¡®Jerusal¨¦n liberada¡¯, de Torquato Tasso: la maestr¨ªa melodram¨¢tica que obsesion¨® a Cervantes, Stendhal y Baudelaire
El legendario poema ¨¦pico sobre la Primera Cruzada ha sido una fuente inagotable de inspiraci¨®n. La nueva traducci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨® acerca este cl¨¢sico al lector de nuestra ¨¦poca
Inspir¨® lo mismo a Baudelaire que a Byron, Stendhal se sent¨ªa ¡°subyugado en cada octava real¡± y a Cervantes se le ha descrito con sus libros bajo el brazo: c¨¦lebre ya en su ¨¦poca, la posteridad literaria de Torquato Tasso (Sorrento, 1544-Roma, 1595) representa uno de los casos m¨¢s clamorosos de grande venerado por los grandes. Incluso si hacemos abstracci¨®n de sus reverberaciones ¡ªde Haendel a Delacroix¡ª ...
Inspir¨® lo mismo a Baudelaire que a Byron, Stendhal se sent¨ªa ¡°subyugado en cada octava real¡± y a Cervantes se le ha descrito con sus libros bajo el brazo: c¨¦lebre ya en su ¨¦poca, la posteridad literaria de Torquato Tasso (Sorrento, 1544-Roma, 1595) representa uno de los casos m¨¢s clamorosos de grande venerado por los grandes. Incluso si hacemos abstracci¨®n de sus reverberaciones ¡ªde Haendel a Delacroix¡ª en otras artes, es dif¨ªcil no caer en el estupor al pensar en un poeta capaz de obsesionar a un Montaigne o a un Leopardi, y cuyo aliento todav¨ªa se ha de notar, como ha estudiado Javier del Prado, en Proust y aun en un Jean Lorrain.
La suerte de Tasso hijo entre los escritores, adem¨¢s, ha corrido pareja a su peso entre la cr¨ªtica: la Jerusal¨¦n liberada ha sido siempre un parque de recreo para los especialistas en historia textual; la versi¨®n de Aminta de Juan de J¨¢uregui, alabada por Cervantes, pasa por ser una de las traducciones ejemplares de la lengua, y el conjunto de sus obras, en fin, representa de por s¨ª un momento flector en la preceptiva literaria. Por si fuera poco, Tasso iba a mostrarse prof¨¦tico tambi¨¦n en mezclar la vida con el arte, y as¨ª, ¡°la proyecci¨®n psicop¨¢tica¡± de su figura, a decir de Joaqu¨ªn Arce, ha contribuido tambi¨¦n a asentar el mito de un artista de estro atormentado, amores imposibles y car¨¢cter melanc¨®lico.
Uno de los muchos m¨¦ritos de la edici¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨® es precisamente devolver el mito de Tasso a una de las escasas ¨¦pocas en las que parece ausente. En esencia un poema ¨¦pico dedicado a la conquista de los Santos Lugares durante la Primera Cruzada, la misma Jerusal¨¦n liberada que, desde hace siglos, es motivo de regocijo para fil¨®logos puntillosos, es tambi¨¦n un portento dram¨¢tico de gran intensidad que, por alg¨²n motivo, no ha llegado a la atenci¨®n de nuestros contempor¨¢neos: directores de cine, guionistas de series o guerreros culturales capaces de enardecerse con la lucha de las arme pietose contra el Mal, aqu¨ª encarnado en el infiel.
Poco extra?a el ardor: en la Gerusalemme hay apariciones, profec¨ªas, bebedizos y encantamientos, camuflajes, magos ancianos, campesinos que en realidad son reyes, honey traps, criadas que nacieron princesas y alg¨²n d¨ªa volver¨¢n a serlo, amor de esposos y amor di breve vista. La maestr¨ªa melodram¨¢tica es total: los buenos son humanos, yerran, ri?en, se atolondran; los malos no son tan malos, y hasta Solim¨¢n se conmover¨¢ y llorar¨¢ con la muerte de un favorito: si aqu¨ª hay romanticismo, tambi¨¦n hay piedad, y de ambos hontanares se nutrir¨¢ el Quijote. Esta nitidez de las individualidades explica en buena parte la pervivencia en los siglos del poema: Godofredo, Rinaldo, Tancredo, y tambi¨¦n Clorinda, Herminia y Armida. Tasso, no en vano, tiene una mano extraordinaria para el personaje de la mujer fuerte, como la tiene para sacar partido melodram¨¢tico de parejas, ya sean antagonistas o c¨®mplices, amantes o guerreros.
