Juan Carlos I, una tragedia shakesperiana
A punto de cumplirse 10 a?os de la abdicaci¨®n del rey em¨¦rito, las librer¨ªas se atiborran de libros sobre su auge y ca¨ªda
Las grandes obras de la literatura siempre tienen algo de universal y de imperecedero y eso hace que muchas veces resulten inquietantemente premonitorias. Algo as¨ª pudo haber pensado William Shakespeare cuando, seg¨²n las teor¨ªas de algunos historiadores y expertos, form¨® parte de la delegaci¨®n inglesa que en 1605 viaj¨® a tierras castellanas para firmar la paz entre Felipe III y Jacobo I. El Bardo de Avon habr¨ªa pisado Valladolid justo el mismo a?o en el que estren¨® El rey Lear, pieza teatral que narra una intrincada historia en la que el rey de Breta?a reparte en vida su reino entre sus tres hijas. Cordelia, el v¨¢stago menor, se niega a adular a su progenitor y este, en represalia, la deshereda. Finalmente, la hija d¨ªscola encontrar¨¢ afecto en el rey de Francia, mientras que sus hermanas, que gozaban de la herencia anticipada, terminar¨¢n levant¨¢ndose contra el padre.
La historia del padre traicionado por sus hijos resuena en la monarqu¨ªa espa?ola como si el fantasma del rey Lear se hubiese quedado a vivir en Valladolid. Felipe IV se dedic¨® a desmontar la red de corruptelas tejidas durante el reinado de su padre; Carlos II cedi¨® y perdi¨® muchos de los territorios que su progenitor hab¨ªa atesorado; Alfonso XII se cas¨® con la hija de uno de los grandes enemigos de su madre y rein¨® aceptando el destierro de Isabel II; Alfonso de Borb¨®n y Battenberg desafi¨® a Alfonso XIII y renunci¨® al trono para poder casarse con una ¡°plebeya¡±; y Juan Carlos I se convirti¨® en rey sin el benepl¨¢cito de don Juan. Y as¨ª llegamos hasta los tiempos de Felipe VI, a quien le toca lidiar con el exilio paterno, aparentemente voluntario pero indeseado en la intimidad por la Familia Real y el em¨¦rito.
Juan Carlos I vive su exilio en Nurai, una isla privada dubait¨ª en medio del golfo P¨¦rsico. En la isla hay 32 villas de lujo
Juan Carlos I vive su exilio en Nurai, una isla privada dubait¨ª en medio del golfo P¨¦rsico. En la isla hay 32 villas de lujo, un spa de categor¨ªa internacional, cinco restaurantes internacionales y un club de playa, pero ni una sola librer¨ªa o biblioteca. No obstante, el entorno real asegura que el rey em¨¦rito lee mucho y que examina todas las historias en las que se habla sobre ¨¦l. As¨ª que seguramente est¨¦ al tanto de que, en v¨ªsperas del d¨¦cimo aniversario de su abdicaci¨®n, las librer¨ªas espa?olas est¨¢n atiborradas de libros sobre su auge y ca¨ªda. Heredar¨¢s mi reino. Del derrumbe de Juan Carlos I a la incertidumbre de Leonor (Ediciones B), de David L¨®pez Canales, relata los episodios que llevaron al ex jefe del Estado al exilio; Todos lo sab¨ªan. Juan Carlos I y el silencio c¨®mplice del poder (La Esfera de los Libros), de Jos¨¦ Garc¨ªa Abad, intenta explicar c¨®mo el monarca pudo actuar durante tanto tiempo con impunidad y con la presunta complicidad de los poderes del Estado; Juan Carlos I, el rey en el desierto (La Esfera de los Libros), de Alejandro Entrambasaguas, narra con benevolencia y cortesan¨ªa c¨®mo es su d¨ªa a d¨ªa en su destierro dorado, y King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I (Libros del K.O.), de Jos¨¦ Mar¨ªa Olmo y David Fern¨¢ndez, repasa todas las pruebas, indicios y acusaciones ¡ªunas probadas, otras no¡ª sobre las rutas de dinero del inmenso conglomerado econ¨®mico del monarca.
