Anatom¨ªa de una cabalgata
El desfile de la noche de Reyes convoca, adem¨¢s de fascinaci¨®n infantil, perfiles humanos diversos El peculiar ecosistema hace que la ciudad se transforme para el ¨²ltimo acto de la Navidad
Quedan cuatro horas para que empiece la cabalgata y el s¨®tano del Ministerio de Fomento es un guirigay de voluntarios y pajes. Nervios, m¨¢scaras, bocadillos envueltos en papel albal... Por ahora, ni rastro de sus majestades. ¡°Golfillo 2¡±, reza un cartel pegado a un jersey. ¡°Maquinista¡±, dice otro sobre una chaqueta. Chari Esteban, de 59 a?os y responsable de vestuario de la cabalgata desde hace nueve a?os, pone orden en el caos. A ella le lleva dos meses y medio preparar el vestuario de los cien pajes que acompa?an a sus majestades, reclutados a trav¨¦s de la red de voluntarios del Ayuntamiento de Madrid. ¡°Hay que organizar todo con estrategia militar¡±, dice mientras le coloca la capa a un figurante.
Gabriela Ramos, de 25 a?os, canguro de ni?os y originaria de Honduras, es una de las pajes del rey preferido por la mayor¨ªa: Baltasar. Ramos lleva un bonito vestido rojo con el que camina con dificultad. El momento que m¨¢s le gusta es cuando los ni?os le dan sus cartas. Y lo dice con conocimiento de causa: es el cuarto a?o en el que participa. Tambi¨¦n va con Baltasar Jaime Novo, periodista y emprendedor, el primer paje madrile?o gracias a Twitter (su cuenta es @popquesi), pues gan¨® un concurso organizado a trav¨¦s de esta red social con un cuento de 140 caracteres: ¡°El se?or y la se?ora perdiz fueron felices y comieron princesas¡±.
En el camerino del fondo, Anto?ita viuda de Ruiz celebra su 87 cumplea?os como viene siendo habitual desde hace 40 a?os: peinando barbas y pelucas para la cabalgata. Anto?ita ¡ªuna m¨ªtica del teatro madrile?o, empleada del teatro Espa?ol¡ª empez¨® a trabajar ayer a las nueve de la ma?ana: ¡°Se me hab¨ªa despistado la peluca del paje principal del rey negro...¡±, dice esta mujer menuda y carism¨¢tica. ?C¨®mo es que lleva haciendo esto 40 a?os? ¡°Es una tradici¨®n. Si no lo hago, es como si me fuera a pasar algo¡±.
A unos metros de all¨ª, en un estanque improvisado con una manguera y un barre?o, las 64 ocas de Jos¨¦ Miguel Espinosa giran por turnos para ponerse en remojo. Este agricultor de Pamplona se present¨® un d¨ªa voluntario para participar en la cabalgata, por la que este a?o han desfilado 1.800 personas, y que ha costado 814.000 euros; un magro ahorro de 10.000 euros respecto a 2011. ¡°Empec¨¦ porque vinieron 20 ocas a mi finca y me dijeron que eran pajes de los reyes...¡±, empieza Miguel¨ªn, que pronto pierde el hilo. ¡°No s¨¦, esto es ilusi¨®n, es para los ni?os¡±, zanja. Para que sus ocas no salgan despavoridas, las acostumbra al ruido desde que nacen. ¡°Y de vez en cuando tiro petardos. ?La finca es una fiesta todo el a?o!¡±.
En la calle, ni?os y padres cogen sitio desde hace horas tras la valla. Muchos van armados de escaleras, los m¨¢s organizados llevan una por cada miembro de la familia. Est¨¢ el clan de la escalera y luego est¨¢ el clan del paraguas. Como el de Carmen Sanz, profesora, que explica: ¡°Se usa abierto o para coger con el mango los caramelos que se quedan en el suelo¡±. Daniel y Berta, de 2 y 3 a?os, esperan la hora atiborr¨¢ndose de ganchitos. Y llega: a las 18.30 la cabalgata echa a andar liderada por un mont¨®n de carruajes de marcas comerciales, se?al del cambio de los tiempos: compa?¨ªas de tel¨¦fonos, de productos electr¨®nicos, de viajes... y hasta de papel de v¨¢ter.
¡°??Aqu¨ª!!¡±, se dejan la garganta los ni?os pidiendo caramelos. Muchos no llegan al p¨²blico, se quedan en el suelo para desesperaci¨®n de los presentes. Los preferidos de este a?o son los de Sanitas, una suerte de gominolas con forma de dinosaurio. Al cami¨®n de la compa?¨ªa de seguros ¡ª-que en un extra?o alarde de honestaidad acompa?an enfermos en sus camas¡ª se le escapan r¨ªos de gominolas de las tripas, son tantos que va dejando un reguero de gominolas por la Castellana para frustraci¨®n de los ni?os, en especial de los que van sobre la carroza del Atl¨¦tico de Madrid, que le sigue, y que parecen m¨¢s interesados en coger las gominolas de dinosaurio que en repartir las suyas propias.
Cerrando el s¨¦quito van, al fin, sus majestades, que avanzan con cierta premura para llegar a la hora a Cibeles. All¨ª, a las 21.00, les recibe cariacontecida la nueva alcaldesa, Ana Botella, y sus majestades, que se parecen bastante a varios concejales, le hacen un gui?o en su discurso: ¡°Nos han dicho que es la primera alcaldesa que ha tenido esta ciudad en toda su historia¡±, clama Gaspar, encargado de leer el discurso. Y los fuegos artificiales empiezan a silbar...
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