La delegada republicana
Cristina Cifuentes, nueva inquilina de la Delegaci¨®n del Gobierno, es una mujer dialogante Le apasionan Borges, los toros, la antropolog¨ªa y Woody Allen
Cristina Cifuentes es una mujer alegre y accesible, con un punto desbocado e imparable en el discurso, que le cae bien a casi todo el mundo. A los leales a Esperanza Aguirre, pero tambi¨¦n al c¨ªrculo de Mariano Rajoy. A los chicos de la bancada azul, pero tambi¨¦n a sus adversarios socialistas. A los empresarios m¨¢s poderosos de la regi¨®n, pero tambi¨¦n a los sindicalistas m¨¢s reivindicativos. ¡°Es milagroso c¨®mo puede navegar por aguas tan complicadas sin hundirse nunca¡±, resumen sus colaboradores m¨¢s directos. Algunos de sus mejores amigos en pol¨ªtica son miembros de Izquierda Unida.
Por eso, cuando se pide a la gente que la conoce que la defina usan palabras como ¡°consenso¡±, ¡°moderaci¨®n¡± y ¡°di¨¢logo¡±. La m¨¢xima que orienta las decisiones de Cifuentes (Madrid, julio de 1964) es no crear un problema mayor tratando de imponer un punto de vista menor. Una ¨®ptica de las cosas que se sustancia en una frase: ¡°Es preferible un mal acuerdo a un buen pleito¡±. Pero tambi¨¦n apela a la firmeza, claro: ¡°Pu?o de hierro en guante de seda¡±. Y a la ley. Todo ello muy apropiado trat¨¢ndose, desde el pasado viernes, de la nueva delegada del Gobierno de la Comunidad. ¡°A veces hay que usar la mano izquierda, otras la derecha y, en ocasiones, ambas¡±, resumen sus ¨ªntimos.
A Cristina Cifuentes le gusta el ruido. El bullicio, las calles estrechas, las multitudes y los escaparates de Madrid. Vive en pleno centro de la capital, en la calle de Manuela Malasa?a, y pas¨® toda su infancia en el barrio de Arg¨¹elles. Le aburr¨ªa la idea de las urbanizaciones an¨®nimas y pulcras de las afueras. Y es que Cifuentes, de bien estructurada ideolog¨ªa liberal, es una mujer que se ajusta muy poco a los estereotipos ¡°de la se?orona de derechas¡±. Aunque su padre fue general de artiller¨ªa y su madre un ama de casa devota que cri¨® una extensa familia con ocho hijos.
Cifuentes lo dice claro cada vez que se le pregunta. Se define como agn¨®stica, pero respetando ¡°profundamente¡± todas las convicciones religiosas y ¡°admitiendo la tradici¨®n judeo-cristiana de Occidente en la que Espa?a esta inmersa¡±. Un respeto que lleg¨® hasta el punto de llevar a sus dos hijos a un colegio religioso. Eso, cuando eran peque?os. Ahora, ¡°los ni?os¡± tienen 22 y 19 a?os y estudian en la universidad. Una instituci¨®n que le es muy familiar a Cifuentes, licenciada en Derecho por la Complutense y funcionaria del Cuerpo T¨¦cnico Superior de esta instituci¨®n.
Siempre ha mantenido su puesto de trabajo, y nunca se ha dedicado en exclusiva a la pol¨ªtica. Su ¨²ltimo cargo pol¨ªtico fue el de vicepresidenta de la Asamblea de Madrid.
Sus dudas religiosas exasperan a su madre, que cada vez que la oye expresarlas se santigua. ¡°Es que es de misa diaria¡±, revelan sus familiares. Una de las experiencias ¡°m¨¢s duras¡± de la m¨¢s que frecuente presencia televisiva de Cifuentes fue perorar sobre la visita del Papa en las Jornadas Mundiales de la Juventud en un canal muy conservador, ¡°sin poder decir durante una hora que no ten¨ªa nada clara la existencia de Dios¡±.