La vida del rey Juan Carlos sigue siendo una fuente inagotable de biograf¨ªas, ensayos y an¨¢lisis. ?Por qu¨¦? La respuesta podr¨ªa estar en las obras de William Shakespeare. Las haza?as y vilezas del rey em¨¦rito tienen los elementos de una tragedia shakesperiana, la fuerza de un drama isabelino que no nos cansamos de contar, de leer y de releer: un pr¨ªncipe sin corona que sacrifica todo (incluido a su propio padre) para reinar y que, cegado por la codicia, termina perdiendo el trono y pasa sus ¨²ltimos a?os de vida vagando por el desierto. ¡°Hay una frase de Shakespeare que resume muy bien lo sucedido: ¡®La corona ha devorado al que la lleva¡¯; y otra que cuenta lo que sucede: ¡®Inquieta yace la cabeza que lleva una corona¡±, reflexiona David L¨®pez en Heredar¨¢s mi reino, haciendo un paralelismo entre Juan Carlos I y Enrique IV, pero tambi¨¦n entre Felipe VI y el Enrique V shakesperiano, dos pr¨ªncipes que, tras ser coronados, se percatan de que su nuevo traje, la majestad, no les sienta tan bien como pensaban.
Las similitudes entre la vida del rey em¨¦rito y la obra de Shakespeare van m¨¢s all¨¢ de Enrique VI o El rey Lear. La codicia y la corrupci¨®n, elementos fundamentales en la tragedia de Macbeth, tambi¨¦n est¨¢n muy presentes en la trayectoria vital de Juan Carlos Borb¨®n. Cuando el personaje de Malcolm describe los muchos vicios que le invalidan como rey, Macduff le explica que el gobernante no ha de ser un santo, sino una persona inteligente con la habilidad de ocultar sus pecados. ¡°La intemperancia sin freno es tirana de la vida (¡) mas no tem¨¢is tomar lo que es vuestro: en secreto pod¨¦is dar campo libre a los placeres pareciendo casto y as¨ª enga?ando al mundo (¡) La codicia arraiga hondo y crece con ra¨ªces m¨¢s perversas que la lujuria. Mas no tem¨¢is: Escocia es pr¨®diga en recursos que colmar¨¢n vuestro deseo, y s¨®lo en vuestras propias tierras¡±, le dice Macduff al soberano en su alegato, una defensa de la corrupci¨®n.
El rey em¨¦rito, como el Malcolm shakesperiano, tuvo muchos Macduff en su corte, consejeros que durante casi 40 a?os se habr¨ªan encargado de esconder sus vicios y corruptelas
El rey em¨¦rito, como el Malcolm shakesperiano, tuvo muchos Macduff en su corte, consejeros que durante casi 40 a?os se habr¨ªan encargado de esconder sus vicios y corruptelas. ¡°En la Transici¨®n el rey empieza a rodearse de nuevos ricos y empresarios que ten¨ªan dinero de verdad. Entonces ¨¦l pierde inter¨¦s en la vieja aristocracia del franquismo. Los condes o los marqueses ten¨ªan muchos palacios y tapices, pero no el suficiente cash para coger un avi¨®n privado e irse a Par¨ªs a pasar un fin de semana. ?l siente la necesidad de ser el l¨ªder de esa nueva sociedad¡±, explica Jos¨¦ Mar¨ªa Olmo, coautor de King Corp. La obra de Olmo y Fern¨¢ndez indaga en c¨®mo el jefe del Estado habr¨ªa amasado su fortuna personal cerrando negocios entre el Estado espa?ol y empresas privadas y gobiernos extranjeros: de sus primeros acuerdos petroleros con las monarqu¨ªas del golfo P¨¦rsico, a finales de la d¨¦cada de 1970, a las tarjetas de cr¨¦dito que le costeaba un millonario mexicano y los ocho millones de euros en vuelos privados pagados por una fundaci¨®n opaca. ¡°Seguir el dinero de Juan Carlos es como seguir las huellas que deja un le¨®n en la selva. Nos dan datos sobre c¨®mo era ¨¦l, un rey que no solo quer¨ªa serlo sino tambi¨¦n aparentarlo, un hombre con una enorme voracidad de viajar, gastar dinero y poseer mujeres¡±, contin¨²a el periodista. Laurence Debray, bi¨®grafa oficial del em¨¦rito, es m¨¢s ben¨¦vola. ¡°Los valores han cambiado con el paso del tiempo en Espa?a y en el mundo, pero el rey es alguien que no ha mentido respecto a su personalidad. Nunca escondi¨® que le gustaban las mujeres y la gente que hac¨ªa negocios. En los a?os ochenta eso no molestaba¡±, dijo la escritora francesa en 2022, durante la promoci¨®n de su libro Mi rey ca¨ªdo.
