Anfitri¨®n de su Santidad
Centenares de miles de peregrinos tomaron la ciudad en verano, durante la visita de Benedicto XVI
No fue un agosto desierto. Durante m¨¢s de una semana, la ciudad entera se pleg¨® a los peregrinos. Adolescentes protegidos del sol con viseras, inconfundibles con el pa?uelo anudado y la mochila de colores c¨¢lidos. ¡°La juventud del Papa¡±, gritaban ellos por las calles, en las misas o en el metro. Recibieron a Benedicto XVI en mitad de un calor sofocante. Le cantaron entre l¨¢grimas en su recorrido por la calle de Alcal¨¢. Muchos caminaron a pie hasta el aer¨®dromo de Cuatro Vientos, extenso como 48 campos de f¨²tbol, donde el repentino viento y la lluvia impidieron comulgar al mill¨®n y medio de asistentes (seg¨²n cifras de la organizaci¨®n) prestos a arropar al Pont¨ªfice.
A su lado, aunque no en segundo plano, apareci¨® en todas las ceremonias el jefe de la Iglesia cat¨®lica en Espa?a y arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela. Fue el art¨ªfice de la organizaci¨®n, el cicerone de su Santidad.
Macroevento religioso
El arzobispo de Madrid fue el art¨ªfice de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada entre los d¨ªas 16 y 21 de agosto.
Antes de los fastos, Rouco acudi¨® a Roma con algunos de los 40 mecenas (Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco Santander o C¨¦sar Alierta, de Telef¨®nica, entre otros) que ayudaron a sufragar los 50 millones que cost¨® el macroevento de la fe, sin contar con aportaciones p¨²blicas. Solo Metro dej¨® de ingresar 20 millones por las rebajas en los abonos de transportes.
La cita fue ampliamente criticada por los cristianos de base, que la definieron como ¡°demostraci¨®n de poder¡± m¨¢s que una reuni¨®n de j¨®venes. Los te¨®logos de la Asociaci¨®n Juan XXIII lo llamaron ¡°papolatr¨ªa¡±. Provoc¨® un in¨¦dito corte de tr¨¢fico de seis d¨ªas en el centro de Madrid. Centenares de miles de j¨®venes de todo el mundo ocuparon 693 establecimientos p¨²blicos (colegios, institutos, polideportivos...) y dejaron sin vacaciones a miles de funcionarios. ¡°Sois los centinelas del ma?ana¡±, les defini¨® Antonio Mar¨ªa Rouco Varela en una primera eucarist¨ªa con Cibeles repleta de pantallas gigantes de televisi¨®n, 800 obispos, arzobispos y cardenales reunidos y 8.000 sacerdotes para repartir la comuni¨®n.
Una multitud de laicos, cristianos de base, republicanos, gais, ateos e indignados tom¨® la calle el d¨ªa antes de la llegada del Papa. La manifestaci¨®n no autorizada acab¨® con enfrentamientos con los peregrinos y siete detenidos. Protestaban contra ¡°el boato y el gasto p¨²blico¡± de la cita. Entre las pancartas, referencias a la hambruna de Somalia: ¡°Con el papam¨®vil se llega al Cuerno de ?frica¡±.
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