Voracidad variable
Los tribunales colegiados est¨¢n para acoger discrepancias
La prevaricaci¨®n judicial la juzgan los jueces. A ellos les corresponde se?alar cu¨¢ndo una resoluci¨®n judicial es condenable, como prevaricadora, y cu¨¢ndo no. A veces eso es f¨¢cil, porque la actuaci¨®n del juez es directamente criminal, gansteri. A veces es discutible, y no se ponen de acuerdo entre los propios jueces juzgadores. A veces esperamos, quiz¨¢ con escasa esperanza, que cunda el buen juicio entre ellos. Hay ejemplos para todo.
Primer ejemplo: un juez de Barcelona que, aliado con un abogado, supuestamente defensor, cobraba a trav¨¦s de este, de determinados acusados por delitos econ¨®micos cuantiosos, para evitar su encarcelamiento, o para conseguir su libertad cuando previamente los hab¨ªa mandado a prisi¨®n. Repart¨ªan entre s¨ª el bot¨ªn, hasta que fueron denunciados, juzgados, encarcelados y expulsados de sus respectivas profesiones. Las resoluciones de ese juez eran verdaderamente delictivas, y prevaricadoras. Segundo ejemplo: el sedicente sindicato Manos limpias y otras entidades de su entorno, que disparan querellas contra todo lo que se mueva, con tal de que les parezca progresista, pusieron una querella por prevaricaci¨®n contra los magistrados del Tribunal Constitucional. El motivo era que hab¨ªan permitido la legalizaci¨®n de la coalici¨®n electoral de Bildu, en contra de la decisi¨®n del Tribunal Supremo. El Supremo hab¨ªa decidido anteriormente la ilegalizaci¨®n por nueve votos contra siete. El Constitucional rectific¨® despu¨¦s, posibilitando la legalizaci¨®n, por seis votos contra cuatro. Los tribunales colegiados est¨¢n, precisamente, para acoger las discrepancias, que si no, bastar¨ªa con un magistrado en cada tribunal.
Las discrepancias, en el tema de Bildu, son notorias. Pero eso no quiere decir que unos u otros, en uno y otro tribunal, sean prevaricadores. Y as¨ª lo ha dicho finalmente, y por unanimidad, otra Sala del Tribunal Supremo al no admitir la querella de Manos limpias. Lo ha dicho, cargada de raz¨®n y buen juicio, repitiendo argumentos del Tribunal Constitucional. ¡°Solo puede haber prevaricaci¨®n cuando la decisi¨®n se sit¨²a extramuros del conjunto de opiniones defendibles por la comunidad jur¨ªdica¡±. Es decir, cuando la resoluci¨®n es ¡°imprevisible tanto para sus destinatarios como para la sociedad en la que el juez est¨¢ inserto¡±. Entre los magistrados que decidieron esto por unanimidad estaba Luciano Varela, agrio instructor del sumario de Garz¨®n por los cr¨ªmenes del franquismo, incoado por querella de Manos limpias, en contra de la opini¨®n de la fiscal¨ªa. Los magistrados, ahora un¨¢nimes, expresan su reproche y exasperaci¨®n contra el sedicente sindicato y sus ac¨®litos se?alando ¡°la patente voracidad litigiosa de las asociaciones querellantes¡±.
Tercer ejemplo: esta voracidad ya era patente en la primera querella contra Garz¨®n, tramitada sin reproches ni exasperaci¨®n por Varela. Y ello, a pesar de que tambi¨¦n era patente que buena parte de la comunidad jur¨ªdica, y de la sociedad democr¨¢tica, espa?ola y mundial, ¡°en la que el juez est¨¢ inserto¡±, aplaud¨ªa esperanzada la actuaci¨®n judicial, manifiestamente ¡°defendible¡±, por m¨¢s que fuera innovadora o discutible.
Por similares razones que sirvieron de justa base para rechazar la querella contra los magistrados del Tribunal Constitucional, deber¨ªa haberse rechazado la interpuesta contra Garz¨®n. Y ahora, con Garz¨®n ya en el banquillo de los acusados, debemos esperar que el buen juicio prevalezca entre los magistrados que le juzguen. Lo que se le imputa no se parece en nada a una prevaricaci¨®n propiamente dicha, como la de nuestro primer ejemplo. Se parece, y mucho, a lo del segundo ejemplo. Y ser¨ªa socialmente incomprensible, e inaceptable, que se otorgara a Manos limpias el beneficio de una voracidad litigiosa variable, seg¨²n contra qui¨¦n dispara sus querellas.
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