A Hall & Oates se les rompi¨® el amor
La agria separaci¨®n de uno de los d¨²os m¨¢s exitosos de la historia del pop, con m¨¢s de 80 millones de discos vendidos, coincide con la publicaci¨®n de sus dos nuevos ¨¢lbumes
Menos mal que las cuitas en el pop internacional no suelen nutrir las p¨¢ginas de las revistas de papel satinado. De lo contrario, el estruendoso portazo que se han dedicado Daryl Franklin Hohl y John William Oates habr¨ªa eclipsado la separaci¨®n entre el futbolista ?lvaro Morata y la influencer Alice Campello o cualquier otro de los culebrones veraniegos que han amenizado las tertulias en la playa de las ¨²ltimas semanas. El t¨¢ndem a la que la asociaci¨®n discogr¨¢fica estadounidense certific¨® en 1984 como la pareja musical m¨¢s exitosa de todos los tiempos, el d¨²o que hasta 2022 compart¨ªa escenarios en giras sucesivas y que ha colocado m¨¢s de 80 millones de ejemplares de sus ¨¢lbumes por los hogares de medio mundo, no solo ha partido peras entre acusaciones de turbias maniobras econ¨®micas y expresiones rec¨ªprocas de ¡°ol¨ªmpico desd¨¦n¡±, como dir¨ªa la canci¨®n. Tambi¨¦n ha extendido su muy sonora (y sonada) versi¨®n de la guerra fr¨ªa hasta los anaqueles de las tiendas y los buscadores de las plataformas de streaming.
No se lo pierdan. John Oates ha puesto en circulaci¨®n su sexto ¨¢lbum en solitario, parad¨®jicamente titulado Reunion, apenas cuatro semanas antes de que Daryl Hall hiciera lo propio con el tambi¨¦n sexto elep¨¦ con su nombre, una obra de t¨ªtulo escuet¨ªsimo: D. ?Pura coincidencia? Que cada cual piense lo que le plazca, pero Oates llevaba seis a?os sin prodigarse por su cuenta y ?Hall no firmaba nada en nombre propio desde el elep¨¦ Laughing Down Crying, que se remonta a¡ 2011. Ya es casualidad. Las hostilidades se desataron el a?o pasado con una crudeza y virulencia que nadie habr¨ªa imaginado en un d¨²o que comparti¨® media docena de n¨²meros 1 en las listas estado?unidenses y hasta 16 canciones en los 10 primeros puestos de las clasificaciones. Pero ni la l¨ªrica ni la armon¨ªa tienen posibilidades de prevalecer frente al maldito parn¨¦, y el rubio Hall (hoy entrecano) estall¨® contra el moreno Oates (que orill¨® el bigote por la perilla) al saber que hab¨ªa intentado vender por su cuenta a un fondo de inversi¨®n la parte que le corresponde en Whole Oats Enterprises, su sociedad conjunta de derechos. Las disensiones no solo se han judicializado, sino que se traducen incluso en una orden de alejamiento.
Hall se inscribe en un estilo fiel al del grupo, mientras que Oates opta por un disco m¨¢s bien introspectivo y folk
Los firmantes de ¨¦xitos tan colosales como ¡®Maneater¡¯, ¡®Rich Girl¡¯, ¡®I Can¡¯t Go for That¡¯, ¡®Sara Smile¡¯, ¡®Out of Touch¡¯, ¡®You Make My Dreams¡¯ o ¡®Kiss on My List¡¯ conocieron su ¨¦poca dorada hace ya m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, pero no hab¨ªan dejado de frecuentar las tablas y en 2014 fueron incluidos en el Sal¨®n de la Fama, la bendici¨®n honor¨ªfica por excelencia en Estados Unidos. Con motivo de la publicaci¨®n de D, sin embargo, Hall emple¨® en Billboard, la biblia de la industria musical, el m¨¢s desde?oso de sus registros para referirse a su ya excompa?ero. ¡°Toda mi vida he sido un solista, con independencia de que trabajase junto a, mayormente, John¡±, formul¨® antes de confesarse ¡°liberado¡±. Tambi¨¦n reconoci¨® que llevaba ¡°mucho, mucho tiempo¡± sin hablar con Oates y que su ¨²ltima colaboraci¨®n con l¨¢piz y papel entre las manos se remonta ¡°al a?o 2000, y hab¨ªa alguien m¨¢s¡±.
Parece evidente, en suma, que ni hay sue?os compartidos que materializar ni besos para anotar en las respectivas listas del veterano d¨²o: Oates tiene 76 a?os y Hall cumplir¨¢ en octubre 78. Pero los aficionados pueden disfrutar ahora, en compensaci¨®n, de la sutil e ins¨®lita rivalidad creativa que se ha suscitado entre ambos. Porque D y Reunion son trabajos de sensibilidades extremadamente dispares, pero complementarias. Y en los que sus protagonistas, aunque disfruten de su sobrevenida solter¨ªa art¨ªstica, se han buscado nuevas parejas circunstanciales. Daryl concede ampl¨ªsimo protagonismo como productor a su buen amigo Dave Stewart, en tiempos la mitad de Eurythmics, y adem¨¢s este verano se ha embarcado en una gira conjunta a medias con Elvis Costello, una alianza sorprendente por m¨¢s que el rubio de Filadelfia hiciese las segundas voces en una vieja, bella y no muy recordada canci¨®n del gafotas de Liverpool, ¡®The Only Flame in Town¡¯. Por su parte, John se asocia puntualmente en la composici¨®n con A. J. Croce, hijo del a?orado Jim Croce (el de ¡®Time in a Bottle¡¯ o ¡®Bad, Bad Leroy Brown¡¯) y autor menos (re)conocido de lo que merecer¨ªa.
Dinamitados, por lo que se ve, todos los puentes entre los integrantes de aquel t¨¢ndem f¨¦rtil y prodigioso, dir¨ªase que Hall se ha esforzado en afianzar su condici¨®n de voz y firmante principal en la extinta pareja. D aporta un repertorio de familiaridad apacible e identificable desde el primer pu?ado de compases, con una preferencia absoluta por ese Philly Soul acaramelado y meloso de los setenta (¡®Break It Down to the Real Thing¡¯) que Hall elev¨® en docenas de ocasiones a se?a de identidad. Su antiguo aliado, sin embargo, opta por un perfil mucho m¨¢s intimista y ac¨²stico, un bello y ensimismado cancionero de country folk que sit¨²a sus coordenadas geogr¨¢ficas y sentimentales bastante m¨¢s cerca de Nashville que de Filadelfia. Y que encontr¨® la espoleta de la inspiraci¨®n en el reciente 100? cumplea?os del padre de Oates, una onom¨¢stica que el anciano aprovech¨® para hablarle a su hijo de su inminente ¡°reuni¨®n¡± con su fallecida esposa.Los nost¨¢lgicos de H&O encontrar¨¢n en D un grato y familiar sustitutivo, un trampantojo que reproduce en ¡®Can¡¯t Say no to You¡¯ o ¡®The Whole World¡¯s Better¡¯ esas canciones sencillas y efectivas que se lanzaban en plancha a por el estribillo. Pero quienes no pretendan revivir tiempos ya del todo irrepetibles se llevar¨¢n con Reunion la grat¨ªsima sorpresa de un creador a menudo eclipsado por aquel partenaire que hoy solo le ofrece su despecho.
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