Susana Solano, escultura contra la interpretaci¨®n
Una exposici¨®n en Barcelona recupera cuatro d¨¦cadas de trabajo de la artista catalana, muy reconocida en los ochenta y noventa, e indaga en su obra de peque?o y gran formato
Empezar¨¦ sin atajos: hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa en Barcelona una exposici¨®n tan emocionante como esta. Bonita y emocionante, s¨ª. Hay quien tiene muchos dilemas con esos dos t¨¦rminos que son la base para mirar y pensar cualquier cosa, pero m¨¢s si cabe el arte. Una bonita y emocionante exposici¨®n de Susana Solano (Barcelona, 1946), fant¨¢sticamente bien comisariada por Enrique Juncosa. Eso es lo que encontramos en los Espais Volart de la Fundaci¨® Vila Casas. Tambi¨¦n hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªan tantas obras de la artista reunidas en una ¨²nica exposici¨®n. Hay que remontarse a 1999, cuando el Macba le dedic¨® la retrospectiva titulada Muecas, que centraba el foco en su trabajo de los ochenta y noventa, cuando la artista empez¨® a tener reconocimiento internacional.
Su participaci¨®n en la Documenta de 1987 y en la de 1992 (y luego en la Bienal de Venecia de 1988 y 1993) es un ejemplo y un hito, ya que confirm¨® los nuevos aires de la ¨¦poca. Es decir, la retirada de la pintura ante el auge de una nueva escultura cercana al objeto considerado escult¨®ricamente o ante lo que Benjamin H. Buchloh, te¨®rico todav¨ªa hoy de referencia, llam¨® la ¡°escultura construida¡±, aquella que se desviaba de los m¨¦todos, materiales y convenciones de la escultura figurativa. Aquella Susana Solano de 40 a?os encajaba como un guante en aquellas Documenta sin apenas mujeres y s¨ª muchos hombres, que se abr¨ªa a esa creatividad interrelacionada entre el dise?o, la arquitectura, el videoarte y las performances con la pintura y la escultura, congelando por momentos esa aura sagrada que siempre se le presupon¨ªa a la obra de arte y que Jos¨¦ Luis Brea catapult¨® en el ensayo Las auras fr¨ªas.
Tengo la sensaci¨®n de que queda mucho por decir de la impronta de Solano en el contexto del arte contempor¨¢neo y de que cada exposici¨®n intenta superar las lecturas fragmentarias que hasta entonces se han hecho de su obra. Tambi¨¦n esta muestra. Recoge cuatro d¨¦cadas de trabajo y parece que vuelves a pasar por el mismo sitio, pero no. Algunas obras son muy conocidas y pertenecen a grandes colecciones, pero otras son recientes y no se han visto hasta ahora. Parte de estas son de peque?o formato y parecen muebles o cajas. Se llaman An¨®nimos, t¨ªtulo tambi¨¦n de la exposici¨®n. Entiendo la elecci¨®n porque trasladan celebraci¨®n y libertad creativa, el mejor de los escenarios para una artista que ha dejado el sufrimiento de todo proceso creativo a un lado.
Pocas artistas hay tan honestas como ella. Siempre le ha gustado ponerse al l¨ªmite: de los sentidos, de las percepciones, de los espacios. No lo pone especialmente f¨¢cil. Sus obras no son descriptivas ni narrativas. No hay historias ni teor¨ªas. No hay que buscar en ellas un significado sino una forma de hacer y de pensar. Nunca ha negado que construye sus obras a partir de elementos muy ocultos, siempre contra la interpretaci¨®n, como reclamaba tambi¨¦n Susan Sontag. Ambas comparten estilos radicales similares al pensar el arte como un instrumento capaz de modificar la conciencia y de crear un espacio de encuentro en el que puedan ¡°organizarse nuevos modos de sensibilidad¡±.
En sus obras no hay historias ni teor¨ªas. No hay que buscar en ellas un significado, sino una forma de hacer y de pensar
No ser¨¦ yo quien rompa el silencio interpretativo, aunque lo que conocemos de la historia de la artista compone un mapa ¨²til que facilita ese lugar de encuentro. Solano es una artista seria y tenaz, comprometida con su tiempo, m¨¢s all¨¢ de las medias tintas. Empez¨® la carrera de Bellas Artes en 1976, con 30 a?os, y tuvo su primera individual cuatro a?os despu¨¦s en el Espai 10 de la Fundaci¨® Joan Mir¨® (Barcelona), muestra que llegaba hace unos meses al CA2M (M¨®stoles): a sus salas y a su colecci¨®n. Doce piezas textiles que no volvi¨® a mostrar nunca m¨¢s y que mucho tienen que ver con las labores de su madre modista. Con ella empieza esta exposici¨®n. Mem¨°ria (1992-1993) es un homenaje a esa madre a partir de una serie de fotos que combina primeros planos de ella con im¨¢genes de cabezas de estatuas de m¨¢rmol hechas en la plaza de Espa?a de Roma.
No es una artista que piense que sus obras son para siempre, una temporalidad abierta que resuena especialmente en esta. De esos a?os ochenta de revalorizaci¨®n de la escultura encontramos aqu¨ª Recipient n. 2, Recl¨°s, Palau n. 2 o Empla?ar, de 1982, todas de bronce y que reclaman una lectura simb¨®lica y ¡°equ¨ªvocamente monumental¡±. Una b¨²squeda de tensi¨®n expresiva entre el interior y el exterior y la creaci¨®n abstracta de espacios simb¨®licos que recorre su obra. Tambi¨¦n cuestiones relativas a la soledad, el silencio, la angustia, el trauma, el descanso o el juego, el equilibrio y la simetr¨ªa.
Me detengo en Lo oculto (2009-2010). Est¨¢ hecha de acero inoxidable y tiene formas algo m¨¢s suaves a las habituales que me recuerdan a los dibujos sin color, cuando utiliza las tijeras y el plegado. Habitaci¨®n cuatro cuarenta (1993) no se hab¨ªa expuesto hasta ahora y la instalaci¨®n Salim¡¯s Paper (2000) es la ¨²nica escultura de la exposici¨®n que combina fotograf¨ªa con otros materiales y donde podemos ver un taller de papel que la artista fotografi¨® en uno de sus viajes a la India. Al hilo de la belleza, est¨¢ Maca-ell/Maca-ella (1989), que parecen un altar o un sarc¨®fago, grandes contenedores sin puertas para ver el interior, una met¨¢fora frecuente en la obra de la artista.
Suele decir que le gustan las estaciones termales y los ba?os p¨²blicos. Imposible no acordarse de la an¨¦cdota que a veces cuenta del embalse de agua de su casa cuando era peque?a y rozaba con los pies cuando se columpiaba. Siempre he pensado que, para Solano, el punto de vista fundamental de la existencia parte del amor. No, desde luego, en el sentido sentimental. Qu¨¦ puede ser m¨¢s fecundo que el amor a la experiencia, por s¨ª misma, en su momento iluminador, lo que auspicia la actividad incontenible de la artista en el terreno de la imaginaci¨®n. No se me ocurre cosa m¨¢s inspiradora que esa. Ni a tantos artistas coet¨¢neos que tanto la respetan ni a las generaciones m¨¢s j¨®venes que siguen buscando en ella el sentido de la escultura.
¡®An¨°nims¡¯. Susana Solano. Espais Volart. Barcelona. Hasta el 14 de julio.
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