¡®La habitaci¨®n alemana¡¯, de Carla Maliandi: Alicia en el pa¨ªs de las maravillas

Un ping¨¹ino en mi ascensor. Un elefante en la cacharrer¨ªa -o en la ba?era-. Una burra en un garaje. Un africano por la Gran V¨ªa. Una profesional bonaerense en una residencia de estudiantes de Heidelberg. En la habitaci¨®n alemana. En una habitaci¨®n alemana que no est¨¢ en Berl¨ªn ni Hamburgo ni Frankfurt, sino en ese lugar llamado Heidelberg que no fue destruido por las bombas durante la Segunda Guerra Mundial. Se riza el rizo y el entorno rutinario se ilumina por efecto de la disonancia y la imprevisibilidad: ¡°Mi ba?o, mis toallas, mi cocina, mis ollas, mi living, mi sill¨®n, mi biblioteca, ac¨¢ mi peque?o jard¨ªn, mis plantas, mi regadera, mi p¨¢jaro muerto en el c¨¦sped¡­¡±. Es como si Maliandi pusiera en pr¨¢ctica los aprendizajes de talleres de escritura creativa a los que quiz¨¢ no haya asistido nunca. Da igual. El texto es amargo, tierno, a ratos divertid¨ªsimo.

Una mujer, dolida y desubicada, vuelve al ex¨®tico lugar de su infancia, donde su pap¨¢ fue profesor cuando era peque?a, y vive experiencias que se parecen al viaje de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas: una luminosa muchacha japonesa se suicida y le lega sus bienes, entre ellos sus zapatos; un chico tucumano se convierte en fiel escudero; el fiel escudero, que dice ejermosa para expresar su admiraci¨®n por la casa en la que la protagonista encuentra el p¨¢jaro muerto, tiene una hermana, Marta Paula, que llama por conferencia desde Tucum¨¢n para comunicar los vaticinios de una pitonisa peligros¨ªsima; la madre de la suicida japonesa, la se?ora Takahashi -soy fan- no disimula su atracci¨®n sexual hacia los j¨®venes muchachos; hay un karaoke, cenas, hospitales y subidas al castillo de Heidelberg, que para m¨ª es un lugar misterioso y bell¨ªsimo. La protagonista-narradora, rodeada de sombrereros locos, est¨¢ atrapada en un tiempo que ella misma ha cerrado en bucle. Un tiempo que es casi una cualidad del espacio. Se dice que Maliandi no escribe sobre el crecimiento personal y es cierto; sin embargo, a m¨ª me parece que escribe sobre la perplejidad de los aprendizajes. Y los aprendizajes de la perplejidad. Como en Alicia, tambi¨¦n los reflejos tienen importancia. La fusi¨®n de las im¨¢genes en dos espacios aparentemente distintos.

Hay que felicitar a la editorial Barrett por haber rescatado esta novela publicada en 2017. De vuelta al humor, me pregunto si hoy a la autora se le habr¨ªa ocurrido escribir ejermoso reproduciendo el sonido de cierta habla tucumana o retratar a la se?ora Takahashi. Espero que s¨ª. Carla Maliandi muestra su sabidur¨ªa a la hora de construir personajes, articular tramas, conseguir efectos de extra?eza. Pero, sobre todo, destaca por un fin¨ªsimo sentido del humor y un toque de locura contenida que le permiten hablar del duelo y de la p¨¦rdida de las razones para vivir, de la semilla oscura, a trav¨¦s de las claves del relato maravilloso, lo absurdo y lo on¨ªrico. La ausencia de sentido de la vida trasciende los c¨®digos del existencialismo o de la filosof¨ªa de los pensadores que deambularon por Heidelberg, y se coloca sobre el alambre fun¨¢mbulo de una anti-hero¨ªna que vive en lo peque?o y lo risible. Detr¨¢s del duelo llega una esperanza sin ingenuidad, que adopta m¨²ltiples formas y nace en los lugares m¨¢s inesperados. La nieve, el Neckar, el regazo caliente de un bisonte. Qu¨¦ magn¨ªfico final. S¨ªntesis pura.

La habitaci¨®n alemana

Carla Maliandi
Random House, 2023
186 p¨¢ginas. 8,54 euros (e-book)

La habitaci¨®n alemana

Carla Maliandi
Barrett, 2024
160 p¨¢ginas. 17,90 euros