¡®Dream¡¯, de Israel Galv¨¢n: la genialidad que estremece
Este espect¨¢culo de danza y de flamenco, concebido junto a Natalia Men¨¦ndez, es un artefacto esc¨¦nico, jondo y comprometido, de excepcional belleza
Despu¨¦s de ver Dream habr¨¢ qui¨¦n se eche las manos a la cabeza. No es nada nuevo, la controversia y el cuestionamiento vienen arropando el discurso del bailaor Israel Galv¨¢n desde que se inici¨® en la coreograf¨ªa con Mira, los zapatos rojos (1998). Entonces algo se quebr¨® en la historia del flamenco, como se quiebra cualquier cosa frente a un descubrimiento de inconmensurable valor. Algunos pensaron que la irrupci¨®n de ese nuevo lenguaje corporal que abander¨® Galv¨¢n ser¨ªa fruto de la querencia de quien es joven y empieza. Pero d¨¦cadas despu¨¦s, y desde hace un tiempo, ya sabemos que lo suyo con la danza es la genialidad de un creador que naci¨® emancipado y liberado (de c¨¢nones, herencias) y revoluciona sin la intenci¨®n de hacerlo. Es decir, desde dentro y en silencio, aunque el resultado tenga un alcance ensordecedor. Sin pose ni cart¨®n. As¨ª que piensen lo que quieran si ven Dream, faltar¨ªa m¨¢s, pero sobre todo no se lo pierdan.
Concebido junto a Natalia Men¨¦ndez, directora de la propuesta y quien tuvo la iniciativa de este t¨¢ndem creativo, Dream, anagrama de madre, es un espect¨¢culo de danza y de flamenco. Desde luego no al uso, en el sentido m¨¢s convencional de lo uno y de lo otro. Pero un espect¨¢culo de danza en su totalidad y tambi¨¦n un experimento esc¨¦nico perfectamente hilvanado y cuidado donde se siente una acertada alianza entre Men¨¦ndez y Galv¨¢n. Sobresalen no pocos hallazgos que funcionan, tanto en solitario como en conjunto, junto al principal de todos que es la profundidad, el baile y la presencia de Galv¨¢n. Por ejemplo, el espacio sonoro y la escenograf¨ªa, que en ocasiones se funden en una misma cosa y proporcionan ese lugar que tanto gusta al artista sevillano para bailar el sonido y hacer sonar el atrezo en la persistente b¨²squeda en la que descansa su discurso. Papel de burbujas, pl¨¢stico, l¨ªquido, piedras, m¨¢quinas de coser que traen al presente aquel baile de Vicente Escudero con el ruido de dos motores (1928)¡ todo es bailable, todo es pericia e incluso argumento en esta especie de enso?aci¨®n que es Dream. Tambi¨¦n pesadilla, pues la propuesta busca incomodar con sonidos machacones, entre otras cosas, como lo es la rega?ina de una madre o el llanto de un beb¨¦. Y hasta en esos momentos, o tambi¨¦n con ellos, se alcanza lo po¨¦tico.
La matriz del espect¨¢culo se encuentra en una particular revisi¨®n de la relaci¨®n madre-hijo-hija-madre, encarnada en un Galv¨¢n que lo es todo a la vez; como un Norman Bates de est¨¦tica no binaria. Y se ofrece un paralelismo entre las relaciones maternofiliales de ida y vuelta con las de algunos animales. La madre osa panda, la madre ara?a, la leona¡ Una amalgama de posibles y diversas maternidades que, aunque alejadas de todo juicio, quedan vistas para sentencia. Va leyendo en este punto diversos textos a modo de f¨¢bula, sentada al fondo del escenario, la abogada Paquita Cobos Gil. Abogada en la vida real y en el espect¨¢culo, licenciada en Derecho y defensora activa de los derechos humanos, que proporciona una curiosa mezcla de verdad solemne y entra?able y que protagoniza uno de los momentos m¨¢s tiernos y emotivos junto a Galv¨¢n. El sentido del humor, otra constante en el discurso del bailaor, se vuelve delirante en esta obra, en algunos momentos pigmentados de costumbrismo surrealista. Dos m¨²sicos en directo y el cante y guitarra de Mar¨ªa Mar¨ªn completan esta especie de artefacto esc¨¦nico, jondo y comprometido, de excepcional belleza.
¡®Dream¡¯. Idea, creaci¨®n y direcci¨®n de Natalia Men¨¦ndez. Creaci¨®n y coreograf¨ªa de Israel Galv¨¢n. Teatro Espa?ol. Madrid. Hasta el 26 de mayo.
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