Malmoe o Malm?: que decida Google
El Malmoe, con esa graf¨ªa, fue finalista de la Copa de Europa en 1979 y recibi¨® en 2015 una goleada en el estadio Bernab¨¦u
El ¨²ltimo festival de Eurovisi¨®n se celebr¨® el 11 de mayo en la ciudad sueca de Malmoe, ex¨®nimo espa?ol que fue sustituido esta vez en casi todos los medios por el end¨®nimo Malm?. Ya saben ustedes: Londres es un ex¨®nimo y London es el end¨®nimo.
Cuando se abordan estos temas sale a relucir de paso la dualidad Lleida-L¨¦rida, y les digo ya que s¨ª: que en ese y otros top¨®nimos peninsulares se rompe la costumbre de adaptar la denominaci¨®n de las localidades importantes y no dar esa dignidad a las poco presentes en la historia com¨²n. Por eso traducimos Marseille (Marsella) pero no Aix-en-Provence. En casi todos los medios se decidi¨® escribir y decir Lleida o Girona como expresi¨®n de respeto y desagravio a los otros idiomas espa?oles. Ahora bien, en el caso de Malm? se me escapa qu¨¦ hermandad o reparaci¨®n podr¨ªa alegarse entre el sueco y el castellano.
La influyente Enciclopedia Espasa (tengo la edici¨®n de 1955) inclu¨ªa la graf¨ªa ¡°Malmoe¡±, con foto de su zona portuaria. Y la herramienta Ngram de Google muestra una goleada de esa opci¨®n frente a ¡°Malm?¡± a lo largo de los siglos XIX y XX en los miles de libros en espa?ol que almacena. En el a?o 2000, el ¨²ltimo del que ofrece datos, ¡°Malmoe¡± obtiene 9,7 menciones por cada 1.000 millones de palabras, mientras que ¡°Malm?¡± se queda en 1,2. Eso significa que en el 88% de las ocasiones en que un autor tuvo que elegir al respecto escogi¨® ¡°Malmoe¡±, frente al 12% en que se prefiri¨® la graf¨ªa ¡°Malm?,¡± que no se documenta hasta 1956.
En cambio, la tendencia se ha invertido en los ¨²ltimos a?os, como refleja el banco de datos acad¨¦mico del siglo XXI (el Corpes: 380.000 documentos, 410 millones de formas ortogr¨¢ficas). Ah¨ª se recoge ¡°Malm?¡± en 56 textos (44 de ellos de prensa), con una frecuencia de 130 por 1.000 millones de palabras; mientras que ¡°Malmoe¡± se queda en 26 documentos (23 de prensa) y una frecuencia de s¨®lo 60. El aumento en las menciones de esa ciudad se explica por la masiva presencia de diarios digitales en ese repositorio de nuestra ¨¦poca, frente a los ejemplares en papel de los dos siglos pasados.
El Libro de estilo de EL PA?S establece desde 2002 la tradicional graf¨ªa ¡°Malmoe¡±, que era la utilizada en el diario desde mucho antes, sobre todo cuando el club de f¨²tbol de esa ciudad fue finalista de la Copa de Europa en 1979. As¨ª se reprodujo tambi¨¦n en la derrota por 8-0 que sufri¨® ese equipo en el Bernab¨¦u el 9 de diciembre de 2015, con cuatro tantos de Cristiano. Muchos otros art¨ªculos mencionaron ¡°Malmoe¡± a?os atr¨¢s, y, curiosamente, las ¨²ltimas noticias sobre ¡°Malm?¡± se agrupan en la web bajo la etiqueta de archivo ¡°Malmoe¡±. Ahora bien, los medios audiovisuales espa?oles vocalizan ¡°Malmo¡±, en vez de la pronunciaci¨®n local que le corresponde: ¡°Malme¡±.
Entre unas cosas y otras, los top¨®nimos en castellano ceden terreno: ¡°Fr¨¢ncfort¡± sucumbe frente a ¡°Frankfurt¡±; ¡°Apulia¡± es desplazada por ¡°Puglia¡±...; la pronunciaci¨®n ¡°Elsinki¡± pierde ante ¡°Jelsinki¡± (Helsinki) y ¡°Miami¡± frente a ¡°Mayami¡±, en la muy transitada senda del anglocentrismo.
Miro en Google y si pongo ¡°Malmoe¡± salen las menciones de ¡°Malm?¡±; pero si lo hago al rev¨¦s, no veo las de ¡°Malmoe¡±. O sea, hay que escribir ¡°Malm?¡± para asomar por ah¨ª. Abro Google Trends (tendencias) y compruebo que las b¨²squedas dan una estrepitosa derrota de ¡°Malmoe¡±. El rastro de los viejos libros se pierde ante los algoritmos nuevos. Haremos lo que Google diga. Hoy ser¨¢ esto y ma?ana aquello. Google tiene su propio manual de estilo, y todos los medios acabamos escribiendo a su dictado.
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