Shakespeare dec¨ªa en su Cuento de invierno que la autoridad es un terco oso al que a menudo se le conduce por la nariz con oro. Algo parecido habr¨ªa ocurrido con el primer rey de la democracia. ¡°Entend¨ªa que estaba haciendo ganar mucho dinero a mucha gente y no aceptaba que ¨¦l no se llevara su parte. Sent¨ªa que merec¨ªa un porcentaje, una comisi¨®n o un beneficio por cada movimiento que hac¨ªa para favorecer a Espa?a o a una empresa en concreto. Y todo el mundo sab¨ªa que era as¨ª. Era un buen negocio para todos¡±, se?ala Olmo. ¡°Por eso sus amigos empezaron a llamarlo ¡®el jefe¡¯. Y nadie se atrev¨ªa a doblegar al jefe. M¨¢s bien al rev¨¦s. Todos quer¨ªan hacerlo m¨¢s feliz. Les conven¨ªa que estuviera feliz porque eso les tra¨ªa m¨¢s dinero¡±.
En Todos lo sab¨ªan, Jos¨¦ Garc¨ªa Abad profundiza en esa codicia shakesperiana del rey y en el silencio c¨®mplice de los otros poderes. ¡°La prensa, la judicatura, los pol¨ªticos, el servicio de inteligencia¡, todos jugaron un papel de complicidad durante el reinado juancarlista. Nadie hizo un ejercicio de control real de su poder. Varios presidentes del Gobierno me reconocieron que eran conscientes de lo que pasaba y que hab¨ªan mirado para otro lado. Nadie se atrev¨ªa a decirle que lo que hac¨ªa estaba mal¡ Solo lo hicieron al final de su reinado¡±, lamenta Garc¨ªa Abad. Jos¨¦ Mar¨ªa Olmo coincide. ¡°El rey ten¨ªa 3.000 agentes del CNI a su servicio que ten¨ªan como prioridad proteger sus secretos e irregularidades. Ni Elon Musk ni Bill Gates tienen un departamento de seguridad de 3.000 personas¡±, afirma el autor de King Corp. ¡°Pero uno no se deja corromper si no es un corrupto¡±, apunta David L¨®pez. ¡°Muchos permitieron que hiciera lo que le diera la gana, pero al final ¨¦l es el ¨²nico responsable de lo que hizo¡±.
Los excesos de Juan Carlos I fueron su perdici¨®n y lo llevaron a perder el trono que tanto le hab¨ªa costado conseguir. Entonces lleg¨® el exilio, la peor pesadilla de Romeo Montesco. ¡°El exilio me causa m¨¢s miedo que la muerte. No me hable de exilio¡±, le dice el protagonista de la tragedia a Fray Lorenzo tras ser condenado al destierro por acabar con la vida de Teobaldo Capuleto. ¡°Te ordena que dejes Verona; pero no te preocupes; el mundo es muy ancho¡±, le replica el fraile franciscano, su consejero. ¡°Fuera de Verona no hay mundo, sino purgatorio, infierno y desesperaci¨®n. Exiliarme de Verona es como exiliarme de la Tierra. Lo mismo me da que digas muerte que exilio. Te ruego que con un hacha de oro troces mi cabeza, y luego te carcajees del golpe mortal¡±, suplica el Romeo de Shakespeare.
La traves¨ªa del rey em¨¦rito por el desierto dubait¨ª ha abierto una grieta casi imperceptible en el retrato de familia de los Borb¨®n. Ahora hay una familia real empe?ada en mostrar decoro y sencillez y una familia del rey que comete excesos y celebra fiestas de cumplea?os en Abu Dabi al ritmo de la Macarena. Hay un rey joven que habla de ejemplaridad y transparencia y un rey viejo poco ejemplar y opaco que siente que los suyos le han fallado. ¡°M¨¢s que ofendido, se siente traicionado¡±, se?ala Olmo. ¡°La relaci¨®n entre padre e hijo es muy complicada. Felipe VI ha tenido que tomar medidas fuertes contra Juan Carlos, como suprimirle la asignaci¨®n oficial o echarle del palacio de la Zarzuela. Esa pugna entre los afectos personales y la necesidad pol¨ªtica tiene que ser desgarradora para ambos. El hijo tiene que matar al padre para salvar la Monarqu¨ªa. ?C¨®mo el padre no se va a sentir traicionado? Es una paradoja, una tragedia griega¡±, explica Garc¨ªa Abad, recordando las palabras del rey Lear de Shakespeare: ¡°Mucho m¨¢s afilada que el diente de una v¨ªbora es la ingratitud de un hijo¡±.
