Flandes. Que en el siglo XIX, la localidad fue el escenario del fusilamiento de soldados isabelinos a manos de los carlistas. Y que, entre 1939 y 1952, qued¨® se?alada por el estraperlo, por quienes aprovechaban la noche para trasladar sus mercanc¨ªas y al amanecer se escond¨ªan en los hostales. ¡°Forastero es la palabra que mejor define la sensaci¨®n que acompa?a a uno al llegar¡±, destaca S¨¢nchez durante una videoconferencia con Babelia, al tiempo que advierte de las influencias del cine en su obra y de su fascinaci¨®n por ambientes fronterizos. ¡°Uno se encuentra con elementos que le llevan a pensar que algo pasa o est¨¢ a punto de pasar. Y se marcha del lugar sin que haya pasado nada, o lo que es peor, con la sensaci¨®n de que no ha entendido nada de lo que deber¨ªa entender¡±.
El autor pas¨® cerca de cuatro a?os dando forma al proyecto. Para ello se sirvi¨® tanto de los peculiares elementos climatol¨®gicos de la zona, conocida por sus densas nieblas y sus copiosas nevadas, como de un sutil manejo del color. Un trabajo donde se impone m¨¢s el contenido que la forma. Donde las im¨¢genes se convierten en met¨¢foras, como un agujero en el asfalto, que hace alusi¨®n al universo imaginario de La Panadella; la flor de cardo seca; la cicatriz en la cabeza de un camarero; o el relieve en madera de un perro que bien podr¨ªa ladrar en la oscuridad alertado por los acontecimientos que se ciernen sobre la localidad. De igual forma, el fot¨®grafo utilizar¨¢ como recurso el detalle de una pintura al ¨®leo, o las figuras talladas de dos caballos. ¡°La narrativa del libro parte del lugar pero no habla del presente, como se esperar¨ªa del medio fotogr¨¢fico, no hace uso del poder de acta notarial de la realidad que se le atribuye. La fotograf¨ªa es capaz de documentar todo aquello que nosotros seamos capaces de imaginar y de contar¡±, destaca el autor. As¨ª, la carretera principal no aparece en ning¨²n momento. ¡°El libro es la propia carretera¡±, destaca el fot¨®grafo mientras se?ala al que podr¨ªa ser el cartel de entrada, en la cubierta, y al de salida, en la cubierta posterior. Antes, el rostro de un hombre con los ojos cerrados advierte al lector de la memoria imborrable del lugar. Como recuerda el texto que incluye la publicaci¨®n, ¡°La Panadella sigue ah¨ª, una tierra abierta a lo que venga. Y queda el nombre, conocido m¨¢s all¨¢ de sus fronteras, especialmente por todo aquel que haya sido aqu¨ª forastero¡±.
¡®Panadella¡¯. Juan S¨¢nchez. Ediciones An¨®malas/ Comunidad de Madrid. 80 p¨¢ginas. 35 euros.
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