Ha sido una de las voces populares m¨¢s recurrentes en todo tipo de tertulias televisivas y radiof¨®nicas. Muchas de ellas, tremendamente conservadoras. All¨ª ha sacado su lado m¨¢s agresivo, ¡°aunque siempre sigue siendo un ejemplo de moderaci¨®n en comparaci¨®n con algunos de los de su partido¡±, seg¨²n uno de los contertulios con los que se suele medir en estos debates. Una moderaci¨®n, generalmente orientada a temas sociales, que le llev¨® a defender dentro del PP la retirada del recurso de inconstitucionalidad al matrimonio homosexual, por ejemplo. Es frecuente que Cifuentes adopte un punto de vista moderado en asuntos que tienen que ver con los derechos de los ciudadanos.
Otra peculiaridad ideol¨®gica de Cifuentes es que es abiertamente republicana. Respeta la instituci¨®n y se declara ¡°juancarlista por el contexto¡±. Pero aparte de ese contexto especial de la Transici¨®n, considera la instituci¨®n ¡°una anacron¨ªa sin sentido¡±. ¡°No es l¨®gico que la jefatura del Estado lo sea de manera hereditaria y no por votaci¨®n de los ciudadanos¡±, cree. Sus democracias ¡°ejemplares¡± son la estadounidense, ¡°desde luego¡±, pero tambi¨¦n el modelo federal alem¨¢n o el bastante estatalista franc¨¦s.
Le gustan los medios. Y las nuevas tecnolog¨ªas. Usuaria entusiasta y muy activa de las redes sociales, ha dado conferencias sobre la utilidad de estas herramientas ¡°para acercarse a los ciudadanos¡±.
El s¨¢bado, para explicar que no pod¨ªa acercarse al teclado del ordenador porque la ten¨ªa ¡°secuestrada¡± el tel¨¦fono con miles de felicitaciones y alg¨²n que otro problema prematuro, coment¨® que estaba ¡°en modo 1.0¡±. Los peque?os problemas que le han surgido ya tienen que ver con el cargo. Un colaborador directo desliza que tiene sobre la mesa el dispositivo para actuar ante la alerta por posibles nevadas de la madrugada de hoy.
Pero ese perfil tan conocido de amante de los ordenadores y dem¨¢s ¡°juguetitos¡± cibern¨¦ticos no ha sepultado sus pasiones m¨¢s pretecnol¨®gicas. Por ejemplo, la lectura. Cifuentes, que lee por el mero gusto de pasar el rato y sin ninguna pretensi¨®n, ha colocado en su altar particular al argentino Jorge Luis Borges. ¡°Borges es Borges¡±, ha comentado en alguna ocasi¨®n con veneraci¨®n. Detr¨¢s, Paul Auster o Javier Mar¨ªas. Y como pertinaz afici¨®n, la novela negra. Camilleri, Mankell o Donna Leon.
Pasional y muy activa, en los ¨²ltimos meses se ha enamorado de las viejas narraciones del belga Georges Simenon ¡ª¡°algunas son unos dramas tremendos¡±¡ª y se las ha le¨ªdo todas de golpe.
Pero por encima de la lectura, el cine. El oficio que Cristina Cifuentes hubiese querido para ganarse la vida cuando era adolescente es el de cr¨ªtico de pel¨ªculas. Ha pasado tardes enteras en una sala de versi¨®n original, sola, viendo hasta tres pases seguidos.
Y, dicen sus familiares, est¨¢ contando los d¨ªas para que estrenen El hobbitt. Le gusta el cine estadounidense de aventuras, pero tambi¨¦n Akira Kurosawa. Su filme favorito de todos los tiempos es Blade runner, y sus directores predilectos los hermanos Coen, Woody Allen y Sof¨ªa Coppola.
Tambi¨¦n es aficionada a los toros (pertenece al consejo taurino), y confiesa un gran inter¨¦s, ¡°entusiasmo¡±, por la antropolog¨ªa. ¡°Qui¨¦nes somos, de d¨®nde venimos¡±, especifica un familiar, que revela que uno de los momentos ¡°m¨¢s especiales¡± de su vida fue una visita a Atapuerca acompa?ada por los directores de la excavaci¨®n.
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