?Y ahora? ?En qu¨¦ acto de la obra de Juan Carlos I estamos? ¡°En el descanso. Hemos visto su desmoronamiento, su paso de gran h¨¦roe de la Transici¨®n a la mayor amenaza para la Corona. Pero falta ver qu¨¦ pasa en los pr¨®ximos a?os, cu¨¢n profunda es la herida que ha causado y cu¨¢n alargada es su sombra en el reinado de Felipe VI¡±, responde David L¨®pez. ¡°Yo soy el alma de tu padre destinada por cierto tiempo a vagar de noche y aprisionada en fuego durante el d¨ªa, hasta que sus llamas purifiquen las culpas que comet¨ª en el mundo¡±, dec¨ªa el espectro del rey Hamlet a su hijo. El ¡°fantasma¡± de Juan Carlos I tambi¨¦n parece perseguir a su sucesor. ¡°Era muy dif¨ªcil que Felipe VI no supiera lo que ocurr¨ªa. Todos participaron de alguna manera. Ahora, eso los persigue¡±, afirma Garc¨ªa Abad, que en su libro aborda esta espinosa cuesti¨®n en un cap¨ªtulo titulado ¡®Felipe, que administraba celosamente la figura del rey, lo sab¨ªa todo¡¯.
El fantasma del rey Hamlet se aparec¨ªa pidiendo venganza. El del rey Juan Carlos se pasea por Abu Dabi a bordo de un ¡®jet¡¯ privado y un enorme SUV blanco de la marca Cadillac exigiendo que le restituyan su honor
El fantasma del rey Hamlet se aparec¨ªa pidiendo venganza. El del rey Juan Carlos se pasea por Abu Dabi a bordo de un jet privado y un enorme SUV blanco de la marca Cadillac exigiendo que le restituyan su honor. ?Reconoce que ha hecho algo malo? ?Siente su exilio como un castigo? ?Realmente su familia est¨¢ fracturada? ¡°Son preguntas muy personales y solo el rey tiene respuestas¡±, dice Laurence Debray, quien desiste de participar en este reportaje. En 2022, la escritora afirm¨® que el monarca es muy consciente de que cometi¨® errores. ¡°No es tonto y se ha dado cuenta de que todo sali¨® mal. No vive en otro mundo¡±, reconoci¨®. Garc¨ªa Abad tiene otro punto de vista. ¡°Siempre pens¨® que pod¨ªa hacer su real gana, que todo lo que hab¨ªa hecho por Espa?a le daba carta blanca. Esto fue as¨ª ya desde antes de la Constituci¨®n, desde antes de las primeras elecciones democr¨¢ticas, cuando escribi¨® al sah de Persia pidi¨¦ndole dinero para, supuestamente, salvaguardar la Monarqu¨ªa y la estabilidad democr¨¢tica¡±, explica el periodista. El autor de Todos lo sab¨ªan concluye que el rey Juan Carlos no parece estar arrepentido de sus errores. ¡°No muestra remordimiento¡±. El rey Lear tampoco sent¨ªa culpa. ¡°Este es el excelente enga?o del mundo¡±, dec¨ªa Shakespeare en su tragedia de 1605, a?o en el que podr¨ªa haber pisado Espa?a. ¡°Que cuando estamos enfermos de fortuna, a menudo el exceso de nuestro propio comportamiento, hacemos culpables de nuestros desastres al sol, la luna y las estrellas: como si fu¨¦ramos villanos por necesidad; tontos por compulsi¨®n celestial; bribones, ladrones y traidores por predominio esf¨¦rico; borrachos, mentirosos y ad¨²lteros por una obediencia forzosa de influencia planetaria¡¡±.
Juan Carlos de Espa?a. La biograf¨ªa m¨¢s actual del rey
Traducci¨®n de Elena M. Cano
Alianza, 2014
544 p¨¢ginas
5,95 euros
Mi rey ca¨ªdo
Traducci¨®n de Alfonso Bargu?¨® Viana
Debate, 2022
208 p¨¢ginas
19,90 euros
King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I
Libros del K.O., 2023
369 p¨¢ginas
22,90 euros
Juan Carlos I, el Rey en el desierto
La Esfera de los Libros, 2024
360 p¨¢ginas. 21,90 euros
Heredar¨¢s mi reino. Del derrumbe de Juan Carlos I a la incertidumbre de Leonor
Ediciones B, 2024
240 p¨¢ginas
20,90 euros
Todos los sab¨ªan. Juan Carlos I y el silencio c¨®mplice del poder
La Esfera de los Libros, 2023
168 p¨¢ginas
22,90 euros
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