Otra parte de la pervivencia de la Gerusalemme solo puede explicarse por la pura belleza de los versos, que nos llevan a un mundo desusado en el que poes¨ªa y acci¨®n ejercen juntas y, no obstante el prop¨®sito de fervor que alienta la obra, amor y melancol¨ªa aparecen como pasiones emancipadas: Tasso canta las gestas del siglo XI, pero desde el siglo XVI. Por eso tambi¨¦n las reincidencias cl¨¢sicas (¡°en parca mesa el huerto y los reba?os / me sirven alimentos no comprados¡±), que en alg¨²n momento emocionan: c¨®mo no evocar, al leer ¡°escon notturni e piani e per lo colle¡± al Virgilio del ¡°ibant obscuri sola sub nocte per umbram¡±. La ext¨¢tica presentaci¨®n de Arminda, uno de los pasajes m¨¢s hermosos de la obra, es tambi¨¦n un ramalazo de esta ¡°graciosa pagan¨ªa¡±.
En la Gerusalemme, Tasso tiene que cantar una gran empresa cuyo final es conocido, lo que le llev¨® a afrontar debates bien hodiernos sobre verdad y ficci¨®n, para finalmente defender la autonom¨ªa del poema como ¡°quasi un piccolo mondo¡± y ofrecer ¡°la verdad¡±, pero, eso s¨ª, ¡°ali?ada en dulces versos¡±. Otras conformidades tambi¨¦n le preocupar¨ªan: ante todo, una voluntad sincera de fidelidad (estamos en tiempos de Trento) a la doctrina cat¨®lica, que finalmente se va a sustanciar en que la Jerusal¨¦n liberada se publique sin consentimiento del autor. El propio Tasso, con el tiempo, dar¨ªa a la imprenta una Jerusal¨¦n conquistada que redund¨® tal vez en paz de su muy escrupulosa conciencia pero que result¨® indiferente para la historia de la literatura.
La edici¨®n cuenta con no pocas misericordias bien ¨²tiles: ¨ªndice de personajes y lugares, una sinopsis antes de cada uno de los veinte cantos y un perfecto acompasamiento tipogr¨¢fico entre la versi¨®n espa?ola y el original italiano. En consonancia con el Tasso, la labor de Mic¨® ha sido tambi¨¦n ¨¦pica (tras, por ejemplo, su Comedia) y de la mayor piedad para con el texto y con nosotros. No han faltado traducciones sabrosas y todav¨ªa legibles, como la de un misterioso Juan Sede?o, al poco de morir Tasso. Sin voluntad arcaizante, y concedi¨¦ndose las m¨ªnimas libertades en materia de fidelidad textual, la de Mic¨® es una traducci¨®n para el lector culto de nuestra ¨¦poca, acostumbrado a sus cl¨¢sicos pero tambi¨¦n a c¨®mo estos resuenan en la poes¨ªa de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Por voluntad de la aludida fidelidad textual, se ha prescindido de la rima salvo en los pareados finales de cada estrofa, una soluci¨®n que mantiene la cadencia de las octavas y que no es ajena al o¨ªdo del lector de poes¨ªa contempor¨¢nea. El resultado es tan sobresaliente como el empe?o, y esta Jerusal¨¦n liberada merece honores de fondo de armario en la biblioteca familiar.
Jerusal¨¦n liberada
Edici¨®n, notas y traducci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨®
Acantilado, 2024
784 p¨¢ginas. 49 euros